En las obras de la nueva cárcel se vivieron ayer, en torno a
las 18.00 horas, momentos de tensión, cuando un hierro se
venció durante el encofrado y, “en efecto dominó”, parte del
techo en construcción de uno de los módulos se desplomó.
Cuatro obreros estaban trabajando en la zona, dos de ellos
tuvieron que ser traslados a Urgencias con heridas leves.
Un hierro que se venció durante el encofrado -sistema de
moldes que se utilizan para dar forma al hormigón antes de
fraguar- provocó, “en efecto dominó”, que el techo en
construcción de uno de los módulos de la nueva cárcel cayese
al suelo. Ocurrió ayer en torno a las 18.00 horas.
Cuatro obreros se encontraban trabajando en el lugar de los
hechos. Dos de ellos tuvieron que ser trasladados al
servicio de Urgencias del Hospital Universitario. Uno tenía
un dolor en la muñeca y el otro, problemas en el hombro a
causa del derrumbe, según informó uno de los policías
desplazados hasta allí. Ninguno de los dos hombres necesitó
permanecer en Observación, por lo que inmediatamente
recibieron el alta, según confirmaron fuentes del Ingesa.
Los otros dos permanecieron en la zona. Uno de ellos
contemplaba, abatido, los restos del derrumbe. “Estoy
bloqueado”, era lo único que alcanzaba a decir, en un
visible estado de ‘shock’.
Hasta las obras, emplazadas en el Fuerte Mendizabal, en la
barriada Príncipe Alfonso, se desplazaron dos camiones de
bomberos -entre los que se encontraba su jefe, Manuel
Gentil-, dos patrullas de la Guardia Civil, dos de la
Policía Nacional y otra unidad de la Local.
El dispositivo para controlar la situación duró
aproximadamente una hora. Sobre las 18.20 horas llegaron dos
inspectores de seguridad en el trabajo y uno de los
encargados de la obra les explicó la situación. “Apenas nos
quedaba media hora de trabajo, si el cemento hubiese estado
seco no se habría desencadenado el desplome, pero un puntal
ha cedido”, explicó a EL PUEBLO dicho encargado momentos
después. Mientras, al otro lado de las obras, los obreros
contemplaban la escena inquietos y con el susto aún en el
cuerpo. “Estamos bien y tranquilos”, explicaba uno de ellos.
“Menos mal que no ha pasado nada, sólo daños materiales”,
apuntaban otros.
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