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OPINIÓN - DOMINGO, 28 DE AGOSTO DE 2011

 
OPINIÓN  

Miscelánea semanal

Por Manuel de la Torre


Lunes. 22


Por si no teníamos bastante con la crisis económica, y los males derivados de la misma, que a poco que salte una chispa encuentra el gas de la mala leche flotando al nivel apropiado para que se produzcan declaraciones incendiarias y enfrentamientos descarnados, también nos ha tocado vivir, con la visita del Papa, las disputas religiosas entre jóvenes que dicen ser creyentes de verdad y los que no dudan en dar muestras de su laicismo. Los componentes de ambos bandos, me voy a referir sólo a los jóvenes españoles, me imagino que tendrán conocimientos suficientes de cuando en España se impuso el catolicismo como norma de vida. Y no se dudaba en airear lo siguiente: “¡En España o se es católico o no se es nada! Los españoles caminan en la verdad porque España está tan unida a nuestra Santa Madre Iglesia, que disfruta de la particular bendición de Dios”.”Hay que recristianizar a esa parte del pueblo que ha sido pervertida, envenenada por la doctrina de la corrupción”. Corrían los años duros de nuestra posguerra y la Iglesia española y el régimen de Franco estuvieron a partir un piñón. A eso se le llamó nacionalcatolicismo. En aquel tiempo de imposiciones, la Iglesia procura traer a su redil a los descarriados, pero quizá no acierta con el procedimiento. Así, el canónigo Gómez Arboleya se queja al arzobispo Eijo y Garay: “Antes no venían a misa y ahora nos lo traen formados”. Actualmente, las encuestas dicen que un setenta por ciento de españoles son católicos. Pero que sólo un trece por ciento cumple con los preceptos de la Iglesia. Benedicto XVI, sin embargo, ha avisado de que solo se puede seguir a Jesús en la Iglesia. Y nos llama a los católicos a ir a misa, confesar y comulgar. Como no nos lleve formados, creo que los deseos del Papá no se verán cumplidos. Alguien ha escrito que Jesús es, ante todo, un personaje literario. Lo cual no es ningún desdoro. Un personaje, quizá literario, pero cuyo legado nos sigue pareciendo admirable. Si los jóvenes leyeran más sobre nuestra religión, quienes viven ésta como algo íntimo (aunque traten de negarlo, que los hay) y los que han decidido hacer proselitismo de ella, se abstendrían de montar trifulcas callejeras. Por ser tan absurdas cual peligrosas.

Martes. 23


He venido leyendo, desde hace unos días, la denuncia de Caballas sobre las intenciones del Gobierno de vender el Hotel Tryp. Mejor dicho: según los dirigentes de la coalición más que vender lo que tratan de hacer los gobernantes es malvender el establecimiento hostelero para poder cuadrar las cuentas en 2012. Y no tengo más remedio que censurar las actuaciones de ambas partes; o sea, tanto la correspondiente a los gobernantes como a la de los miembros de la oposición. Los primeros, porque con su ligereza en el decir, sin venir a cuento, han propiciado que los empleados del hotel estén ya viviendo en la siempre insana incertidumbre. Puesto que la noticia es tan desagradable como capaz de sacar de quicio a las personas que están trabajando en el hotel. Los segundos, es decir, los de siempre, Aróstegui y Mohamed Alí, por aprovecharse de las circunstancias para echar más leña al fuego y confundir aún más al personal. Personal que debió ser el primero en enterarse de las intenciones de los gobernantes. Y, por si fuera insuficiente comportamiento tan negligente por parte de los políticos, resulta que diez empleadas decidieron ponerse enfermas el mismo día, a la misma hora y en el mismo sitio. Por lo que la empresa explotadora del negocio ha creído conveniente que las mujeres se sometan a un estudio sicológico. Lo que aún no sé es si todas las mujeres dadas de baja pertenecen al mismo sindicato de clase. Vamos, a CCOO. Pues eso sería ya el colmo de la desfachatez.

Miércoles. 24

Tres de la tarde. Juan Vivas camina hacia su casa acompañado por varias personas de su confianza. Yo me encuentro en sitio por donde el presidente ha de pasar. Me saluda y yo le respondo con la misma efusividad. Entonces, Vivas me regala el oído: “Pocas personas he visto yo que sepan analizar cuestiones futbolísticas como tú”. Su halago no me sorprende. Pues no pocas veces el presidente creyó conveniente exponer tal opinión en público. Mi respuesta no se hace esperar: Presidente, el domingo publicaré lo que me acabas de decir. “Hazlo, claro que sí; pues estás en tu perfecto derecho. Porque tú sabes que hace ya muchos años que yo vengo diciendo la gran facilidad que tú tienes para ver el fútbol tan bien como para luego explicarlo”. A partir de ahí, debido a mis palabras pronunciadas con desparpajo y alegría, la risa cunde entre quienes forman parte de la reunión improvisada. Vivas, como buen madridista que es, me tira de la lengua para saber qué pienso yo de su equipo. Que es el mío también. Y mi explicación parece que le alegra la vida. Que buena falta le hace. Porque me imagino que será muy desagradable para Vivas levantarse todos los días pensando en que habrá de soportar el aliento viciado de los muchachos de Caballas. Expertos en hacerle marcajes como el que le hizo Mangriñañ -futbolista del Valencia- a Alfredo Di Stéfano. El primero fue un 12 de septiembre de 1953. El entrenador del Valencia era Iturraspe. Un adelantado del fútbol a quien tuve la suerte de conocer y charlar con él acerca de la evolución del más importante y atractivo de todos los deportes.

