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OPINIÓN - MARTES, 23 DE AGOSTO DE 2011

 

OPINIÓN / EL ESQUINAZO

El Papa y los jóvenes
 


Jesús Carretero
jesuscarretero@elpueblodeceuta.com

 

Es difícil volver a encontrar, en Madrid, tantos jóvenes como hubo este largo fin de semana, con el único objetivo de estar al lado del Papa.

Las vísperas de la llegada del Sumo Pontífice a Madrid no pintaban demasiado bien las cosas, cuando un grupo de esos que se autodenominan laicos la emprendió, incluso con golpes, ante un grupo de peregrinos que, en son de paz, sólo así, habían llegado a nuestro país.

La visita del Papa a Madrid ha demostrado que, también la juventud, sabe valorar las buenas razones del cristianismo y su Iglesia, pero que frente a estos están unos grupúsculos que nada más saben que “arrollar” todo lo que encuentran en su camino, cuando de la Iglesia se trata.

A muchos, de esa falsa progresía, se les está viendo la oreja y representan el anti todo lo que afecte a la Iglesia Católica.

Afortunadamente, esos son pocos, aunque se vean protegidos, y muy protegidos, por ciertas altas esferas de la política de nuestro país y ahí está el peligro.

El Papa que, una vez más, ha venido en son de paz, no se ha mordido la lengua, en los momentos claves y muy especialmente al tocar terrenos complicados, aunque haya sido con elegancia.

Una cosa es venir en son de paz y otra no reconocer ciertos aspectos que malean nuestra sociedad, y sobre esos aspectos, con claridad y con rotundidad ha hablado el Sumo Pontífice.

Y es que Benedicto XVI estaba muy al corriente de lo que somos y de cómo estamos, por lo que no tuvo reparos en su discurso de despedida, casi en la escalerilla del avión, de recordar a quienes lo tengan olvidado, la esencia católica profunda de España.

Y tampoco tuvo reparos a la hora de recordar los apuros y las dificultades de muchos españoles hoy, como consecuencia del paro. Eran sus palabras de despedida, en dos líneas, simplemente eso, pero que bastaban.

Y una despedida por todo lo alto, con Sus Majestades los Reyes, cosa que no es frecuente en este tipo de despedidas, pero con una ausencia notable, por el cargo más que por la persona, el presidente Zapatero no estuvo, parece que había delegado en Bono, presidente del Congreso, que no esquiva su simpatía por lo religioso, y también estuvo Jáuregui, un ministro que no es de los del ala “anti” ni mucho menos.

En definitiva, estuvieron los que tenían que estar, unos doce mil voluntarios en Ifema y la guardia “suiza” especial en Barajas, con todo lo que conllevaba el último de los caminos, antes de emprender el vuelo a Roma.

Muchos “antis” o seguidores de la progresía barata han hablado del coste del viaje del Papa, en época de crisis, malejos “mamarrachos”, mientras que la organización, por el contrario, habla del coste cero, por la colaboración de los propios peregrinos y de ciertas empresas que han querido estar en su sitio justo, cuando la visita del Pontífice lo reclamaba.

Ahora, el Papa ha abandonado España, las JMJ han terminado, pero de aquí se ha ido como un verdadero amigo, como un visitante de lujo que no hizo ostentación del mismo, pero sí la hizo de la sencillez y del cariño para con los jóvenes, los niños o los más necesitados de amor.

La edad y los muchos compromisos no creo que le permitan volver en jornadas como estas, pero para la historia esta visita será inolvidable.
 

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