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OPINIÓN - DOMINGO, 4 DE SEPTIEMBRE DE 2011

 

OPINIÓN / SNIPER

Marruecos tras el Ramadán
 


José Luis Navazo
yebala06@yahoo.es

 

La llovizna del sábado y la alegre fiesta del Aïd Al Fitr aliviaron la pesadez del ambiente, volviendo más respirable no solo las calles. Es curiosa esta religión de la paz y la tolerancia, el Islam, que no duda un ápice en su rígida ortopraxis en exigir a su comunidad de fieles no solo el “ser” sino, por encima de todo, “el parecer”. A pie de obra desde hace ya una década, puedo constatarles la aceptación del obligatorio ayuno del Ramadán entre una amplísima capa de la población si bien, también es obvio, empiezan a alzarse voces críticas en el seno de la misma así como ciertas disidencias que son ahogadas por el peso social de la masa, eficazmente auxiliada por leyes “ad hoc”. En cualquier caso, como pasó entre los católicos españoles, la gente empieza a pensar… y preguntarse qué es eso de no comer carne en Semana Santa, por ejemplo... ¿Se acuerdan verdad?.También en Marruecos desde el emblemático 13 de septiembre de 2009, comienzan a florecer brotes de sana rebeldía como el protagonizado cada Ramadán por el MALI, Movimiento Alternativo para las Libertades Individuales, Religiosas y Sexuales, liderado por la valiente periodista Zineb El Ghzaoui, quien convoca no sin peligro de su integridad física (¿dónde está la libertad?) rupturas públicas del obligatorio ayuno religioso. Baste decir que la legislación funciona como una apisonadora: por el mero hecho de comer públicamente, algunas decenas de ciudadanos marroquíes han sido condenados a penas de seis meses de prisión. Sin comentarios. ¿Y es esta religión, de la tolerancia y la paz, la que pretende ser tratada como un igual en la cobarde, estúpida y decadente Europa… ? Algo no va bien, nada bien…..

En esta dirección, de avance progresivo hacia una sociedad más libre, sana y madura, el secretario general del Centro Marroquí para la Democracia de las Elecciones, Ahmed Douraïdi, no duda cara a las inminentes elecciones en solicitar la prohibición de “la utilización de versos coránicos o de otra referencia religiosa”, con el loable propósito de garantizar un debate eminentemente político. Algo notable pues la Constitución marroquí, de base islámica aunque con notables guiños a la Declaración Universal de Derechos Humanos, sigue coartando las libertades individuales y sociales más básicas, como el derecho a la libertad ideológica y de religión. Sin ir más lejos, todos los partidos que concurran electoralmente deben de ser, obligatoriamente, de inexcusable referencia islámica… Ahí va eso.

¿Y ahora qué…? El otoño se avecina caliente, las reservas de divisas no dejan de disminuir, mientras la clase política empieza a enredarse con el ministerio del Interior cara a las próximas elecciones. Así, las baterías de los islamistas parlamentarios del PJD, Partido de la Justicia y el Desarrollo, comienzan a largar andanadas: su secretario general adjunto, el prestigioso economista Lahcen Daoudi (uno de los principales cerebros del partido de la Lámpara) no duda en calificar al actual gobierno de Abbas El Fassi de “anti-democrático” y la verdad es que razón no le falta al diputado por Fez. Por lo demás la curiosa y masiva aprobación, “de manual”, de la nueva Constitución sigue levantando suspicacias: Samir Abdelmoula, ex alcalde de Tánger, se limita a constatar lo obvio: “La gente votó al Rey, no a la Constitución”, mientras que una centena de imames que habían sido arrastrados (“engañados”, me confirman) por el ministerio de Habús y Asuntos Islámicos a una manifestación anti movimiento 20 de Febrero delante del Parlamento, han denunciado por manipulación al ministro Ahmed Toufiq: los manipulados imames pensaban que iban a salmodiar el Corán en el mausoleo de Mohamed V y Hassan II. Visto.
 

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