Muerto se quedó en la soledad.
Nadie lo conocía. Sólo lo reconocía el silencio. Son
estampas diarias del diario de la vida. Se precisa una
dimensión humana contra el aumento de la sinrazón. Para nada
me interesa el esfuerzo financiero en defensa. Lo que hay
que defender es el pan de cada día y el buen reparto de ese
pan. Eso de recapitalizar la banca es la mayor injusticia
del siglo. Una puñalada más al llanto de los pobres. Todo lo
que se derrocha, todo lo que dilapidan las clases pudientes,
se clava como un puñal en el corazón de los hambrientos. Lo
sabemos pero hacemos bien poco por evitarlo.
Sobre el mundo negro de los indigentes se escriben a todas
horas historias que todos conocemos, historias a las que nos
hemos acostumbrado, historias que jamás debieron escribirse
a fuego humano. Es la consecuencia del dominio del más
fuerte sobre el débil. La vuelta atrás y la revuelta a la
necedad. Mucho amor propio pero falta el amor a los que
nadie quiere. Se encuentra en cada esquina el puñal de los
poderosos. Habita el amor de intereses, no el amor
verdadero, aquel que no espera ser recompensado. En las
prisiones de muchos países sólo hay pobres. Algunos de estos
desheredados su único delito es haber cruzado ilegalmente
las fronteras en busca de un trozo de luz para poder vivir.
No entiendo nada. Nada entiendo. ¿Por qué representan una
amenaza para la sociedad estas gentes pobres, casi siempre
grandes de corazón? Que me lo expliquen.
Considero que tenemos toda la humanidad una obligación
moral, ciertamente unos en mayor proporción que otros, de
ayudar a los que no pueden levantar cabeza y de prevenir que
no haya derramamientos de sangre. Váyanse los puñales. Son
la madre y el padre de todos los crímenes, en un planeta
adormecido por los encantos de la farsa, que proviene
mayoritariamente del disfraz de los poderosos. Pienso que lo
característico del tiempo actual no es la inseguridad, sino
el caudal de pobres que continúan siendo aplastados por los
ricos. Reflexiono sobre un reciente dato de UNICEF, donde se
dice que: todavía aumentando el 50% de productos nutritivos
el año que viene, este incremento sólo alcanzará para suplir
las necesidades de apenas el 15% de los niños que afrontan
la muerte por inanición. ¿Cómo permanecer indiferentes ante
los escalofriantes datos de que más de veinte millones de
niños en todo el mundo sufren de desnutrición aguda? Que me
lo digan.
Seguimos sin escuchar las voces de los pobres y marginados,
continuamos sin oírles, sin prestarles atención, sembrando
puñales y mirando hacia otro lado, y así va el mundo, de mal
en peor. Pero como dijo el filósofo, el mundo también nace
en nosotros, esa es la esperanza que nos queda a los que
soñamos con un planeta más humanitario. Todas las vidas
merecen ser salvadas de la hambruna y, ese debe ser el
primer y prioritario desvelo de toda persona, que se precie
de ser humano.
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