Las instalaciones aún sin estrenar del Centro de Infantil
‘La pecera’, en la barriada de Juan XXIII, amanecen todas
las mañanas desde que comenzaron las obras llenas de basura.
Así lo confirmaron ayer los propios empleados que se
encuentran desesperados porque, además de tener que recoger
colillas, medicamentos, cartones de leche o botellas de
plástico, se han encontrado con dos problemas mayores: la
grasa acumulada en el suelo del patio de caucho después de
que algún vecino tirara “restos de embutidos” y los
escombros de “reformas” internas en el edificio que se
acumulan en la marquesina de la guardería.
Los empleados de la obra de la guardería ‘La pecera’ en la
barriada de Juan XXIII ya no pueden más. El problema con el
que se encuentran todas las mañanas cuando llegan a las
instalaciones del futuro Centro de Infantil es que el patio
está “lleno de basura”. Así lo manifestaron ayer a EL PUEBLO
delante de dos bolsas llenas de residuos que acababan de
recoger. Los operarios se han encontrado “todo tipo” de
cosas: “Desde medicamentos, cartones de leche vacíos o
botellas de plástico hasta colillas”. “Incluso en alguna que
otra ocasión se han recogido restos de ‘volaores’”,
explicaba uno de los obreros.
Algunos de los restos “más llamativos” que se han encontrado
han sido cuchillas de afeitar o pañales. “Desde que se llegó
a trabajar en la zona, cuando todavía no era nada, los
trabajadores de Urbaser entraban en el recinto y limpiaban
el lugar”. Sin embargo, tras el inicio de las obras, el
recinto se ha convertido en “privado”. “Tiran absolutamente
de todo y se recoge al día la basura”, continuaba este
trabajador. “En cada jornada se encuentran diferentes cosas
y son algunos vecinos los que lo hacen”, resaltaban.
“Urbaser ahora mismo tan sólo puede limpiar en la parte de
atrás ya que está finalizada esa zona”, aseguraba.
Este diario también fue testigo de que no solamente se
arrojan cartones o bolsas de plástico al nuevo patio, sino
que al lado de uno de los toboganes que ya se han instalado
el suelo de caucho que se usa en los parques infantiles está
lleno de grasa. “Se han tirado en varias ocasiones restos de
embutidos”, explicaban. “Eso ahora es muy complicado de
limpiar porque le ha dado el sol”, aseguraba un operario que
añadía que “se ha intentado quitar pero la grasa se queda
ahí”. Y es que, los niños de 0 a 3 años “van a usar estas
instalaciones y no se puede permitir que estén en estas
condiciones porque tiren la basura desde arriba”, resaltaba.
No sólo el patio se ha visto afectado por el incivismo de
algunos de los vecinos, sino que la marquesina o saliente de
hormigón que dará sombra a los más pequeños también se ha
convertido en un improvisado y peligroso vertedero, en este
caso, de escombros, que podría caer por las aberturas. “Uno
de los residentes en la zona estaba haciendo reformas en su
casa y ha decidido que en lugar de bajar a tirar los
escombros al contenedor, lo mejor era dejarlos en el
saliente”, explicaba. “Ninguna persona ajena a la obra puede
entrar ahí y al final van a pensar que la basura es de los
trabajadores de la obra”, aseguraron. “Hay gente buena y
maravillosa en el edificio y en la barriada”, resaltó uno de
los empleados. “No hay que culpar tampoco a todos por unos
pocos; es una guardería preciosa y Juan XXIII va a contar
con la presencia de niños y deberían demostrar que son
buenos vecinos”, aseveró preocupado. “El que se acostumbra a
algo es muy complicado que cambie, pero hay que intentar
evitar este tipo de prácticas”, concluyó.
Un total de 150 viviendas forman la barriada de Juan XXIII y
algunos de los vecinos explicaron ayer que los que ensucian
las instalaciones de ‘La pecera’ son sólo “cuatro o cinco
residentes”. “Ya se ha hablado con ellos y se les ha avisado
de que no pueden seguir con este tipo de actos”, relataban.
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