Melilla recibió ayer por primera vez la visita de un buque
oceánico de la Guardia Civil, el ‘Río Miño’, que se dedica a
controlar el narcotráfico y el flujo migratorio de
inmigrantes de África hacia España en la zona del Estrecho y
el Mar de Alborán. Es una de las tres patrulleras con las
que cuenta el Instituto Armado, que hace las veces de puesto
en alta mar para controlar la seguridad en aguas españolas.
El ‘Río Miño’ tiene una autonomía para estar en alta mar
hasta 35 días, aunque debe ir haciendo escalas en puertos
del Mediterráneo, desde el Estrecho, donde tienen su
ubicación, hasta Cartagena, pasando por otros como Motril y
Almería.
Hasta ahora nunca había pasado por el puerto de Melilla,
adonde llegó ayer para que sus doce tripulantes pudieran
descansar y, de paso, realizar otras tareas como
aprovisionamiento de víveres y desechar basuras. Si la
meteorología lo permite, el ‘Río Miño’ se marchará hoy para
situarse entre Melilla y Almería como puesto de la Guardia
Civil en alta mar, aunque está previsto que vuelva de nuevo
a nuestra ciudad el día 29 para hacer puerto base.
En declaraciones a los periodistas, el sargento Federico
Gutiérrez, patrón del ‘Río Miño’, informó ayer de que es la
primera vez que un buque de la Guardia Civil llega al puerto
de Melilla, hecho que estaba programado desde hace tiempo y
que no se debe al repunte de la presión migratoria que está
sufriendo la ciudad este verano. En este sentido, el
sargento Gutiérrez apuntó que los buques oceánicos de la
Guardia Civil sólo pueden controlar zonas españolas, sin
actuar en aguas internacionales, razón que impide que en
Melilla puedan realizar labores de vigilancia por estar
rodeada de aguas marroquíes o argelinas.
Por esta razón, su vigilancia se centra en Alborán, donde el
pasado mes de julio interceptaron varias pateras con un
total de 200 inmigrantes. “Hemos tenido bastante éxito
porque estamos situados en una zona que no lleva ninguna
patrullera solo”, explicó el patrón del ‘Río Miño”, que
informó de que los agentes del buque también han detenido a
tres personas por narcotráfico este verano.
El ‘Río Miño’ fue construido en 1984 y funcionó como un
pesquero japonés hasta que en 2007 lo adquirió el Ministerio
del Interior para destinarlo a la Guardia CIvil tras
realizar las remodelaciones necesarias para que pudiera
operar como buque policial. Además de este buque, la Guardia
Civil tiene otros dos, el ‘Río Tajo’ y el ‘Río Segura’, que
están destinados a la zona de las Islas Canarias.
De estos tres, el ‘Río Miño’ es el que se encuentra a “una
altura superior”. Tiene 51 metros de eslora, 8 metros de
manga, un motor de mil caballos y está auxiliado por dos
embarcaciones neumáticas de ocho metros de eslora, que son
“los brazos” de este buque oceánico de la Guardia Civil
cuando tiene que realizar alguna intervención contra el
narcotráfico o el salvamento de inmigrantes.
Además, este buque oceánico está equipado con equipos
tecnológicos que le dan una gran operatividad, como por
ejemplo dos cámaras térmicas de visión diurna y nocturna,
por la que los guardias pueden detectar la presencia de
pateras o de otros barcos a una distancia de tres millas
(unos 5 kilómetros), en función del estado de la mar. Este
‘puesto marítimo’ de la Guardia Civil también cuenta con
cartografía electrónica, ordenadores conectados a Internet y
transmisiones de radio y satélite que les permiten contactar
con aviones, otros barcos y tierra firme.
Seguridad
Asimismo, el ‘Río Miño’ cumple con todos los protocolos
internacionales de seguridad, ya que está permanentemente
vigilado mediante varias cámaras de video que controlan
puntos sensibles de la embarcación, como la sala de
máquinas, la sala de interrogatorios y las cuatro celdas, en
las que son encerrados los detenidos en alta mar hasta que
son llevados a tierra firme.
También cuenta con vigilancia constante la sala de
náufragos, un gran espacio en la bodega del barco dotado de
amplios bancos en la que viajan los inmigrantes que son
rescatados en pateras en alta mar. En esta zona, con
capacidad para unas 150 personas, los ‘sin papeles’ pueden
descansar hasta que la Guardia Civil los puede trasladar al
puerto más cercano. Todo este equipamiento, que se une a
otro más personal como gimnasio y camarotes, permite que el
‘Río Miño’ pueda operar como cualquier otro puesto de la
Benemérita en territorio español, aunque en este caso se
encuentre en medio del mar.
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