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OPINIÓN - JUEVES, 1 DE SEPTIEMBRE DE 2011

 

OPINIÓN / EL OASIS

La higa
 


Manolo De la Torre
manolodelatorre@elpueblodeceuta.com
 

Contaba yo, la semana pasada, en la miscelánea semanal, página que tanto me celebran, cómo Juan Vivas, después de mucho tiempo sin dirigirnos la palabra, estuvo dispuesto a regalarme el oído, aunque para ello tuviera que echar mano del socorrido fútbol.

Detalle que nunca viene mal. A no ser que uno quisiera seguir empecinado en demostrar que lo que da más pote en esta tierra es mostrarse como enemigo irreconciliable de quien más manda en esta ciudad. Y no es mi caso.

Quien más manda en esta ciudad es, sin duda alguna, Juan Vivas. Verdad que está demostrada no sólo por las mayorías absolutas que éste viene obteniendo en las urnas sino, también, por el afecto que le profesan los votantes. Poderes más que suficientes como para que el presidente se sienta imbuido de una fortaleza que le permite afrontar sus decisiones con la confianza que genera saberse respaldado y querido por tantísimos ciudadanos.

El presidente de la Ciudad ha venido gobernando, durante diez años, sin una oposición dispuesta a complicarle la existencia. Una situación que le ha permitido no tener que emplearse a fondo como gobernante. Ya que los plenos fueron transcurriendo con una normalidad apabullante

Una normalidad que se quebró en el preciso momento en el cual Juan Luis Aróstegui entró a formar parte de la coalición Caballas. Un Aróstegui que no deja de ufanarse de haber conseguido un escaño de diputado aunque para ello haya debido unirse a un partido al que odiaba cordialmente. Pero a la fuerza ahorcan. Y no deja de airear que está dispuesto a darle matarile político a Vivas. Debido a que éste hizo uso y abuso de la prensa para impedirle obtener su acta de diputado.

A mí me parece muy bien, y más que bien excelente, que haya una oposición fuerte. Una oposición que no dude lo más mínimo en fiscalizar cuantas decisiones dudosas tome el Gobierno. Y, naturalmente, para que ningún consejero se atreva a meter la mano en la caja. Que de eso sabe Aróstegui un rato largo. Pues no vano ocupó otrora cargos de responsabilidad en áreas donde los dineros manaban en abundancia. Tal es así que tomó decisiones que hicieron exclamar a un empresario, muy conocido, lo bien que le salían las cuentas cuando llegaba a acuerdos concretos con el secretario general de CCOO.

No obstante, Aróstegui, por no ser aún tonto de baba, sabe perfectamente que, tras muchos años esperando lograr su anhelado escaño, lo ha obtenido en mal tiempo. Pues el que se avecina no es bueno para sus intereses. Y los intereses del hombre que manda en Caballas son claros. Obtener todas las prebendas posibles, a cambio de no ser intransigente a tiempo completo.

La intransigencia del hombre que sigue propalando que todos los medios están vendidos a Vivas, se quedará en nada y menos si se cumple lo que auguran las encuestas: que el PP arrasará en las urnas. Lo cual unido a la mayoría absoluta de los populares en Ceuta, hará posible que el transcurrir aguerrido de Aróstegui se quede en agua de borrajas. En un querer y no poder. Si bien no es mi deseo, faltaría más, que la desmoralización hiciera presa en él. Hasta el punto de que me privara de oírle injuriar al nuevo Delegado del Gobierno y a Vivas. Mientras éstos deciden hacerle una higa en toda regla. Todo un disfrute para mi body.
 

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