Mahatma Gandhi tuvo la inspiración
que ahora necesita el mundo. La no violencia fue el
abecedario de este iluminado ser humano, dispuesto a ser tan
humilde como el polvo para poder descubrir la verdad. Fue un
corazón grande, es un alma grande, será por siempre un
referente de paz. La no violencia fue su primer artículo de
fe y el último artículo de su credo. La no violencia y el
destierro del ojo por ojo le cautivaron y lo cultivó como
pocos. Dijo no importarle sufrir todas las humillaciones,
todas las torturas, el ostracismo absoluto y hasta la
muerte, todo lo daba por bien empleado para impedir la
violencia. Obró como un hombre de lenguaje conciliador y
apaciguador, de verbo profundo y de acción clarividente, no
en vano sostuvo que cualquier persona que se precie de no
ser violento, tiene que considerar al mundo, a todo el
mundo, como parte de su familia.
Hay que volver a Gandhi que siempre estuvo comprometido con
la verdad, y con la no violencia. Es un referente para el
mundo de hoy. Tiene que serlo. Su legado es un legado
armónico que neutraliza las luchas actuales. La no violencia
de Gandhi es un camino de acogida y de recogimiento, donde
cada uno aporta lo mejor de uno mismo, y así es como se
alcanza el horizonte soñado, bajo un cielo de amistad global
y globalizada. Que vuelva Gandhi al mundo, por favor. Que
vuelva con sus plegarias a esta tribuna planetaria de
injusticias y miserias humanas. Que vuelva y que nos
devuelva la esperanza del cese de tantas batallas
innecesarias, de tantas guerras inútiles, fomentadas por los
ricos con la factura de los pobres.
El 2 de octubre se celebra el día de la no violencia, o sea
el día de Gandhi, una jornada cuando menos para meditarla.
Se dice que la paz empieza por cada ser humano, y es cierto,
brota del corazón de cada persona. Hay que volver a sentir
los latidos del alma para rectificar.
El mundo anda crecido por miles de contiendas, nos desbordan
las sociedades crispadas en lugar de las sociedades
pacíficas y justas. Nos sobrepasan los odios y nos
sobrepesan las venganzas. Urge retornar a las fuentes del
alma y de la vida, a la verdadera vivencia y convivencia de
efectivos guías como Gandhi.
Lo que se logra con violencia solamente puede subsistir con
violencia. Violencia llama violencia. Tan sólo por la
educación, me refiero a la enseñanza que se asienta en
obtener lo mejor de la persona, se puede atrapar la no
violencia. El amor que pongamos en esa formación es más
fuerte que la violencia. Gandhi inventó la receta para
calmar todos los dolores, lo primero es que no dejes que se
muera el sol sin que hayan muerto tus rencores y, lo
segundo, es contar con un apoyo, el saber que cuando todos
te abandonan, Dios siempre se queda contigo.
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