Guillermo Romero García (Ceuta, 1946) valora la
actualidad del fútbol ceutí una vez retirado tras más de
medio siglo ligado íntimamente a este deporte. Primero lo
hizo como futbolista, acabando esta corta pero intensa etapa
en tierras baleares cuando todavía era juvenil. Con sólo 20
años comenzó a entrenar, dirigiendo al O’Donnell, llegando a
colocarlo en Tercera División. Nueve años después se
convirtió en el primer técnico de la historia del equipo de
Liga Nacional Juvenil de la UA Ceutí, dirigiendo también a
combinados como el Atlético de Ceuta, el Imperio de Ceuta,
el Rabita de Segunda División marroquí y al Atlético de
Tetuán en Primera División marroquí (ahora Mogreb de
Tetuán). Durante aquella etapa tuvo como colaborador al que
es el actual técnico del Murallas, Brahim Sezzouak. En 1987
entró en la Federación de Fútbol de Ceuta y Melilla, de la
que ha formado parte hasta que se retiró el 27 de agosto.
Durante esta etapa, Guillermo Romero llegó a ser
seleccionador de los equipos infantil y juvenil de Ceuta, y
fundó junto a Emilio Cózar, Eugenio Canas y Pedro Moreno la
Escuela de Entrenadores y el Colegio de Entrenadores. Sus 24
años como miembro de la Federación de Ceuta los pasó,
además, como encargado de los distintos campos federativos
de fútbol de Ceuta.
Pregunta.- Una vez retirado tras una vida dedida al fútbol
¿se ve distinto este deporte desde fuera?
Respuesta.- Bueno, en parte se sigue viendo de la misma
forma. Cuando formaba parte de la Federación ya veía el
fútbol con una imparcialidad total, algo que sigo haciendo.
P.- ¿Cree que hay mucho que cambiar dentro del fútbol de
Ceuta?
R.- Lo cierto es que sí. En el fútbol de Ceuta hay mucho que
cambiar, y una de esas cosas es que los chavales no están
bien dirigidos por muchas personas, por lo que ese ‘algo’
que llevan de fútbol no se está cubriendo, y se pierde.
P.- ¿Qué sería lo más urgente a solucionar en el fútbol
ceutí?
R.- Lo primero sería que en la Regional sólo pudieran tomar
parte jugadores que tuvieran al menos 28 o 30 años. En la
actualidad cuando los ceutíes cumplen 18 años dejan el
fútbol en muchos casos porque se encuentran con rivales que
no van a jugar al fútbol, hay amenazas, entradas muy duras y
en ocasiones son incluso los padres los que no quieren que
continúen jugando.
P.- ¿Por qué no terminan de destacar los jugadores
ceutíes a nivel profesional?
R.- Bueno, de vez en cuando salen algunos jugadores que
destacan un poco más, muestra de ello es que tenemos a cinco
ceutíes en la península. También es cierto que no destacan
todo lo que se gustaría, pero eso es porque no han tenido
desde el principio un trabajo dedicado a ellos, a pesar de
que ya se veía su valía.
P.- Antiguamente se veía a los principales equipos de
Ceuta con un número importante de jugadores ceutíes, aunque
hoy en día ese número ha descendido de forma clara. ¿Esto se
debe entonces al trabajo que se realiza desde que son unos
niños?
R.- Hoy en día parece que se quiere empezar a trabajar con
los más pequeños. Aquí se podría trabajar muy bien, el
hándicap que nos encontramos es que cuando los niños llegan
a los 18 años no tienen ilusión por continuar, y se pierden.
La vida también ha cambiado, porque antes se tenía un mayor
respeto tanto por el entrenador como por el fútbol.
P.- ¿Quizá entonces esa culpa es compartida con los
propios jugadores?
R.- En parte sí. Los jugadores no son conscientes de que
pueden jugar en superior categoría. La vida ha cambiado
mucho y hay que buscar la forma de que los jugadores que
destacan más no se marchen y continúen siendo responsables.
P.- La Liga Nacional Juvenil está viviendo un momento
complicado en cuanto a los arbitrajes. ¿Ese condicionante
arbitral es al final perjudicial para los jugadores?
R.- La culpa la tienen los árbitros que han querido ayudar,
porque los propios jugadores saltaban al campo de una forma
y otra según quien dirigiese el partido. Y muchas veces
perdían hasta la motivación de jugar para poder ganar. Por
otro lado, en la Península también nos han perjudicado
mucho, pero lo que ha sucedido aquí últimamente ha sido
demasiado descarado.
P.- Esta falta de motivación de la que usted habla
¿podría convetirse en otro de los motivos del posterior
fracaso de los jugadores?
R.- En primer lugar, los jugadores ceutíes no tienen
educación deportiva. Hay entrenadores, que dicen que son
entrenadores, que sólo pone a los niños a dar vueltas al
campo. Lo que necesitan los jugadores es un balón cada uno,
para que juegue, lo toque, se familiarice con él y que
mejore viendo sus propios errores.
P.- ¿Con qué momento se queda de su larga vida formando
parte del fútbol de Ceuta?
R.- Uno de los momentos más emotivos en mi carrera fue
cuando subimos al O’Donnell a Tercera División, llevando un
equipo muy veterano. Cuando regresamos en el bargo tuvimos
un recibimiento apoteósico en el puerto. Toda Ceuta se volcó
con el equipo.
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