La parcela anexa a la Mezquita de Sidi Embarek podría
albergar el primer Centro Cultural Islámico de la ciudad,
cuyo proyecto ha sido elaborado por la directiva de la
Asociación Luna Blanca y plasmado en papel por las
arquitectas María Sales y María Teresa Cerdeira. La
instalación estaría construida sobre una superficie de 3.500
m2 y tendría cuatro plantas que albergarían todo tipo de
servicios. El presupuesto inicial del equipamiento
ascendería a los dos millones de euros y aunque ya existe un
fondo económico con el que poder iniciar la obra, desde la
entidad buscará fuentes de financiación para poder llevarlo
a cabo.
La idea surgió en los primeros años del nacimiento de la
Junta Directiva de la Asociación Luna Blanca, hacia 1999
aunque ahora ha sido el momento de resucitar el proyecto del
que será el primero Centro Cultural Islámico de la ciudad,
cuya edificación se realizaría sobre la parcela anexa a la
Mezquita de Sidi Embarek, en una superficie de 3.500 m2, con
cuatro plantas y presupuestado en más de dos millones de
euros.
Tal y como explicó a este diario el presidente de Luna
Blanca, Mustafa Abdelkader, hace “bastantes años” que se
elaboró dicho proyecto, que que luego fue plasmado en papel
con ayuda de las arquitectas María Sales y María Teresa
Cerdeira. La superficie sobre la que se alzaría el Centro
Cultural Islámico fue comprada por “los musulmanes, gente
destacada y conocidísima de la ciudad, y sanos empresarios
ceutíes”. Y cuando se planteó la idea de querer llevarlo a
cabo, “se despertó bastante entusiasmo y ánimos en la
población” pero, cuando llegaron al apartado de
financiación, “las cifras no se ajustaban”.
Inicialmente, el equipamiento contó con dos presupuestos,
uno de 4.207.084,73 euros; y otro de 2.103.542,37 euros,
“con el que nos hemos quedado”, puntualizó el representante
de la entidad social. Dicha superficie de 3.500 m2 es
propiedad de Luna Blanca y los fieles de la mezquita, que
cuentan con un suelo de 25.000 metros cuadrados, además de
la parcela sobre la que está construida el templo.
La instalación contaría con cuatro plantas que abarcarían
“todas las necesidades” pero no sólo se proyectaría para el
“colectivo musulmán” sino que su uso “sería general”, aclaró
Abdelkader. En la planta baja, los usuarios encontrarían un
gimnasio femenino y otro masculino, saunas, baños turcos
para hombres y mujeres y un centro de transformación y
cuarto de basura. En la primera planta estaría la cafetería,
una peluquería, tapiceros, costureros, zapateros, tiendas
religiosas y una guardería infantil. En la segunda y tercera
planta se repartirían las clases para la educación, sala de
proyección, salas con conexión a internet, una biblioteca,
aulas de estudio y de lectura y la sala de profesores.
Luego, por otro lado, se distribuirían los despachos de los
profesores, del director, del jefe de estudios, del imam,
del administrador, de la secretaria y una sala de
profesores.
Sin embargo, el primer proyecto planteado pero recortado por
su alto presupuesto, incluía una planta subterránea, pensada
para la construcción de aparcamientos cuyas comisiones por
plazas de garaje “ayudarían a financiar un poco la
construcción del centro”, lamentó. La idea es “cubrir una
demanda de un centro de estudios islámicos en la ciudad
pero, al mismo tiempo, contar con una biblioteca, que sería
la joya. Pero se tendrán actividades de todo tipo, no sólo
islámicas”, concluyó el presidente de Luna Blanca, Mustafa
Abdelkader.
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“Creo que habrá luz pronto, si Dios quiere”, pronostica
Abdelkader tras mantener conversaciones con la Ciudad
De un proyecto a una realidad
evidentemente hay grandes pasos pero el presupuesto y la
financiación también son apartados que la directiva de Luna
Blanca ha contemplado para la construcción del Centro
Cultural Islámico: “Estamos en ello, creo que habrá luz
pronto, si Dios quiere”, pronosticó el portavoz de la
entidad social, Mustafa Abdelkader.
Según explicó a este diario el máximo responsable de Luna
Blanca, la Ciudad Autónoma conoce este proyecto “desde años
anteriores” pero su alto coste “frenó un poco” las
intenciones o voluntad de poder llevarlo a cabo. Abdelkader
manifestó que al presidente de la Ciudad, Juan Vivas, la
idea le pareció “brillante”, por lo que se ofreció para
colaborar y “hacer todo el esfuerzo para conseguir la
construcción”. Luego, los contactos se pararon “un poco” y,
en una de sus últimas visitas a la entidad benéfica se
retomaron las conversaciones. “Hablamos y seguimos en ello.
Trabajamos y luchamos para poder empezar”, expresó
Abdelkader, al reproducir sus diálogos con Vivas.
Las arquitectas que llevarán a cabo el royecto del Centro
Cultural Islámico serán las que construyeron la mezquita de
Sidi Embarek, María Teresa Cerdeira y María Sales, ya que
ambas realizaron los planos en marzo del año 2000. Por otro
lado, desde Luna Blanca tienen pensado plantear el proyecto
a varias constructoras y “ganará el mejor presupuesto ya que
la obra beneficiará a la ciudad en general”, aclaró.
La entidad social ya cuenta con un fondo económico inicial
para arrancar la obra y dentro de la planificación que
posee, mostrará el equipamiento a “algunos bancos” para ver
si se llega a “alguna negociación”.
Otra de las vías posibles para obtener los fondos
necesarios, siempre y cuando alguna entidad bancaria “se
interesase”, sería la construcción de una planta subterránea
para plazas de aparcamiento, cuyas ventas servirían para
sustentar el coste de la instalación. “Evidentemente,
nosotros como miembros de Luna Blanca y algunos fieles de la
mezquita están dispuestos a hipotecar sus hogares para
llevar a cabo la obra, pensada desde hace muchísimos años”,
remató Mustafa Abdelkader, presidente de la Asociación Luna
Blanca.
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