La nueva Ley de Residuos ha revolucionado el mundo de la
chatarra. Según la nueva normativa, cualquier producto
férreo que se encuentre en la calle es propiedad municipal y
para recogerlo es necesario tener una licencia de técnico
transportista de residuos sólidos y ser autónomo, una medida
ante la que los chatarreros se han puesto en pie de guerra.
El viernes se manifestaron en Madrid contra una norma que
acabará con su modo de vida, tal y como ha sido hasta ahora.
En la ciudad, Tafo y Alí, dos recogedores de chatarra,
aseguran que seguirán con su trabajo, porque es su “única
forma de mantener a la familia”.
La Ley de Residuos, que entró en vigor el pasado 28 de
julio, recoge que todo producto férreo que se encuentra en
la calle es propiedad municipal y por ello sólo pueden
recogerlo empresas autorizadas por el Ayuntamiento. Una
medida que impide que los chatarreros, habituales
recolectores de desechos de hierro, cobre o incluso
electrodomésticos puedan continuar con su trabajo como hasta
ahora.
Para Tafo y Alí, recoger chatarra es la única forma que
tienen de ganarse la vida. Hace seis años Tafo, que se quedó
en el paro, comenzó a salir con su furgoneta a recorrer las
calles de toda Ceuta. Un año después se le unió Alí y desde
entonces ambos van cogiendo los desechos de la gente para
poder llegar a fin de mes. Su furgoneta, donde aparece el
teléfono de contacto, ya es conocida por toda la ciudad,
según cuentan. “Nos llaman particulares para que vayamos a
recoger electrodomésticos, pero también los colegios cuando
acaba el curso, para que nos cojamos lo que tiran, o los
talleres para que nos llevemos los motores”, afirman y
explican que una de las razones es que lo hacen “de forma
gratuita”.
Cuando han recogido chatarra suficiente, un amigo les hace
el favor de aplastarla. “Con una pala la compacta”, señala
Tafo. Así les es más fácil para poder llevarla a Marruecos,
donde la venden. “Aquí en la ciudad no hay fábricas de
reciclaje”, explica Alí. Por ello, la furgoneta de la
chatarra pone rumbo a ciudades como Tánger o Tetuán.
En Marruecos, el precio que tiene un kilo de aluminio se
encuentra entre los 70 céntimos y el euro, mientras que el
hierro ronda los 15 ó 20 céntimos, según explican Tafo y
Alí, que se quejan de las continúas bajadas del precio de la
chatarra. Y es que, según explican, este es un trabajo que
no da para vivir, sino para “sobrevivir”. “Esto es pan para
hoy y hambre para mañana”, confesaba Tafo, que añadía: “Unas
semanas no sacas nada y otras sólo para cubrir la anterior”.
Multas de 4.000 euros
Con la nueva ley, los dos coinciden en que no dejarán su
trabajo y aseguran que seguirán “recogiendo chatarra” porque
tienen que mantener a su familia. Tampoco pueden hacerse
autónomos para poder ejercer la tarea de transportista de
residuos no peligrosos, que ese exige. Al igual que ellos,
decenas de chatarreros han protestado ya en Madrid para
pedir la derogación de la ley. Según recogía Efe, estos
trabajadores se quejan de que la normativa les quita “el pan
y la sal”.
En el caso de que no se cumpla con la Ley de Residuos las
multas pueden ascender hasta los 4.000 euros según se
quejaron los chatarreros.
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