PORTADA DE HOY
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OPINIÓN - VIERNES, 2 DE
SEPTIEMBRE DE 2011 |
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OPINIÓN / ANÁLISIS |
En el oratorio de la
familia Mirchandani |
Nuria de Madariaga
opinion@elpueblodeceuta.com
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Puede existir mayor privilegio
para un creyente que montar en su propia casa un lugar de
oración y que los fieles acudan a compartirlo con él? La
familia Mirchandani, Premi, el padre, su esposa Sharu y sus
hijos abrieron su domicilio a hombres y mujeres de distintas
creencias para vivir colectivamente la celebración gozosa de
la festividad del Dios Ganesha hijo amadísimo de Shiva y
Parvatis. En el amplio salón de paredes estucadas con
remembranzas de Carrara un altar de teca con delicadas
tallas a semejanza de un templo en miniatura, recogía en su
interior la sagrada imagen del Dios con cara de elefante
enmarcado por una decoración exquisita con flores, frutas,
objetos-joya de culto y velas en aceite con una gran riqueza
cromática y siguiendo las ideas de diseño del propio
matrimonio Mirchandani. Al igual que un segundo altar
situado a la derecha en el que, sobre manteles de ricos
tejidos adamascados aparecían otras tres deidades del
hinduísmo lujosamente ornamentadas utilizando objetos de
culto y gamas de color con extrema sensibilidad artística,
el conjunto del oratorio en sí presentaba una indudable
calidad museo y fue un digno escenario para la fiesta de
Adoración y Cánticos de los devotos del Dios.
Es evidente que la religión hindú conlleva un alarde
estético y religioso y una parafernalia que es un cántico a
la espiritualidad y acompañando a la celebración las damas
ataviadas con modelos típicos de Maharashta en la zona
centro de la India consistentes en túnicas de brocados sobre
pantalón y echarpes a juego, un nuevo despliegue estilístico
a unir a un decorado que parecía casi teatral. El hinduísmo
conlleva suntuosidad y unas puestas en escena donde el
misticismo es barroco, musical, luminoso y perfumado. Así
los asistentes al ceremonial iban entregando dulces y frutas
para que fueran bendecidos por Ganesha en un ritual que
comenzó con las palabras de agradecimiento y hospitalidad de
Premi Mirchandani al Gobierno de la Ciudad Autónoma que
acudió en pleno con el Presidente Juan Vivas y los
consejeros, todos absolutamente encandilados por el recital
de mantras cantadas por el maestro filósofo hindú Prakash
que consiguió dotar al momento de una enorme emoción al
pasar del mantra a su explicación para hacer a todos
partícipes de unos momentos mágicos y milenarios. Será que
se palpaba en el ambiente un esoterismo contenido ante la
simbología latente en cada movimiento del filósofo, en el
ofrecimiento del fuego para disipar la ignorancia, en la
culta advocación procedente del sánscrito “A los invitados
hay que tratarles como a los Dioses” y los piadosos saludos
a Ganesha “Saludo al removedor de los obstáculos” “Me
inclino ante el que brilla como el sol cuando amanece”
“Ganesha destruye las necesidades de los desprotegidos”.
Recogimiento y reflexión, porque entre los devotos y los
invitados creo que todos teníamos prendida en el alma una
plegaria, cada cual según su religión, para lanzársela al
Dios que rompe los obstáculos. Si Ganesha es fuerza y
energía del Universo cuántico del que todos formamos parte
no es de extrañar que cualquiera de los presentes alcancemos
su favor, aún sin rezarle en su idioma y sin más clave
lingüística que el idioma del alma que es común para todos.
La rítmica cadencia de los mantras apaciguaba el espíritu
con la fuerza de palabras repetidas por millones de seres
humanos a lo largo de los siglos y que están entrelazadas en
los mensajes de silenciosa energía del lugar donde el átomo
ocupa una inmensidad, allá donde existe el espacio sin
espacio y el tiempo por encima del tiempo.
Tras la recitación las ofrendas, el primero el Presidente y
tras él todos los consejeros, cánticos festivos coreados por
los fieles, instantes de inmensa alegría, la sonrisa
conmovida de los anfitriones y el reparto de pétalos de
clavel para una nueva ofrenda a Ganesha, todos los
asistentes en silencio con un puñado de pétalos en la mano
derecha “Oh Ganesha yo rezo ante ti para que me protejas”.
Aquel oratorio parecía un ascua de oro durante el reparto de
dulces y de bebidas bendecidos.
