OPINIÓN - MIÉRCOLES, 7 DE SEPTIEMBRE DE 2011

Cuando todo hace ¡crack!

Nuria de Madariaga
opinion@elpueblodeceuta.com
 

"Esto “ se desmorona y la solución no pasa por apuntalar ni por “parchear” porque al edificio común de España parece haberle atacado la aluminosis por una parte y una plaga de xilófagos por otra y el Sistema, para sobrevivir, ha de pasar por una total y radical regeneración. Y el caso que recogemos en estas páginas del especialista de la Seguridad Social abrumado por el trabajo y la paciente con dos partes de Urgencias y desatendida no es más que “otra” anécdota a sumar a una larga lista de desencuentros entre médicos y enfermos dentro de un Sistema Sanitario que la Unión Europea define como “inviable” aconsejando que como en el resto del continente se utilice la fórmula de “copago”. Lo cierto es que los hospitales públicos y las consultas de urgencias no llegan ni alcanzan, de ahí que en la Penínínsula se hayan generalizado los seguros médicos, Asisa, Adeslas, Sanitas, Cajasalud y demás, el público sencillamente no acude a la Seguridad Social más que en casos de extrema necesidad y gravedad porque para el resto se utilizan los hospitales privados. Llegará un momento en que prácticamente todos los ciudadanos tengan un seguro médico porque las condiciones son ventajosas y los precios muy asequibles, amén de que se suele cumplir por parte de los doctores de las clínicas privadas el principal requisito que he visto y presenciado solicitar al paciente : ser atendido por un médico, no importa de qué nacionalidad, pero que haya hecho la carrera y el MIR en España y sea licenciado por una Universidad española. Problema añadido y otro ¡crack! del puto Sistema que hay que refundir desde los cimientos empezando por las arquetas. Porque ¿Se pueden admitir las brutalmente elevadas calificaciones de Selectividad que se exigen en la actualidad para el acceso a la carrera de Medicina? Hace cuarenta años no existía la selectividad y salían excelentes doctores y les garantizo que madame Curie no hizo selectividad en sus tiempos. El resultado es que salen cada año pocos licenciados y al menos la mitad de ellos lo hacen con el ojo puesto en los Estados Unidos porque los sueldos en España no son atractivos. Así nos encontramos que ante las duras exigencias de los estudios que impiden que muchos alumnos excelentes accedan a Medicina están llegando a España médicos de terceros países que “convalidan” sin poder determinar en ningún momento el grado de preparación que han obtenido en sus facultades de origen. Son médicos extranjeros, algunos con dificultades idiomáticas que llegan a un país donde tienen que empezar conociendo y reconociendo los medicamentos al uso. Y esto motiva el que la inmensa mayoría de los pacientes exijan un médico con “la carrera hecha en España” como garantía y tienen derecho a exigirlo. En Ceuta, por lo poco que conozco no he llegado a determinar los hospitales privados que existen para quienes tenemos un seguro (el mío es colectivo y suscrito por el Colegio de Abogados para todos sus pupilos) y lo que he tenido ocasión de contemplar en la Sanidad Pública no es para tirar cohetes, primero en el área de Salud Mental con un solo psiquiatra y ahora en este tema concreto de la niña con dermatitis y la madre enfurecida con el especialista, también un solo Dermatólogo que argumenta atender hasta a treinta pacientes en una mañana. ¿Y como se atiende a tantos usuarios en tan pocas horas? Esas, desde luego no son las condiciones de trabajo más idóneas ni “así” se puede diagnosticar en condiciones.

Lógico el enfado de la madre y más si la niña iba con fiebre aunque al faltarnos el diagnóstico que no nos ha sido facilitado, ignoramos la gravedad de la patología que de hecho debía ser preocupante porque el médico de medicina general de Urgencias solo remite en un tema de piel a un especialista si se trata de una enfermedad importante, al menos en la Península, porque una simple dermatitis de pañal, sin fiebre y sin más síntomas es muy capaz de diagnosticarla y tratarla un médico de atención primaria. Lo contrario sería como remitir al especialista de neumología a una persona por un resfriado común. ¡Crack!. Y para que los pacientes no se subleven ni insulten ni acometan a los galenos (han habido multitud de casos) han tenido que reformar la Ley de forma que tanto los médicos como los maestros en el ejercicio de sus funciones tengan la categoría de “autoridad” agravándose las penas a imponer en caso de agresiones tanto verbales como físicas. El dermatólogo ceutí habla de insultos, la madre acusa de falta de atención y repito que si la pequeña presentaba un cuadro que revestía gravedad es disculpable el “arrebato u obcecación” de la madre caso de haberse enfrentado al dermatólogo, pero si por el contrario el cuadro médico era de una simple dermatitis habría que dirigirse y pedir responsabilidades a un médico de atención primaria incapaz de aliviar una dolencia que cualquier farmacéutico hubiera sido capaz de tratar con una pomada o con talquistina. Parece que nos encontramos ante una concatenación de desaciertos que no hacen más que resaltar la evidencia de que existe un ¡crack! a todos los niveles, se titulan pocos médicos, la mitad emigra, hay que convalidar a extranjeros de quienes ignoramos la formación académica, aún así faltan profesionales, a los que hay se les paga mal, las condiciones de trabajo son agobiantes, no se puede dedicar el tiempo necesario a cada paciente, los pacientes se exasperan y se quejan, los médicos se asustan porque han habido muchos casos de agresiones y avisan a la policía, el paciente se enrabia aún más, se cruzan las denuncias. Pero ¿Donde va la gente, a que la cure o a correr el riesgo de acabar en los Juzgados? ¿Y los médicos? ¿A curar o a “territorio comanche”?. ¡Crack! Tiremos de analogías ¿A que parece que estamos hablando de Bosnia?.