Después de largos días de autobús, peregrinaje y
evangelización en distintas zonas de la península, desde
Cádiz hasta Lisboa, los tres grupos de jóvenes cristianos
ceutíes que partieron hacia la Jornada Mundial de la
Juventud se hallan ya en la capital, muchos de ellos
presenciaron la misa oficiada por el Papa Benedicto XVI en
la tarde de ayer junto a miles de peregrinos del mundo.
No pueden evitar transportar una sonrisa hacia el otro lado
del teléfono cuando nos cuentan su experiencia desde las
afueras de Madrid, la parte trasera del autobús en su camino
Lisboa-Ávila, o una de las plazas madrileñas en la que a
primera hora de la tarde de ayer ya solo se escuchaban
cánticos cristianos.
Los jóvenes ceutíes que se encuentran en plena celebración
de la Jornada Mundial de la Juventud, coinciden en que está
siendo una experiencia “inolvidable”, “profunda”,
“divertida” y en la que están disfrutando mucho.
El grupo de agustinos que partía junto a los padres Isidro y
David, así como Fernando, Emilio y Alberto, están viviendo
el JMJ junto a otros 800 agustinos de todo el mundo, la
mayoría experimenta un evento como este por primera vez en
su vida, y están disfutando tanto del “ambiente” que hay en
las calles de Madrid, como de las misas que están
presenciando. “Son increíbles”, dice Beatriz Caminero, de
dieciocho años.
Mientras, al otro lado de la ciudad, otro grupo de jóvenes
camina buscando un lugar para detenerse a tomar algo de
almuerzo, resguardarse del calor y coger fuerzas para la
misa colectiva de la tarde en Cibeles. El padre Andrés
Muñoz, que les acompaña, habla de un evento que es una
“feria de carisma de la iglesia”, en la que todo el mundo
está disfrutando.
A esa misma hora, previa al almuerzo, quienes todavía no han
llegado a su destino son los peregrinos que acompaña la
catequista Flora Espinosa. Después de pasar varios días
evangelizando en Portugal están a punto de llegar a Ávila,
última parada antes de su destino para la noche, El
Escorial, donde serán recibidos por familias y donde esperan
poder ver al Papa hoy mismo, gracias al espacio reservado
para la congregación neocatecumenal que les acoge, en su
visita.
“Evangelizar en Portugal nos ha servido para darnos cuenta
de cómo está la sociedad y lo importante que es tener amor
al prójimo”, dice José Francisco Recio, de 20 años. “Me he
dado cuenta de que es más bonito todavía transmitir la
palabra del señor cuando lo haces ante gente que no conoces
de nada. Vivir esta experiencia es increíble y se la
recomendaría a cualquiera”, añade.
A su lado, Isabel Valencia, de 21 años, cuenta que está muy
contenta por haber encontrado “un mismo espíritu” entre
gente de distinto idioma, y haber sido tan bien acogida en
Lisboa. No es la primera vez que Isabel acude a una Jornada
Mundial de la Juventud, de hecho en años anteriores viajó a
dos más, en Alemania y Australia, al igual que su compañero
explica que recomendaría la experiencia a cualquier joven.
“Se rumorea que la próxima Jornada será en Brasil, y si es
así recomendaría a la gente que empiece a ahorrar ya, merece
la pena porque esto se vive una vez cada cierto tiempo pero
siempre se queda en la memoria”, añade Jose Francisco.
Lucía Cardoso, estudiante de administración y finanzas, dice
que en Portugal ha encontrado gente “más fría” que en
España, pero de todas formas ha disfrutado el predicar por
las calles, incluso las noches de autobús y los madrugones
como el de la jornada de ayer.
La plaza de Cibeles, al caer la tarde de ayer, reunía así a
los jóvenes ceutíes, con sus banderas de la ciudad, con los
de otros miles de cristianos de todo el mundo en un acto que
mezclaba la oración y la reflexión y con la diversión.
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