Así, en el oratorio de la familia Mirchadani todos tuvimos
el privilegio de vivir momentos de auténtica devoción
revestidos de una solemnidad que exudaba luz, instantes de
fraternidad entre razas y religiones que compartimos el
encanto innegable de un ceremonial milenario y lleno de
contenido. A Dios se le adora de muchas maneras y a través
de infinidad de travesías y de senderos en los que, por
diferentes itinerarios, todos seguimos el camino hacia la
luz. Y lo bello es el sincretismo, la unidad de los hombres
y las mujeres sin diferencias por factor alguno, en una
ceremonia jubilosa y entrañable. Una ceremonia que fue como
Dios manda y no olvidamos nunca que Dios manda en todo lo
bueno y lo bello del Universo. A la familia Mirchandani,
anfitriones y amigos, a Premi y a Shaku un océano de
gratitud por permitirnos vivir ese inolvidable “ahora” junto
al Dios Gadesha. Gracias.
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OPINIÓN / SERPIENTE DE VERANO |
¿Otoñea la serpiente? |
Nuria de Madariaga
opinion@elpueblodeceuta.com
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Ya saben que comencé a escribir
este singular reptil con permiso del maestro de la Torre y
osando okupar su espacio hasta su regreso que ya ha
acontecido en una semana en la que se han atropellado las
festividades más emblemáticas, fin del Ramadam con la
Pascua, jubilosos días del Dios Ganesha para el hinduísmo
hoy día de Ceuta y a la hora en la que escribo sobre un
teclado bífido una especie de tempestad pre-otoñal con
vientos de Poniente, la mar rizada y con mucha mala leche y
despliegue indiscriminado de todo el catálogo de nubes del
voluble cielo ceutí. Y no hay derecho, porque el Presidente
de Galicia acude saturado de horizontes atlánticos y de
literarias cumbres borrascosas y tendrá ganas la criatura de
solecito, mar aturquesado, bonanza a tope y buen rollo
mediterráneo con paisajes de postal. Miro la tarde que
amenaza lluvia y que ha dejado las playas vacías y creo
honradamente que determinado concejal que jamás suele acudir
a los actos institucionales ha contratado a un brujo para
que revuelva a los jins y que los diablillos a su vez
revuelvan el tiempo. ¡Capaz es! De eso y de poner a un
marabú a hacer la macumba para joder y deslucir la visita y
la entrega de medallas y todo. Nunca olviden que en este
mundo hay mucha maldad y que aparece en el Apocalipsis la
célebre frase “La gente es muy mala y hay mucha envidia en
el mundo”. ¿Que murmuran? ¿Que ese es un dicho de lo más
vulgar y no aparece en ningún Texto Sagrado? Bueno, pues lo
habré leído en algún tratado de refranes y remedos de esos
que contienen el saber vernáculo y apuntalan la
idiosincrasia celtibérica. Pero, hechicerías aparte, espero
que el gallego se haya traído junto a su jefe de protocolo a
algunas meigas a varias cantuxeiras galegas y al menos a dos
compostores capaces de hacer humear los saumerios, espantar
temporales y montar de paso una buena queimada popular
invitando a ella a todos los ciudadanos. O mejor a dos
queimadas, una con bebidas alcohólicas y otra sin alcohol
para que también puedan disfrutarla los musulmanes y yo que,
como esenia, soy abstemia. Ya comprenden, algo elegante y
lleno de simbolismo como broche de oro en la celebración de
un día que quiera el Hacedor que no amanezca ni lluvioso, ni
ventoso, ni tormentoso. Porque en septiembre no pega
“otoñear” no todavía y si el tiempo barrunta malos augurios
es porque ese “aojado” anda de compinchamiento con los malos
espíritus para que espanten al verano y oculten con sus
nubarrones de vientres negruzcos nuestra espectacular hora
violeta y el Presidente gallego no pueda disfrutar de ella,
ni extasiarse, ni enamorarse con el despliegue de matices de
cuadro impresionista. ¿Hasta donde puede llegar la rufinería
política? ¿Tendremos que sacar a un santo de paseo y
procesionarlo para que las nubes se disuelvan como
azucarillos? Mucho latinajo, tirar de ensalmos y
desbaratarle el trabajo a los brujos aunque sea mandado a
llamar a la Santa Compaña a ver si el concejal que no suele
acudir a los actos institucionales y menos aún si hay por
medio mucho “Dominus vobiscum” ve la procesión y se marcha
con los difuntos creyendo que van de marcha sindical y
reivindicativa- contra todo lo habido y por haber. Porque en
el día de Ceuta hay que recibir con buenas vaharadas de
“voalores” mezcladas con aromas salinas y el lejano olor a
incienso de nuestras piedras seculares recalentadas por el
sol. El otoño puede esperar al menos hasta el 20N y después
si quiere que venga el diluvio.
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