La ‘Confederación de Federaciones y Asociaciones de Viudas
Hispania’ (CONFAV) cuenta con unas 38.000 asociadas. En
Ceuta son dos las entidades que trabajan por este colectivo,
pero lo hacen enfrentadas. Rosario Vicente Durán se asoció
en el año 1973, fecha en la que falleció su marido. Viuda y
con un hijo de once años, la asociación se convirtió en su
gran apoyo, el mismo que ha querido devolverle a las mujeres
viudas que se han acercado a ella durante estos años.
Primero fue presidenta de la federación de Castilla-La
Mancha, y desde hace cuatro años asume el cargo a nivel
nacional, lo que la obliga a estar viajando constantemente
para defender allá donde va los derechos de las mujeres
viudas.
Pregunta.- Es la primera vez que viaja a Ceuta como
presidenta de la CONFAV, ¿cuál es el objetivo de esta
visita?
Respuesta.- Sí, es la primera vez que estoy aquí y el
objetivo de esta visita era tratar una serie de puntos con
las viudas de Ceuta para poner esto en orden y que vaya
funcionando y las mujeres de aquí asuman puestos, porque en
Ceuta hay muchas lagunas y la entidad no funciona como
debería. Hace falta un poco de orden.
P.- El hecho de que en Ceuta coexistan dos asociaciones
de viudas y que no se lleven entre ellas precisamente bien
dificultará esa coordinación...
R.- El problema es que yo no conocía muy bien lo que pasaba
aquí, ahora solo sé que las cosas no funcionan como deben.
Es una sola asociación lo que debería haber y no sé todavía
cómo lo vamos a hacer. Sé que hay distintos grupos en Ceuta
y ni siquiera se sabe cuántas mujeres componen cada uno de
ellos. Pero en todas las ciudades hay solo una asociación
aunque sean más de cuatrocientas mujeres. Esta división solo
pasa aquí y yo no la he visto en ningún sitio de los que
tenemos; hace falta que la asociación esté unida. Es muy
desconsolador que una viuda quiera venir y se encuentre con
esta situación.
P.- ¿Cuál es el objetivo de una asociación de viudas?
R.- Nacimos en 1959; somos la asociación más antigua de
España de mujeres, y nuestro mayor compromiso es atender a
la mujer que se queda sola y a sus hijos, que la viuda tenga
con quien hablar. Cuando una mujer pierde a su marido, ya
sea joven o más mayor, se encuentra con una serie de
circunstancias que no son normales. La viuda joven tiene los
niños pequeños y tiene que asimilar quedarse sin su marido,
pero además tiene que organizar su núcleo familiar. La viuda
se siente como si le faltara la otra mitad y es muy duro, se
rinde y no quiere saber nada, se encierra y si ella está
mal, los niños también están mal. La familia intenta ayudar
haciéndose cargo de los niños, para que la mujer se quede
tranquila, pero eso es lo que no se puede hacer. A la madre
no se la puede separar de sus hijos. Ahora también está de
moda mandarla al psicólogo, y ella va como una autómata.
Muchas veces son ellos los que nos mandan a la asociación a
estas mujeres. Ellas llegan pensando que lo que a ellas les
está pasando no le pasa a nadie más, pero allí descubre que
aunque ella lo esté pasando muy mal, no es la única, sino
que está en la misma situación que muchas otras mujeres. Por
eso nuestro primer objetivo es ayudar a estas mujeres a que
puedan afrontar lo que tienen. Yo puedo comprender cómo se
sienten porque lo he vivido, y cuando yo llegué a la
asociación me sentí muy acogida por un grupo de mujeres que
me entendían. Lo que más me llamó la atención es que nunca
antes me había fijado en las mujeres viudas. Cuando te pasa
algo así te das cuenta de la cantidad de gente que te rodea
en tu misma situación. Una vez se empieza a superar, te das
cuenta de otros problemas.
P.- ¿Cuáles son, en ese sentido, los principales
problemas a los que se enfrentan las mujeres viudas?
R.- Nuestro caballo de batallas ha sido siempre el cobro de
las pensiones. Ahora mismo, la pensión que recibimos está en
un 52% de lo que le quedaría al marido si se hubiese
jubilado. Pero es que si el que trabaja se jubila, le queda
su paga, pero el 52% que le queda a la viuda no es
suficiente para afrontar los gastos. Por eso pedimos que
ayuden a los hijos huérfanos y a las mujeres viudas para que
puedan sostenerse ellas solas. Ahora las mujeres jóvenes
están preparadas para defenderse solas, pero no lo estaban
las de mi edad, que hemos sido siempre amas de casa.
P.- ¿Cómo ha evolucionado esta asociación a medida que lo
ha hecho la mujer en la sociedad?
R.- Ahora tenemos una situación muy delicada para todo el
mundo. Los problemas que ahora hay repercuten en las viudas;
por ejemplo, hijos mayores que tienen un negocio y necesitan
que los avalen la madre. Ella lo hace pero ahora los
negocios se están cayendo, ellos se quedan en el paro y las
madres deben hacerse cargo pero se quedan sin su casa. O el
caso de los hijos de veinte años, no encuentran trabajo, son
mayores de edad, pero son dependientes todavía de la madre y
el dinero no alcanza. Todo se agudiza cuando en una familia
solo hay una persona al cargo. Nosotros intentamos ayudar a
las viudas para que sigan con sus vidas, que no es poco.
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‘Viudas de Ceuta’ y ‘Viudas Vecinales’, dos asociaciones, un
bien común y un conflicto
Por un lado, la ‘Asociación de
Viudas Vecinales’, integradas en la FPAV y activas desde
2001. Por otro, la ‘Asociación de Viudas de Ceuta’. María
Cervera Morales y África Salas, respectivas presidentas de
las dos entidades sólo tienen dos cosas en común: defienden
al mismo colectivo y no están dispuestas a entenderse. Poner
orden en este conflicto es una de las razones que ha traído
a Ceuta a Rosario Vicente Durán, presidenta de la CONFAV.
“No quiero saber nada, nosotras somos independientes y
punto“, dice Cervera. “Nulo, no pensamos colaborar”, apunta
Salas. Las unas ya están preparando los disfraces para el
carnaval. Las otras reclaman aún un local social. De
momento, no parece que estén muy dispuestas a llegar a un
acuerdo.
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