El buque oceánico de la Guardia Civil ‘Río Miño’, una de las
tres embarcaciones que el Instituto Armado tiene desplegadas
en alta mar para luchar contra el narcotráfico y la
inmigración irregular, se despidió ayer al mediodía de
nuestra ciudad tras permanecer aquí dos días para el
descanso de la tripulación, el aprovisionamiento de víveres
y otras labores de mantenimiento.
Antes de marcharse de Melilla, los guardias del ‘Río Miño’
realizaron unas maniobras de reconocimiento del Puerto de
Melilla a bordo de una de las dos zodiacs con las que está
equipado este buque oceánico, que son sus “brazos” en el mar
ante la imposibilidad de maniobrar por su gran envergadura.
Según pudo saber este Diario, el objetivo de los agentes era
realizar unas prácticas de reconocimiento del Puerto para
analizar las características de sus muelles e
infraestructuras y anotarlas por si en un futuro tuvieran
que realizar alguna operación en la zona.
El ejercicio, que se prolongó durante una hora, empezó
cuando los agentes lanzaron al agua una de las dos
embarcaciones neumáticas al agua. Esta operación llamó mucho
la atención a todos los que pudieron observarla desde el
Puerto Noray o las Torres V Centenario porque se desarrolló
en apenas un par de minutos, con mucha rapidez y
coordinación entre los agentes que participaron en la
prueba. Esto es que les permite actuar con celeridad ante
cualquier contingencia, como realizar un abordaje,
inspeccionar un buque, interceptar embarcaciones sospechosas
de colaborar con el narcotráfico o rescatar pateras.
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