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sociedad - MIÉRCOLES, 31 DE AGOSTO DE 2011


Ingrid y Danielle. c.m..

INMIGRACIÓN / ASILO POLÍTICO
 

“Ceuta ha sido la llave
de nuestro futuro”

Danielle e Ingrid, camerunesa y congoleña, han logrado asilo político por el que tendrán un permiso de trabajo y residencia en España durante 5 años; mañana iniciarán su viaje a Madrid aunque “prometen regresar” para celebrar su boda
 

CEUTA
Cristina Marzán

ceuta
@elpueblodeceuta.com

Para festejar su 22 primaveras, Ingrid obtendrá el “mejor regalo” que podría esperar, “pisar, por primera vez, Madrid”. Danielle le sonríe, se siente “afortunada” de ser la elegida para un nuevo viaje que les ha brindado Ceuta, “la llave de su futuro”. Las dos inmigrantes confiesan que no están “nerviosas” pero ni siquiera esperan nada, no pueden imaginar que les deparará el futuro, “nunca hemos alcanzado la península”. Pocas maletas para un equipaje repleto de sentimientos y que se entremezclan con una gratitud infinita. “Gracias, gracias, muchísimas gracias”, repetían dirigiéndose a quienes durante más de un año las han apoyado “moral, física y educativamente”. Ellos, “los profesionales y voluntarios de Cruz Roja, los ciudadanos de Ceuta y los trabajadores del CETI, desde las enfermeras hasta los vigilantes de seguridad”.

Danielle, una joven camerunesa, e Ingrid, su pareja procedente de la República del Congo, han logrado lo que miles de inmigrantes han perseguido durante años, asilo político. “Podremos permanecer en España durante 5 años y obtener un permiso de trabajo, qué afortunadas somos”, confesaban entusiasmadas. Un nuevo amanecer mañana les brindará los mejores rayos de sol y que verán camino de Madrid, donde serán acogidas por uno de los centros de ACCEM, la Asociación Comisión Católica Española de Migración. Entonces recordarán que “hace tres semanas”, muchas personas, “abogados, trabajadores y el director del CETI”, les anunciaban que la larga andadura que iniciaron en 2009 tendrá, al fin, su recompensa. “Nos perseguían, no podíamos decir que estábamos juntas, no teníamos libertad. Como nos ocurría a veces en el CETI cuando los inmigrantes nos decían que éramos demonios y que ahora estarán tranquilos porque nos vamos”, lamentaban recordando los desagradables episodios que les han tocado vivir desde aquel 2008, cuando un campo de fútbol simbolizó el primer encuentro, las mismas sonrisas que ayer se intercambiaban. “Estamos tan contentas”, expresaban.

Aquella mañana de 2008, Ingrid hacía deporte en solitario cuando Danielle, acompañada por otro grupo de jóvenes, se disponía a entrenar en un terreno de Congo. Fue cuando ambas iniciaron una relación que, a día de hoy, ha traspasado más que fronteras. Pero las barreras y los obstáculos impidieron que el sendero estuviera plagado de buenos deseos, por ello, en noviembre de 2009 se vieron obligadas a abandonar el país para acceder, clandestinamente, a la ciudad autónoma, “el 21 de julio de 2010”, recordaron con exactitud.

Fechas que, unidas a la de mañana, no desaparecerán de la memoria de las dos jóvenes inmigrantes. “No es un adiós, es un hasta luego”, recalcaban, puesto que marcharán pero prometieron regresar. “Aquí nos casaremos, en nuestra primera ciudad española, nuestra ciudad de nacimiento”, declaraban. Y aunque no describían cómo se imaginaban la nueva oportunidad que el destino les hacía llegar, Ingrid y Danielle, Danielle e Ingrid, coincidían en los mismo. “Lo más importantes es seguir aprendiendo español y tener títulos porque sin eso, no hacemos nada”, aclaraban muy seguras de haber encontrado los “oficios” por los que lucharán en nuestro país, “una formación de dos años en pintura y tapicería”, defendía la camerunesa, y “también seré futbolista profesional”, añadía la congoleña, jugadora además del equipo de Las Carmelitas de la ciudad. La esperanza, la solidaridad, el temple, son muchos de los valores que aseguran haber aprendido durante los trece meses en tierras ceutíes. Por eso, Danielle e Ingrid están muy seguras de querer regresar a la ciudad que presidirá su enlace, junto a las personas para quienes no tenían “más que agradecimientos” y a las que demostrarán que “nunca se sentirán decepcionados con nosotras, porque ellos nos han educado, nos han enseñado, nos han apoyado y nos han regalado la llave de nuestro futuro”.
 

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