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OPINIÓN - MARTES, 23 DE AGOSTO DE 2011

 
OPINIÓN / ANÁLISIS

La calle de Ceuta en Málaga


Nuria de Madariaga
opinion@elpueblodeceuta.com

 

La idea de ir localizando referencias a Ceuta por las ciudades que visito me llegó hace un par de años, cuando por motivos de trabajo tenía que viajar a menudo a Lisboa en el mugriento tren nocturno Lusitania y allí yendo de un lado a otro de la ciudad me topé con una espléndida avenida que iba hacia el puente de salida de la capital portuguesa, la Avenida de Ceuta. Porque allí recuerdan con una pizca de entrañable nostalgia las aventuras de Enrique el Navegante y para ellos la evocación tiene una singular relevancia. Conmovida, en un viaje a Madrid me hice llevar por un reticente y disgustado taxista a la calle Ceuta madrileña, aledaña al otrora castizo mercado de Tetuán y enclavada en un lugar al que, sencillamente, no me quería llevar el del taxi. Territorio latino, un bar con dominicanos con tirantes y cadenas de oro, muy enclave “maras” muy sucia, muy triste y bastante humillante sobre todo porque me dijeron que la habían bautizado Ceuta por estar al lado de Tetuán, es decir, del mercado de ese nombre. El asunto me escamó, lo denuncié por escrito pero tuvo nula repercusión y ninguna queja a nivel institucional. Me decidí a dejar de buscar “calles Ceuta” pero en Málaga, ante el hecho de que, el tramo más importante y cuidado del espléndido paseo marítimo que es el orgullo de la ciudad, ha sido bautizado como “Paseo Marítimo Ciudad de Melilla” en honor a nuestra ciudad hermana y es un lugar en el que, para adquirir un solo metro de terreno, hay que pedir al menos tres hipotecas, supuse que Ceuta seguro que habría recibido idéntico tratamiento de importancia en el callejero, así que comencé a buscar, aunque no me sonaba como nombre de arteria relevante. No obstante me aventuré a pensar que seguramente alguna de las grandes, minimalistas, de diseño y desoladas avenidas de la nueva zona de Teatinos cercana a las Facultades sería la elegida para lucir el apelativo. ¡Que si quieres arroz Catalina!. Me fue difícil llegar acompañada de un voluntario incluso tirando del GPS y encima cuando el conductor vio que estaba por un zona casi suburbana llamada “Tiro de Pichón” se negó a llevarme al atardecer y tuve que esperar a estar a plena luz del día y anda que te anda, que aquello está donde Cristo pegó las tres voces, dicho sea sin intención de ofender al Gólgota.

La calle Ceuta malagueña es casi una callejuela con algunas casas semidestrozadas, pegando al talud de una carretera y perpendicular a la calle Almargen. Mi acompañante murmuró con desasosiego “Sí, al margen de la ley…” Pero no, Almargen es un pueblo de la provincia de Málaga y el lugar es extremadamente humilde, con una doble fila de casas matas malagueñas bastante desfavorecidas , eso sí, un poco más allá, en la calle Tomás Moro se han construido unas viviendas nuevecitas de una planta, extremadamente sencillas y decorosas, pero la calle Ceuta es para no ir de noche. Allí y estando en Málaga lo que lo hace parecer algo imposible, no hay ni un bar, ni una cafetería, ni una tiendecilla de barrio, ni un estanco, ni un puesto para comprar chucherías, no hay nada. Tan solo una carreterilla con una fila de casas mayoritariamente echas polvo a los lados ¿Y si hay una urgencia? Pues supongo que se las apañarán ¿Y cuando llueve fuerte y llega la “riá”? Pues el agua caerá de la carretera y se anegarán. ¿Y por que cojones han tenido que bautizar con nuestro nombre a un lugar tan depauperado y sin embargo poner Ciudad de Melilla al mejor paseo marítimo? Pues para jodernos y por pura envidia, primero porque Ceuta reluce como una patena y sus jardines son un primor mientras que la capital malagueña, quitando el cogollito del centro y tirando para los barrios tiene mierda para aburrir. Segundo porque aquí no asaltan casas ni existen los índices delictivos de allí, ni en la feria hay que poner controles de armas por las navajas. Y después porque les ha dado a ellos la gana bautizar así esa cochambre pensando que no nos íbamos a enterar. Discriminación con respecto a Melilla, bofetada sin manos, vejación, poca vergüenza todos los apelativos que quieran utilizar. Pero sin vías de solución. La cochambrosa calle Ceuta de Madrid ahí sigue con el nombre bien marcado y la de Málaga, aunque no sea territorio latino ni lugar de las maras, seguirá ostentando el nombre en su infinita decrepitud. Supongo que nadie se va a quejar en plan airado ni a pedir explicaciones. Pero esto no es nada, ya que pienso continuar e ir localizando en esporádicos viajes el nombre de nuestra ciudad por toda España para oprobio de quienes no impiden que lo utilicen a base de copyrigth.
 

