OPINIÓN - SÁBADO, 15 DE OCTUBRE DE 2011

Interesante rueda de prensa

Nuria de Madariaga
opinion@elpueblodeceuta.com
 

Si en el año 1492 se descubrió el continente americano bajo el reinado de Sus Católicas Majestades Isabel y Fernando, el espíritu impera, moriremos besando, la sagrada bandera. Ayer 14 de octubre del año del Señor de 2011 (el del glorioso advenimiento del Partido Popular) esta descubridora, por vez primera, advirtió un leve, levísimo, titubeo en la cuidada disertación del portavoz Guillermo Martínez. Fue al dar cuenta de que los llamados MENA no van a ser trasladados a San José ya que el acondicionamiento de este centro como residencia para los jóvenes sería muy gravoso para las arcas municipales. A preguntas de esta parte sobre si el Gobierno había tenido la sensibilidad de atender los requerimientos y la frontal oposición vecinal a la hora de reinstalar a los muchachos, el Portavoz volvió a insistir en lo caro que resultaría el reacondicionar las instalaciones, ocasión perdida para dar un toque algo populista y confesar que no se quiere enervar a la ciudadanía pudiendo no hacerlo. El político no tiene que irritar ni enervar sino tranquilizar y conformar. Pero donde no conformó el que siempre consideré pluscuamperfecto (volverá a adquirir la titulación en próximas comparecencias ya que es tozudo y cuando titubea entra al trapo para no reincidir) fue al preguntarle por los Tratados Bilaterales del 2003 y del 2007 entre España y el Reino vecino acerca de la devolución automática de los menores nacionales a su país y a la tutela y el amparo de sus leyes y su Monarca Mohamed VI. Los jóvenes no son apátridas y no cumplen los requisitos legales del “desamparo” ya que si estuvieran “desamparados” serían automáticamente adoptables por familias o alojados con familias en régimen de acogida pre-adopción. Esa es la ley española y la ley no se “modula” porque no es de plastilina y menos aún puede amoldarse a intereses espúreos y a redentorismos compulsivos. Lo cierto es que esos jóvenes tienen a sus familias, no se encuentran desamparados y de no contar con progenitores por ser huérfanos Su Majestad Mohamed VI tiene la capacidad y la voluntad de proteger a su juventud. ¿O piensan nuestros políticos que no son “capaces” de hacerlo y ellos tienen que sacar el “paternalismo” y sufragar la manutención mientras que en la Península las familias de los parados de larga duración están comiendo gracias a los comedores de Cáritas? El “buenismo” en tiempos de crisis resulta muy gravoso amen de la ofensa continuada al país vecino “acogiendo” a marroquíes en lugar de cumplir los Tratados y ponerlos de inmediato a disposición de sus Autoridades. ¿Y por qué incumple los Tratados la ciudad de Ceuta? Aquí se necesita una explicación bastante detallada y una exposición de motivos que presumo (y no me equivoco) que no serán capaces de dar, ni ellos, ni la Fiscalía ni ningún estamento.

Y al fallo y la inconcreción se opone la buena noticia del paralelismo que se mantendrá con Melilla a la hora de negociar con el Gobierno de Rajoy todo lo relativo al progreso, la prosperidad, la evolución y las mejores de las dos ciudades. Huelga tal vez el término “negociar” ya que la voluntad y el apoyo del Partido Popular hacia las dos perlas de la corona han sido constantes y mantenidos en el tiempo y en el espacio, aunque quedan flecos en los temas impositivos que hay que recortar aún más como acicate a la llegada de inversores. El régimen fiscal es mejorable ¿Que no es mejorable en la viña del Señor? Lo cierto es que las dos Ciudades Autónomas, escaparates ideales de la UE en el continente africano deberían ser “paraísos” en la más amplísima acepción de la palabra, a todos los niveles, en todos los aspectos, bajo todas las perspectivas y menos melindres y más realismo, que aquí nadie se ha caído de un guindo y todos conocemos al dedillo nuestros derechos, por más que la regenerable Constitución Española no sea como la de los Estados Unidos donde se reconoce explícitamente el derecho de los ciudadanos a “ser felices”. También conocemos, por supuesto, nuestras obligaciones que son legítimas mientras no se impongan de manera coercitiva. Y mientras no se incumplan los Tratados Internacionales firmados con países hermanos a cuyo cumplimiento “estamos obligados”. No se extrañen por lo tanto y a partir de “ya” que Cerebrín Martínez se empape de Tratados, los memorice, les busque las vueltas y diserte sobre ellos en cuanto tenga la mínima ocasión y si no al tiempo.