Los actos vandálicos no cesan y lo
más fácil, para hacer de las suyas, es destrozar vehículos y
todo lo que van encontrando, a lo largo de la noche ceutí.
Una de las últimas gamberradas, en serie, ocurrió en la
madrugada del domingo que tenía como objetivo hacer añicos
las lunas de varios vehículos, cuantos más mejor, en la
República Argentina y en la Compañía de Mar.
La policía, con todo esto, tiene trabajo extra y localizó
cinco turismos cuyos cristales estaban, literalmente
destrozados. Está claro, los gamberros andan sueltos.
Afortunadamente, tras todos estos incidentes, cuatro
individuos han sido detenidos, lo que no sabemos es si
entrarán por una puerta y los sacarán por otra, ya que el
ser gamberro, delincuente o algo parecido, no conlleva más
que ser detenido para, al poco rato, ser puesto en libertad.
No lo entiendo y me va a costar trabajo entender estas
prácticas, especialmente, cuando mis años no aceptan ciertas
categorías y actuaciones de algunos “bandarras” a los que
les gusta el mal por el mal.
Y la Policía, dicen, tiene identificado a un grupo de
jóvenes que parece que algo tienen que ver con la rotura de
los espejos retrovisores de una treintena de coches.
Las palabras, las buenas palabras, poco hace para corregir
ciertas actuaciones de esos pandilleros que, en la oscuridad
de la noche, se dedican a destrozar lo que no es suyo.
La Policía, pues, parece que tiene identificados, aunque no
detenidos, a ese grupo de jóvenes que, presumiblemente,
hicieron de las suyas frente al mismísimo Casino.
Y que van buscando el mal por el mal nos lo demuestra el
hecho de que en la cuesta Parisina se localizaron esos cinco
vehículos con sus cristales destrozados, en unos casos,
únicamente, de las ventanas laterales, pero en otros casos
se ensañaron más y rompieron las ventanas delanteras y
traseras.
Mirándolo bien, el grupejo ese, puede ser de lo más
delincuente que haya en la ciudad, pero lo que no será,
mucho me temo que no, sancionado fuertemente con multa
pecuniaria y, mejor todavía, con la privación de la libertad
por un tiempo.
Todo esto, que nadie se llame a engaño, está protegido por
unas leyes que tenemos, muy progres, si se quiere, pero muy
ineficaces para hacer frente al gamberrismo.
Y todos los acontecimientos se vienen fraguando desde las
“francachelas” y los jolgorios nocturnos que se montan en
ciertas zonas como, por ejemplo, el Poblado Marinero.
Una vez que abandonan, tras consumir de todo, el Poblado
Marinero, toda Ceuta es suya, sigan la dirección que sigan,
por lo que no es extraño encontrarnos destrozos en sus
inmediaciones o más lejos.
Aquí vale todo, y en cualquier parte, da lo mismo, porque, a
la larga, no van a pagar nada de todo lo que destrozan.
Y que no me equivoco en la afirmación anterior está
demostrado cuando, durante una sola madrigada, aparecieron
35 vehículos dañados, entre el campo exterior y la zona
centro de la ciudad.
De todas formas, si tocas esto, ante determinadas
autoridades, especialmente locales, te van a decir que “son
hechos aislados, sin más”. Poca vergüenza hay en quienes lo
cometen, pero menos en quienes tratan de justificarlo.
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