No han hecho más que comenzar las
distintas competiciones y los equipos de Ceuta, aquellos que
militan en categorías nacionales, están en una situación
cercana a la alarma.
Si, de momento, dejamos de lado la clasificación del
Murallas, recién ascendido a la tercera división y con tres
puntos logrados en los despachos, después de haberlos
perdido en el terreno de juego, los demás van capeando el
temporal, pero con nubarrones por todas partes.
Y no es extraño, cuando los equipos aquí, porque de otra
forma no podrían subsistir, han venido viviendo de las
subvenciones, que incluso en categorías juveniles les
permitían hacer fichajes de fuera para irse manteniendo y
más que mantenerse, en algunos casos, como por ejemplo el
Goyu Ryu, en la División de Honor de Juveniles, que ha hecho
algunas campañas realmente buenas.
Ahora, al estar en situación de crisis económica, las
subvenciones han bajado a la mínima expresión y ello ha
hecho que incluso el primer equipo de la Ciudad haya tenido
que conformar un conjunto con un presupuesto muchísimo más
bajo de lo que se venía haciendo en años precedentes y, de
momento, esperemos que cambie, eso se está notando.
Nunca he sido partidario de las subvenciones, pero en Ceuta
para poder tener un equipo en esta o en superior categoría,
sin una buena subvención es imposible lograrlo y, en los
tiempos que corren, mucho menos, porque con las taquillas y
los abonos de esas menos de mil personas que asisten a
Alfonso Murube, cada domingo, no se puede llegar demasiado
lejos.
Es pronto para hablar del futuro, pero el Ceuta de este año,
incluso con buen juego, pero sin realizadores natos, de
momento, es más que dudoso que pueda llegar a aspirar a
estar entre esos ansiados cuatro primeros puestos de la
clasificación general.
¿Y los demás?. Habrá que ir viendo como soplan los vientos,
pero en juveniles, si no hay refuerzos de fuera y si la
desvergüenza, denunciada por Mehdi, pasa a mejor vida, las
posibilidades de mantenerse en categoría nacional, durante
dos temporadas seguidas, parece una utopía.
Es lo que tiene la cerrazón de esta ciudad y el querer tener
muchos conjuntos, cada uno a su aire, en unas categorías
para las que no hay suficiente clientela, que van a subir,
desde la regional, porque eso es aquí más fácil que en
ninguna parte, pero al año siguiente tendrán que volver a su
lugar de origen.
Ahora mismo es, prácticamente, imposible mantener la
situación con un equipo en Segunda B, uno en tercera, otro
en División de Honor de Juveniles y dos en Liga Nacional,
también de Juveniles, además de las niñas y el Fútbol Sala.
Mantener todo eso en los 18 kilómetros cuadrados del
territorio de Ceuta y a base de subvenciones es mucha carga
y una auténtica ruina, pero mantenerse por su cuenta, cada
uno con lo que recaude, sería un auténtico imposible.
La Ciudad Autónoma no lo tiene fácil y mucho menos si
volvemos la vista hacia atrás y miramos lo que había, tan
sólo, tres años atrás.
Los tiempos han cambiado, la economía es la que ha empezado
a mandar, sin nadie que le salga al paso y el capítulo de
subvenciones se empieza a cerrar, con lo que nuestros
equipos, no queda otro remedio, tendrán que ir a la baja,
tendrán que arreglarse con lo poco que hay, al menos por
ahora. Mal se ponen las cosas.
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