En el transcurso del devenir de
una ciudad existen asuntos cuya relevancia superan con mucho
los intereses partidistas y las discrepancias tanto
ideológicas como de gestión de la “res pública”. Es entonces
cuando todas las fuerzas políticas deben aunar sus esfuerzos
con un solo objetivo: el bien común. Que equivale a decir el
interés superior de la colectividad que está por encima de
cualquier acción mezquina ya que el pragmatismo ha de
superar a la tendencia de Gobierno y oposición, o de
Gobierno y “cierta” oposición, a mantener posturas
enfrentadas. Y el caso concreto en el que urge un Pacto
Ciudadano reside en la sempiterna queja de “Ceuta ciudad
closed”. Ciudad cerrada precisamente durante los días en los
que los visitantes acuden o podrían acudir a realizar sus
compras y disfrutar de todos los servicios que se ofertan,
lo que supone una importante fuente de ingresos inexplotada
por la estupidez supina que supone el volver la espalda a la
evidencia y negarse a seguir el ejemplo de tantas ciudades y
más concretamente de la Costa del Sol y de su capital,
Málaga, ciudad “open”. Lugares con “abierto total” de cara a
obtener la máxima ganancia y de superar con el turismo de
“week end” de fin de semana, el descenso de las ventas
motivado por la crisis y que ha supuesto el cierre de todos
aquellos comercios y establecimientos que no han sabido o no
han querido evolucionar y adaptarse a las nuevas tendencias.
En Málaga, en Marbella y en la práctica totalidad de las
localidades costeras los sábados y los domingos presentan un
ambiente entre navideño y festivalero con un “abierto total”
y sin horarios, mientras la gente ande por las calles y el
potencial público no se retire a descansar la oferta sigue
en pie. Pero Ceuta arrastra la fama de una ciudad desértica
durante los días festivos y eso espanta a los visitantes y
no hablemos del turismo de trasatlántico que en el caso de
Málaga tardó un tiempo ingente en recuperarse ya que
arrastraba el sambenito de “estar muerta” cuando llegaban
los viajeros. Cuando un lugar no oferta servicios los barcos
dejan de ir y eligen otras escalas más animadas donde los
empresarios estén más abiertos a trabajar y a ganar buenos
dineros.
Y aquí tiene que haber “un culpable” porque es imposible el
que todos los comerciantes de Ceuta den la espalda, por las
buenas, a las ganancias y prefieran pasar los fines de
semana rascándose los huevos mientras la ciudad pierde
oportunidades de prosperar. Muchos señalan con el dedo a los
sindicatos, pero no me figuro a los sensatos representantes
de la UGT metidos en un contubernio con CCOO para perjudicar
a la ciudad ya que de ser así se habría denunciado
públicamente para que el rechazo social fuera abrumador y
que el tema llegara a tomar el sesgo de acabar ante los
tribunales en caso de “presiones” a los empresarios. No, no
creo que los sindicatos sean “los únicos culpables”, pero el
hecho es que de alguien es la culpa de la calamitosa
situación actual y de la pérdida de ingresos. Hartos estamos
de oír hablar de “pactos” en temas cuya solución aparece
claramente determinada en los programas de según qué
partidos, pero el “Pacto por el turismo” permanece “missing”
en Consejos de Gobierno y Plenos mientras se debaten, entre
tema y tema serio, auténticas pamplinas para seguir el
refrán de “entre col y col, lechuga”. Lo que si podemos
afirmar, a parte de tratar de determinar quien es el ROC es
decir el “Ruinero Oficial de Ceuta” es que esta ciudad ha
sido elegida por los rusos para abastecerse y que este fin
de semana llegan a Ceuta cuatrocientos cincuenta
tripulantes, oficiales, marineros, mandos y rusos en general
con ganas de compras y de esparcimiento, dispuestos a
beberse hasta el agua de las fuentes y a gastar lo que no
pueden durante sus tediosas navegaciones por el
Mediterráneo. No voy a contarles nada que no sepan y menos
aún voy a hablar de la capacidad adquisitiva de
cuatrocientos cincuenta rusos sueltos por el centro
comercial y ávidos de desquitarse del rancho de a bordo con
nuestras gastronomía. Y Ceuta con aspecto de vivir una
jornada de Viernes santo de los años cincuenta cuando estaba
prohibido hasta poner música e ir al cine. De hecho, si el
Gobierno, la oposición y las famosas “fuerzas sociales” no
reaccionan con rapidez, cazan al vuelo la oportunidad de
conseguir ingresos y desperdician la ocasión por pasotismo,
apatía o simple falta de criterio, realmente habría que
planearse la idea de que, con el potencial que encerramos,
no sabemos explotar nuestros recursos y que las ocasiones de
prosperar y remontar llegan y son desechadas por incapacidad
organizativa. Aquí no hay excusas. Porque si algún
saboteador dispuesto a hundir a la ciudad se opone al
crecimiento de todos, donde no alcanzan los Pactos alcanzan
los Gobiernos a quienes respalda una mayoría absoluta y a
quienes, esa mayoría, exige redaños y testiculina, firmeza y
rigor para cumplir con los compromisos de crecimiento y de
bienestar colectivo. Pacto, componenda, cónclave, consenso,
acuerdo entre todos para que a todos alcance lo meritorio de
la acción, pero caso de zancadillas o de acción de
dinamiteros, contundencia y compromiso, sin civilizado
“consenso” las mayorías absolutas viven, pero sin
satisfacción de las expectativas depositadas por el pueblo
en sus Gobernantes electos, se corre el riesgo de perder la
credibilidad y eso es políticamente letal.
Este fin de semana se cierra o se abre, open o closed, se
gana o se deja de ganar, se aburren los visitantes o se
marchan con un grato recuerdo. Regresan o deciden no volver.
¿Qué opción elegirán nuestros políticos?.
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