Buenos días, Ceuta.
Supuestamente creía que el accidente de la moto no traería
más secuelas que la lesión del tobillo. ¡Equivocación!, se
infectó todo y la cosa podía haber sido peor. Menos mal que
la rapidez del equipo médico, al que acudo habitualmente,
descubrió el problema antes de que se extendiera
subcutáneamente.
Bueno, no sé porqué escribo estas cuitas personales que, de
seguro, no interesa a nadie. Pero es así.
Hablemos de los rusos. Esos turistas rusos que vienen al
país y se gastan enormes cantidades de euros en compras y
demás.
Precisamente durante mi convalecencia, apareció por mi casa
un antiguo amigo, ruso por más señas, que me propuso
participar en su negocio. ¡Para negocios estoy yo!
Obvio es que no voy a estar aceptando cada propuesta que me
hagan sin estudiarla a fondo. Hasta ahora ninguna me ha
convencido por lo que desisto de tomar parte en la cosa esa
de negocios. No están los tiempos, ni la salud, para
embarcarse en piraguas peligrosas.
Queda claro que el mundo está cambiando.
Entramos, por una parte, en un biorritmo climático extraño.
Aunque no debería extrañar si conseguimos seguir la estela
dejada por el clima a lo largo de trescientos años, más o
menos, con sus rítmicas oscilaciones en el tiempo.
Está cambiando tanto que ahora los ricos franceses piden les
pongan más impuestos en intentos de capear la crisis
económica.
Tan cambiado está que hasta Zapatero propone un cambio en la
Constitución española a fin de limitar el déficit.
Si contemplamos desde una perspectiva más seria los cambios
que se están haciendo, vemos que van desde la repentina
explosión de nuestra juventud con sus manifestaciones y
escarceos socio-políticos hasta las revueltas árabes contra
sus eternos dictadores.
Lo malo es la actitud de determinados grupos de jóvenes. Han
tomado el camino de los hunos, con actos vandálicos que no
tienen nada que ver con reivindicaciones de cualquier signo.
Pero bueno, de lo que me alegro es, sobremanera, de las
victorias de mi Barça. Lo siento por mi compañero
cascarrabias, de la Torre, pero su Madrid no le llega ni a
la suela de los borceguíes del conjunto de Guardiola. Un
conjunto de pequeñajos le puede a las tremendas torres,
palabras de Casillas, de dos metros, que sólo saben jugar en
córneres y a balón parado, usando de paso triquiñuelas de
vulgares matones barriobajeros. Como ese señor que dice ser
entrenador de los merengues. Pero no es más que un ínfimo
‘Rave’
Es la puta verdad, el Barça sigue siendo mejor, mucho mejor,
que el Madrid con sus millones.
Paso del Papa, paso de los ultra-católicos “kikillos”. Si no
pasara de ellos, mis artículos de opinión serían demasiado
ponzoñosos para muchos. No merece la pena dedicar unos
reglones al juego de la religión.
Pero me molesta, y mucho, que en el nombre de la religión,
nuestra policía, la policía de un país cuya Constitución es
laica, se dedique a soltar mamporros a diestro y siniestro
contra personas y compañeros que no tienen nada que ver con
las manifestaciones anti-papales o anti-violencia policial.
Eso nos sigue demostrando que las religiones son violentas,
por mucho que diga Rouco Varela o el propio Ratzinger.
Siempre lo han sido… y seguirán siéndolo.
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