Cursar estudios sirve para llenar
el cerebro de archivos y archivos que a la postre servirán
de algo ¿no?, aunque sea para apuntarse al paro.
Cursar política sirve para que uno se llene los bolsillos, a
más cargos mejor, sobre todo cuando se es de derechas de
toda la vida.
Cacique, lo que se dice cacique viene de los tainos (que
habitaron lo que es la actual Venezuela) y que la monarquía
española introdujo mediante un real cédula el 26 de febrero
de 1538 con el significado de que cualquier personaje
importante indígena tenía que ser llamado así.
Pero los caciques no hacían caciquismo, que tiene otro
significado y no se debe confundir con caciques, ua que esto
es una forma distorsionada de gobierno donde el líder tiene
un dominio total sobre la sociedad.
La sociedad se convierte, por tanto, en clientela política.
Eso es lo que se está haciendo hoy en día en todo el mundo
con la economía como pretexto urgente.
Desde el venezolano Chaves, el mejor representante de los
caciques modernos, hasta Mariano Rajoy, el polichinela de la
política española manejado por hilos invisibles, todos ellos
buscan el placer del dominio total pasándose, de paso, por
el culo la democracia real.
En términos menores, debería abrirse una investigación seria
si queremos desterrar esa manía de achacar a la crisis
económica todos los males de este período de vacas flacas
que sufre el país.
Comenzaríamos por los bancos donde se van descubriendo a
considerables bandoleros que asumen cantidades desorbitadas
como pensiones vitalicias y terminaríamos por los ‘pequeños’
alcalde de pueblos, sobre todo de Castilla y León, (casi
todos del PP) que compaginan su cargo con otros, aparte del
sector privado, y que se hacen millonarios de la noche a la
mañana.
Con su desmesurado nepotismo a cuesta.
Pero, antes que nada, deberíamos mandar al carajo a la UE.
La UE no ha hecho, desde que ingresamos, más que traer
desgracias a nuestro país. Desde lo del Schengen (con la
cantidad de rumanos delincuentes que hay) hasta las actuales
directrices controladoras de nuestra agricultura que no sólo
perjudica a los agricultores sino a todos los españoles que
pasamos por el mercado.
El manejo ideológico de los razonamientos o diagnósticos
sobre las crisis económicas no reflejan la realidad, menos
aún cuando los que lo promulgan son los grandes culpables de
la actual situación, como lo fue José María Aznar al
liberalizar el precio del suelo… eso lo hizo aposta, desde
luego, con la mirada del dictador camuflado para dominar al
pueblo con una herramienta de presión, en este caso la
económica, para mantenerlos atados y bien atados sin derecho
a protestar.
La reforma de la política agraria común (PAC), con su
documento ‘estrella’ sobre el tema medioambiental, no es más
que una técnica que perjudica notablemente los intereses de
quienes sudan sus esfuerzos al no tener en cuenta la
productividad.
Este asunto promoverá una agricultura improductiva que
destruirá muchos empleos y puede ser perjudicial, sobre todo
para los terratenientes, su aplicación si en nuestro país
son mayoría los agricultores que no son terratenientes.
El recorte de las ayudas, que propone esa reforma, iría muy
bien si sus destinatarios serían las grandes explotaciones
agrícolas, pero resultará tremendamente dañino para el
tejido productivo y de empleo en nuestro país.
Esto tiene que convertirse, ineludiblemente, en un problema
de Estado. Tanto como el control de los mediadores agrícolas
que pagan poco a los agricultores y cobran mucho a los
compradores.
En fin. La vida sigue, yo también aunque procesando la
conveniencia de tener un huerto en la terraza por si las
moscas.
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