Una pieza de cerámica, encontrada en un lugar concreto,
puede aportar mucha más información de la que cabría pensar
sobre un periodo histórico, dando pistas sobre sobre la
forma de vida de la época que van desde las relaciones
comerciales hasta las moda, los hábitos alimenticios o el
nivel adquisitivo de los ciudadanos... Es por ello que la
arqueóloga italiana Marta Caroscio, es una apasionada de su
profesión. Tras una primera visita a Ceuta hace un par de
años y un trabajo de investigación becado por el Instituto
de Estudios Ceutíes (IEC), la doctora ha regresado para
ampliar un estudio que le ha llevado a catalogar al menos
300 piezas de cerámica moderna en Ceuta, una colección poco
estudiada hasta ahora.
Pregunta.- ¿Qué le trajo a Ceuta?
Respuesta.- Por el trabajo que realizaba en Valencia hace
unos años y el museo de Sagunto tenía contactos en Granada
que me hicieron venir aqui. Conocía las publicaciones del
Instituto de Estudios Ceutíes y me parecían interesantes,
quería ver algo en vivo así que me decidí a hacer una
visita.
P.- ¿Lo que encontró le hizo plantearse algún estudio?
R.- Sí, ví que aunque se había hecho un buen trabajo
arqueológico había necesidad de profundizar en algunas
áreas, sobre todo en la cerámica moderna, que no se había
estudiado mucho hasta hace un par de años. Presenté el
proyecto y me dieron una beca para realizarlo, después seguí
aquí algo más con un contrato. Con el tiempo, aunque iba y
venía a Valencia, he podido hacer también un importante
trabajo de catalogación en los fondos de cerámica de la
ciudad que se extienden hasta el siglo XIX.
P.- ¿Qué periodo ha estudiado concretamente?
R.- Me he basado en la cerámica moderna, desde el primer
periodo portugués hasta el asedio de Mulay Ismael. Esto me
ha permitido profundizar sobre la evolución del comercio de
cerámica, importante no tanto por la cerámica en sí misma,
sino porque es un indicador social y comercial que dice
muchas cosas sobre su época.
P.- ¿Qué es entonces lo que le dice la cerámica de Ceuta?
R.- Que se importa todo, no se ha encontrado ningún taller
productivo de cerámica en la ciudad. La mayoría venía de
Sevilla, por su cercanía y por el contacto de los
portugueses con una factoría que montaron allí. Nos habla de
una ciudad completamente al mismo nivel de otras europeas, y
a donde llega la última moda. Por ejemplo hay muchas piezas
que imitan porcelana China, algo que se hacía mucho y que
también es un indicador de la difusión de la moda de tomar
té o café... Aunque hay muchas imitaciones solo se ha
encontrado una pieza original China, fue precisamente en un
yacimiento de la calle Jáudenes.
P.- ¿Cuál es el estado de las piezas?
R.- Es bueno, normal, tal y como se encuentra en la mayoría
de los yacimientos. Lo que sí he podido observar es el buen
trabajo arqueológico previo que se había llevado a cabo con
ellas, denota interés y profesionalidad. Aunque estas piezas
no se habían estudiado en profundidad, una primera
catalogación es muy importante. El fino hilo de la
información se va haciendo más sutil a lo largo del tiempo.
P.- ¿Cuántas ha estudiado?
R.- He recopilado unas trescientas fichas, algunas de ellas
son de piezas enteras y otras de fragmentos. Son muchas, y
aún así todavía quedan más para estudiar.
P.- ¿Qué pasará con ellas en el futuro?
R.- Ahora regreso a Italia para trabajar en un nuevo
proyecto, pero me gustaría volver a y ahondar un poco más en
la catalogación y la información que estas piezas ofrecen
sobre la historia. Las publicaciones disponible sobre la
cerámica desde el punto de vista arqueológico todavía son
muy escasas. Hablaré sobre elló el año que viene en un
congreso en Barcelona.
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