Jueves. 25

Hacía tiempo que yo no escribía de Mohamed Alí. Pero hoy he decidido hacerlo para recordarle algo tan sencillo como que uno es prisionero de sus palabras y dueño de sus silencios. Y si echo mano de este dicho sentencioso, sabiduría popular, es para recordarle al segundo hombre de la coalición Caballas que bien podría haberse mordido la lengua antes de ponerse a airear que le han ofrecido mi cabeza periodística si su partido ayuda a la causa de quien está dispuesto a ofrecerme a mí en sacrificio. Como si yo fuera moneda de cambio en operaciones de baja estofa. El problema de Mohamed Alí es que se ha ido dando pote por diferentes sitios acerca de que era dueño de mi futuro en cuanto a escribir en periódicos. Y lo ha ido propalando, digamos que presuntamente, como si fuera la gran noticia del verano. Más o menos ha sido así: “A mí, quien puede…, me ha ofrecido la posibilidad de impedir que De la Torre vuelva a escribir más…”. Y, por lo oído, miraba a su alrededor con la ufanía de quien se creía que estaba siendo portavoz de la noticia más importante de este verano. No pensaba yo, ni por asomo, que Mohamed Alí fuera tan lenguaraz. Que nada tiene que ver con el gusto por conversar. Ahora bien, el segundo dirigente de la coalición Caballas debe saber que su comentario me ha venido de perilla. La mar de bien. Ya que me permitirá, cuando lo crea oportuno, tomar las decisiones que a mí me plazcan. Está comprobado que, a veces, hay correveidiles que valen un Potosí.

Viernes. 26


Cuando tomo las vacaciones -aunque en mi caso no hayan sido totales, pues he seguido escribiendo esta miscelánea-, no sé si las tengo merecidas, pero no opongo la menor resistencia. En la duda de que alguien desconfíe de que yo las necesite, estoy seguro de que habrá lectores que, por el bien de su descanso, me lo agradezcan eternamente. Así que no tengo el menor inconveniente en decir que no es el cansancio físico lo que me hace dejar de escribir, durante el mes de agosto, mi columna de opinión, titulada ‘El Oasis’, sino el respeto que les debo a quienes llevo dando la tabarra durante muchos meses. Los hay, en cambio, que siguen con su actividad frenética, buscando destacar cuanto más mejor con el fin de estar unos instantes en la cresta de la ola. Pocas expresiones tan exactas para definir la altura y la precariedad simultáneas de quienes buscan subir como la espuma, adueñándose de una fuerza ajena, para caer desplomados antes de lo previsto. Conviene, pues, cuando el calor aprieta de lo lindo y las tardes agosteñas invitan a la siesta, recordar que quienes tratan de abarcar mucho acaban dando un petardo como el que dio Cagancho en Almagro. Tan sonado como para haber quedado como ejemplo de mala actuación en todos los sentidos.

Sábado. 27


Comenzaré diciendo que no tengo el gusto de conocer a Ricardo Martínez. Que jamás he cruzado palabra alguna con el responsable autonómico de la Central Sindical Independiente y de Funcionarios (CSI.F) de Ceuta. Y, sin embargo, no tengo el menor empacho en destacar dos actuaciones suyas durante la semana que está tocando a su fin. La primera fue su defensa de los empleados del Hotel Tryp. Alegando que los políticos, antes de hablar de posibles negocios relacionados con el establecimiento hostelero, deberían haber reunido a los trabajadores para explicarles que cualquier noticia publicada al respecto, no tendría por qué alarmarles. El sindicalista hizo, sin duda alguna, la justa defensa de cuantas personas trabajan en el hotel. Su segunda intervención ha sido para arremeter contra Comisiones Obreras. En vista de la tan conocida manía persecutoria que tienen sus dos principales dirigentes contra los empleados del Centro de Reforma de Menores de Punta Blanca. Ambos sindicalista, con tal de salirse con la suya, son capaces de todo, denuncia Martínez. Incluso de poner en duda las actuaciones de jueces, fiscales, trabajadores, familiares y de todas las personas que se atrevan a negar la ausencia de torturas en el reseñado centro. Ni siquiera las aclaraciones del Defensor del Pueblo les sirven a los de CCOO para dejar ya de atentar contra la plantilla del centro. Aróstegui, en su carrera desenfrenada por ser todos los días protagonista de todos los medios, está yendo demasiado lejos en sus acusaciones. Una actitud que lo está envejeciendo a pasos agigantados. Puesto que el rencor, que es tóxico, está horadándole hasta el alma.
 

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