Como diría Santa Teresa de Jesús,
“vivo sin vivir en mí”. Y todo porque la señora duquesa de
Alba no ha tenido a bien invitarme a su boda con Alfonso
Díez. Algo que no acierto a comprender cuando uno pertenece
a la cosa esa de los principados puesto que mí madre, desde
pequeño, me llamaba “mí príncipe”. Igual mí madre estaba
equivocada, dándome un título que no me pertenecía. Cosas de
la vida.
Total que me quedo sin poder ir “a la boda del siglo”, como
le han dado por llamar al acontecimiento. Con lo cual me
ahorro un regalo de aquí te quiero ver.
Y en eso del ahorro voy contra lo dicho por el candidato don
Alfredo Pérez Rubalcaba, que achaca el asunto de la crisis a
que estamos ahorrando demasiado. Claro que tampoco influirá
mucho el ahorro que he hecho al no enviarle mí regalo a la
señora duquesa de Alba por el feliz acontecimientote su
boda. Lo que aprovechamos, para desde aquí y desde ya,
enviarle nuestra más sincera felicitación y desearle una
eterna luna de miel junto a su amado Alfonso.
Me gustaría saber dónde van a pasar su luna de miel pero, de
momento, no he podido tener conocimiento alguno. Lo que se,
con toda seguridad, que los gatos de la luna de miel, tal y
como mandan los cánones, deberán correr por parte del novio,
Cosa de la que no me cabe duda alguna, que como todo un
caballero que es, no dejara pagar a la novia.
De lo que tampoco me cabe duda alguna, es tener la seguridad
de que de este feliz matrimonio, no tendrá descendencia
alguna. Pues tal y como está la vida y con la crisis que
estamos soportando tener, hoy día, descendencia sin estar
respaldado por un fuerte poder económico, cosa que no se da
en los funcionarios a los que se les ha rebajado el salario,
es cometer un grave error.
No invitarme a la boda, unido a la situación que padecen
algunas Cajas de Ahorros, por la mala administración de las
mismas, por sus más directos responsables, me han amargado
el domingo.
Y no me lo ha margado el saber que algunas Cajas de Ahorros
se van al garete, que eso me importa un bledo y el otro
también. Lo que me ha amargado ha sido, sin duda alguna, que
se vaya a socorrerla con miles de millones de euros, salido
del bolsillo de todos los españoles y que muchos de los
culpables del desastre de esas cajas, por su mala gestión,
se retiren de las mismas llevándose millones de euros. Usted
lo entiende, amigo guarida, porque, la verdad, yo no lo
entiendo.
No entiendo que se acuda en ayuda de esas cajas de Ahorros,
con miles de millones de todos los españoles, para que unos
señores, auténticas nulidades en la dirección de las mismas,
se vayan de “rosita” llevándose, de nuestro dinero, salido
del bolsillo de todos nosotros, millones de euros.
Algunos de esos personajillos, que se han llevado millones
de euros, han desaparecido de la ciudad como por encanto,
otro se dedican a jugar al padel, paseándose vestido de
turista por la ciudad.
Si estos desmanes se cometen en una empresa privada, todos
están en el ”bote”. Y esta gente por qué no. Pregunto.
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