Dos meses. Ese es el tiempo que ha
pasado desde el asesinato de Karim Mohamed. A su muerte se
ha sumado la de Tarek Mohamed, otro vecino “ejemplar” de la
barriada de Príncipe Alfonso. La zona ha vuelto a vivir otro
de sus días negros con un ataque que ha llenado de nuevo las
calles de sangre. Una violencia inusual y que ha ido ‘in
crescendo’ en los últimos meses y sobre todo, en los dos
últimos años. Los tiroteos, los navajazos y las peleas se
suceden. Tan sólo los culpables son unos pocos, algunos que
quieren ‘hacerse con el territorio’, bandas que incomodan al
resto. Algunos que lo único que provocan es miedo y malestar
a 12.000 ciudadanos ceutíes que quieren vivir en paz. Pero
para lograr vivir en esa tranquilidad y seguridad hay que
colaborar. Por ello hay que apoyar al Cuerpo Nacional de
Policía, que realiza investigaciones a diario y trabaja de
forma continua y constante para mejorar la situación de la
barriada. La Policía no está en contra de los vecinos, a
pesar de que haya voces que intenten hacerles creer lo
contrario. No están ahí para molestar ni importunar a los
ciudadanos de bien, sino que su labor es ayudar e
investigar, detener a los ‘malos’. Están ahí para erradicar
la violencia, pero tampoco pueden permanecer detrás de cada
uno de los ciudadanos para que no se les ataque. Eso tiene
que salir de todos, señalar a quienes manchan el buen nombre
de la barriada. Cuerpos y Fuerzas de Seguridad, Justicia,
las dos administraciones -Ciudad Autónoma y Delegación de
Gobierno- y sobre todo, los ciudadanos, conseguirán, si unen
sus fuerzas, el objetivo principal para así evitar este tipo
de situaciones tan traumáticas. Todos tienen que poner de su
parte y tomar una posición, esa única posición que todos
conocen perfectamente y que tiene que ser tarea del conjunto
de la sociedad: acabar con la violencia. No se pueden
obstaculizar las investigaciones policiales ni echarles las
culpas de la inseguridad. Hay que hacer desaparecer de raíz
estos actos violentos. Basta ya.
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