OPINIÓN / ANÁLISIS

La multiplicación de la jarera en el Tarajal


Nuria de Madariaga
opinion@elpueblodeceuta.com

 

Vivir la ruptura del Ramadán en el Tarajal junto a mi hermano musulmán Mario ha sido una experiencia humana muy destacable y profundamente enriquecedora, pero los dos últimos días me he perdido el reparto de dátiles entre los transeúntes y el ofrecimiento de un cálido tazón de jarera a más de un porteador. Los primeros días la sopa llegaba justo para los de la agencia que se encuentra allí ubicada y para un par de invitados, pero luego Mario se apercibió de que siempre pasaba alguien cargado de bultos y desfallecido, cuando no había mala guardia y la gente tenía que acampar en la acera a la espera del cambio, entonces se llevó una cacerola mayor, pero como la escena se repetía acordaron llevar una olla grande, como para quince raciones. Y la gente agradece estar “estragaíta” y con el estómago pegado a las costillas y poder meterse entre pecho y espalda el caldo aromático y sabroso. Fueron días de repartir un poco en plan humano y solidario, pero antes de ayer volvió a haber una guardia muy mala allí se agolparon cerca de cincuenta personas, o más, sentados en la acera. Y nadie pide nada, lo garantizo, pero si se lo das lo agradecen y si no se lo das no se les ocurre arrimarse por si cae algo. El pasado viernes había mucha gente y todos muy cansados y eso de romper malamente el ayuno con un buche de agua y un cacho de pan no es digno, porque las cosas tienen que hacerse en condiciones y como Dios manda. Llegó la perola con las raciones y allí se empezó a repartir, cuenquecito a cuenquecito, sin que nadie diera prisa, uno sorbía la sopa, la acababa, se enjuagaba el cuenco y a por otro. Llegó un momento en que se formó una fila de comensales. Y allí comió todo el mundo, eso fue el viernes noche, lo extraño es que dentro de la olla o de la perola o de cómo le quieran llamar tan solo cabe una cantidad my determinada y para dar jarera a tanta gente hubieran echo falta cuatro o cinco perolas iguales, pero solo había una, la de siempre y de esa salió la bendición de Dios para que todos consolaran los estómagos. Si en lugar de musulmanes hubieran sido cristianos nada de eso me sorprendería porque ya cuenta la Biblia el episodio del vino de las bodas de Canaan y la multiplicación de los panes y los peces por parte de Cristo Nuestro Señor y ya sabemos que lo milagros existen y que quien no cree en ellos es que no es realista. Como creyente tengo idéntica fe en cualquier hecho milagroso de cualquier religión porque Dios es solo Uno, pero a algunos les costará pensar en que Alguien pueda pararse a mirar a los porteadores del Tarajal y repare desde arriba en la olla de la jarera de la agencia, sin embargo yo creo que precisamente por el ambiente y por el tipo de personas, gente humilde y sencilla, trabajadores que sudan cada euro que llevan a sus casas, es por lo que, de repente, de una olla sale comida bastante para saciar a todos aquellos hijos de Dios necesitados, que se llenan de alivio y de contento ante el detalle de ese cuenco rebosante, con sus tropezones de carne y de lentejas o de lo que lleve esa sopa que nunca acabo de saberlo, pero que sabe a gloria y si encima un hermano te lo ofrece entonces sabe mejor que el plato principal de un banquete real.

