Comienzan los desfiles para ir
preparando las elecciones, haciendo publicidad y tratando de
arañar unos cuantos votos de donde los haya, pero con la
intención de que no se vayan a la competencia.
El PP, estamos convencidos, va a tirar la casa por la
ventana, no va a regatear esfuerzos, a costa de visitas o a
costa de lo que sea, para ganar y ganar bien las elecciones.
Y sin duda alguna las va a ganar, salvo que el oponente del
PSOE, Rubalcaba, se saque algún animalito maligno de la
bocamanga, él que es experto en ..., ya me entienden.
Los desfiles de los pesos-pesados, desde los “madriles”
hasta Ceuta ya han comenzado con la llegada de Pío García
Escudero, y los que vengan después.
Y Don Pío, que hace muy pocos días no estuvo muy acertado al
enjuiciar la marcha de Nicolás Fernández Cucurull, en su
viaje a Ceuta además de tratar esto, muy en secreto, pero lo
tratará, intentará que el asunto de la candidatura quede
cerrado aquí, para no perder más tiempo y empezar yendo “al
grano”.
Es de suponer que sus consejos, a veces órdenes, más que
consejos, marquen el devenir de las andanzas de todos a lo
largo de esta campaña que se avecina para el 20-N.
Pío García Escudero es el portavoz del Grupo Parlamentario
Popular en el Senado. Él conoce muy bien todo lo que hay en
aquella casa y me supongo que conocerá lo que hay, también,
en la mayor parte de las sedes “pepeístas” de toda España.
Yo estoy seguro de eso y creo que además estará al corriente
de eso que , en ciertos círculos del PP de Ceuta, e incluso
más lejos, tildan a este grupo político como el “PPGIL”, por
el peso que se vuelve a dar, repito que no fuera, sino en un
sector del mismo PP, que carga con aquel “sambenito” de que
el organismo que dio vida hace doce años al PP en Ceuta fue
la traición de un puñado de ex gilistas que se pasaron a las
filas contrarias, al PP, arrinconando a parte de los del PP
de siempre y dando vida o vidilla a una serie de personas
que ahora ostentan poder en el PP y que hace doce años no
eran nada, al menos en el partido político, como tal.
Todo esto lo habrá valorado Pío García Escudero y habrá
valorado las consecuencias que todo ello traerá para el
futuro, para el inmediato y para más tarde.
Claro que ese futuro será bastante lejano, cuando dejen de
tener el dominio en Ceuta los del PP, o eso es lo que
parece, al menos, hoy.
Para mí, con todos los respetos para el señor García
Escudero, la actuación de Nicolás Fernández Cucurull no ha
sido una equivocación y mucho menos un salirse de madre,
para mí, repito, ha sido una acción digna que marca lo que
es tener personalidad y saber el terreno que se pisa, sin
necesitar del cambalacheo para seguir ahí arriba.
Lo he dicho y lo voy a seguir diciendo, Nicolás Fernández
Cucurull ha actuado con dignidad, dentro y fuera del
partido, al haber intentado colocarse en el lugar que más
podía beneficiar a Ceuta, eso que nadie lo olvide, que él no
buscaba asentarse ahí, sin más, él intentó ser más útil,
mucho más para su ciudad a la que estaba representando.
Ahora y lo espero como agua de mayo, es posible que algún
arribista salga voluntario a cubrir la plaza que estaba
reservada para Nicolás Fernández, pero eso ya veremos, lo
que se avecina, si es algo serio o si nace ya envuelto en el
barro de algún cambalache, colocándose ahí para buscar unos
votos y para luego marcharse dejando el lugar a otro que
sirva para apretar el botón allá en el Senado, sólo para
eso.
Las elecciones, claro está, es lo que traen, siempre con la
sombra de la traición, de los cuchillos afilados, buscando
algo que permita a más de uno vivir durante cuatro años.
Esto es muy poco serio y en Ceuta no iba a ser una
excepción. Eso lo saben muy bien los altos cargos de los
partidos, incluido el visitante de hace pocos días a Ceuta.
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