Desde que tuve el accidente con mi
moto una serie de hechos, como contrapartida, han venido a
consolarme.
No lo escribo por reírme de nadie pero, ¿por qué siempre
habrán peros?, mi accidente viene secundado por otros
accidentes, tanto en la familia como en la familia política
española.
Al accidente de Mayor Oreja (bicicleta) se le suma el de
Manuel Cobo (scooter como la mía). Ambos políticos del
partido que menos simpatías tiene por mi parte, el PP.
Pero eso, lo de menos simpatía, no quita que yo les desee
una pronta recuperación.
Nos hacen falta en el ruedo político.
No por su valía como tales sino porque sus declaraciones
son, a veces, auténticas perlas para los críticos.
Como la que soltó ante las víctimas del 11-M de que no
habría monumento a las víctimas del 15-M y que mejor sería
hacer un homenaje a las putas de la calle Montera.
A pesar de todo puedo preguntar: ¿Soy yo o los políticos del
PP los que tienen muy mala suerte en la carretera?
Menos mal que no llevaba a la presidenta de la Comunidad de
paquete. Esa señora con sus calcetines blancos es un buen
ejemplo de insolidaridad ante accidentes.
Aunque tengan la denominación de origen de atentado.
Cambiando de vía, digo de tema, volvemos a la problemática
con más problemas del país: la inmigración ilegal.
La tolerancia en la admisión de pseudonáufragos
‘encontrados’ en alta mar por nuestros barcos “San
Bernardos” nos traerá, a la corta y a la larga, muchos más
problemas de lo que podemos tragar.
Por culpa de estos inmigrantes ilegales, muchas familias se
ven afectadas terriblemente en la convivencia social, en la
economía doméstica y en la penuria laboral.
La posición de la Generalitat de Catalunya, en referencia a
las finanzas, puede traer cola en las demás comunidades
autónomas.
En una actuación estelar propia de un dictador, el president
Mas aprobó un decreto que endurece las condiciones de acceso
a la renta de inserción mínima, la de 400 euros, que los
catalanes reciben de promedio y que se encuentran en
situación de necesidad.
Lo hace sin consultar con el Consejo Asesor para las
Políticas Sociales y Familiares ni tratarlo con las otras
formaciones políticas con representación en el ‘Parlament
Català’.
Lo malo de todo eso, lo que quiero incidir, es que el 40% de
personas que cobraban esa renta son extranjeros,
predominando los marroquíes, y con ello perjudicando al 60%
que son catalanes, españoles a fin de cuentas, que han
venido cotizando a lo largo de su vida laboral para que al
final estén en igualdad de condiciones con quienes nunca han
cotizado, caso de los extranjeros, lo que resulta un
tremendo desfase en derechos de la persona.
Artur Mas, el ‘president’ de la Generalitat, ha firmado la
muerte de las políticas sociales.
Claro, con todo este batiburrillo ahora resulta que la culpa
de todos los males económicos la tienen los parados, que
nadie les da trabajo; los jóvenes que no lo encuentran; los
jubilados, que no se mueren de una vez; las viudas, que no
gastan lo suficiente para llenar las arcas estatales con el
IVA; los…
No considero justo pagar la renta mínima de inserción a
quienes vienen a nuestro país, la mayoría ilegalmente, sin
el mínimo esfuerzo para integrarse en nuestra sociedad y sin
cotizar a la Seguridad Social.
El único mérito que tienen, la mayoría de los inmigrantes,
es el de rezar y procrear continuamente y vivir del Sistema
público. Habiendo como hay 7 millones de extranjeros y solo
cotiza 1 millón…
En fin. La vida sigue, yo también pero alegrándome las
pajarillas por tener compañeros de infortunio a líderes
políticos del PP.
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