Todos los amigos reflexionamos, sorprendidos y con una pizca de confusión, pero preferimos no hacernos demasiadas preguntas, ni excesivos comentarios, las cosas son como son porque no son de otra manera, lo importante es que todos comieron y que cuando cambió la guardia los porteadores se fueron con las tripas calientes. El resto es la voluntad de Dios.
 

OPINIÓN / SERPIENTE DE VERANO

Los cambistas


Nuria de Madariaga
opinion@elpueblodeceuta.com

 

En la frontera del Tarajal hay cambistas, eso es innegable. Se colocan al borde de las aceras, ataviados con chalequillos verdes con muchos bolsillos y sombreros para hurtarse del sol y hacen el símbolo inequívoco con el índice y el pulgar. Los automovilistas se paran y hacen el cambio a toda prisa. Dan un servicio, eso es evidente, pero sin ningún control y sin pagar al menos una licencia de venta ambulante, algo que legalice su actividad. Que encima es pura competencia ilícita para la Agencia de Cambio que paga local, agua, luz, teléfono e impuestos y encima está regulada y reglamentada. Los cambistas “pasan” van a lo suyo y uno llegó a instalarse con un parasol y un asiento para dotar de ciertas comodidades a su trabajo, pero aquello es bochinche y “manga por hombro”.Lo que faltaba tras la siembra de unos árboles raquíticos que dan menos sombra que una chumbera en lugar de haber apañado ficus frondosos para que quienes pasan por allí o esperan el autobús a las horas en las que el sol da de frente y allí no se puede aguantar el calor, consigan un poco de sombra verde. Nada de nada. ¿Y el autobús? Cierto es que pasa con la regularidad de un reloj, pero los autobuses se adecentan y se escamondan un par de veces al día y servidora, antes de opinar, ha tenido la cautela de hacer varios trayectos desde el centro a la frontera y ha observado que el interior está sucio y los cristales bastante churretosos. Además no son confortables. Tampoco es que vayan a instalar asientos anatómicos, pero cada x trayectos al menos podían pasar una fregona con lejía y poner ambientador. Digo yo por tal de no callarme. Pues bien, llegas a la frontera y los coches de la Policía y de los Picoletos están que voy que vengo, sin parar y los cambistas más frescos que una lechuga y con menos papeles que una liebre cambia que te cambia y el de la Agencia, que sí tiene papeles bufa que te bufa. Y no se trata de quitarle a ninguna criatura el pan de la boca, sino de “regular” aunque sea someramente la actividad de manera que las licencias o los permisos repercutan en las arcas municipales, vamos, que la ciudad rasque aunque sea unas perrillas del trasiego continuo de billetes sobados. También es lógico que los del cambo, que se pasan el puto día al sol, reclamen como contrapartida algunos árboles en los que cobijarse cuando el astro rey haga de las suyas, o que apañen un jardincito con bancos en la amplia acera y que de paso se lleven a la banda oficial de ladrones que allí actúa y cuyos miembros parece ser que tienen más antecedentes que pelos en las ingles y tienen amargados a los automovilistas y a los viandantes. Esos tampoco tienen licencia y encima se remojan con frecuencia en la misma playa de la frontera y desde la arena suben en bañador y chanclas y sin camisetas para evitar que alguien les agarre por la ropa en su huída suben a robar. Les digo que esta frontera es más caótica que el avión de “Aterriza como puedas”.En lo que no me he fijado en mis correrías es en si tiene grifos de agua potable en alguna fuente o bebedero y tampoco he reflexionado sobre las medidas científicas a tomar para que el murete que da al mar ,donde hay un portón de hierro con barrotes deje de ser el fétido “meadero” de la zona. ¿O es que aquí no hay multas por miccionar por las calles? ¿O es que la gente no se puede venir meada de sus casas? ¿Y por qué no se instalan en un ladito unos wáteres públicos? Pues no se instalan para que no meen los cambistas sin licencia, por eso seguramente ¡Cuan mezquino!
 

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