Le pido al nuevo compañero que se
acerque a la Campana, que pida una cosa exquisita y se llama
leche preparada, tiene un sabor a canela y su frescura
refresca los sentidos, es una cosa exclusiva de Ceuta, con
unos deliciosos pasteles tipicos de La Campana nos pegamos
un rato en la gloria, con ese pedazo de merienda, casi
metidos en la trinchera, otros trabajos se pegan unos
escaqueos de miedo, solo con fumar ocho cigarros, a cinco
minutos cada uno es casi medio partido de futbol, sin contar
las meadas y charlas de rigor. Y hablando del sabor de
viejos tiempos, nos pusimos a recordar de nuestros tiempos
aquellos sabores, aromas y olores, cuando me acuerdo de una
cafeteria-churreria que se llamaba La Glacial ,lo que hoy es
Medibrook solo que siempre que llegaba a ese bar, llegaba
descompuesto y era porque me habian sacado sangre en la
clinica Ostalé y mi madre aterrizaba alli donde uno llegaba
casi moribundo, pero el humo y el sabor a café con churros,
recuerda lo antiguo y su momento.
De la Campana antigua, la que hoy está San Pablo en el
Rebellin, que gusto era cuando tenia los 16 años y tenia
unas hambres alas doce del mediodia, me cargaba mis dos
empanadillas con un pedazo de biter, el olor del obrador
saliendo las empanadillas y el regusto al extracto del
bitter hacia que me perdiera en ese instante saciendome las
entrañas.
De aromas antiguos por excelencia, Los Pulpos quien no ha
disfrutado el apuntarse a una mesa cuando no se habian
marchado los comensales, ponian a la abuela de la familia
sentada en una silla, mientras todavía se estaban comiendo
el postre, o a la niña pequeña y la familia le hacia seña
que les dejara la mesa, esas patatas a la brava, esos pulpos
en mayonesa y los pescaditos rebozados, si era verano y te
ponias en la terraza, divisabas con pasión caballa, el Pineo,
las luces del Tarajal y la brisa de la Costa Sur, de la
Cantina como se llamaba desde los oriundos del Cuadro,
tambien salian los pedigueños rodando por el suelo ,
arrastrandose a los parachoques de los vehículos, lampando
por un plato que quedaba a medias y haciendo muecas por las
ventanas del comedor, quizá muchos de ellos con esos
“pases”, hoy serán personas comerciales y toda indole.
De aquellos buenos aromas queda para el recuerdo Casa Bravo,
Manolo y Paquirri santo y seña de los buenos bares del
centro de Ceuta, cuantas carreras me he pegado por los
corredores, esos buenos tiempos de charla y ambiente
familiar, con Paco el Picú ,Juanitivo y grandes amigos de la
Fabrica de La Luz, la Policia Armada que degustaba en los
descansos sus tapas, y aquel ambiente de algarabía y
bullanguero en los previos a cualquier fiesta, al final me
quedaron sus desayunos y meriendas y esos bocatas de
tortilla con mayonesa, que han desembocado en el final de
sus dias. Traigo tambien al recuerdo el sabor de las patatas
fritas que cogian una humedad deliciosa al borde la piscina
del Hotel La Muralla, eran los tiempos del negocio, de los
paraguayos, mi padre ganaba dinero y nos llevaba a bañarnos
al Muralla, era los tiempos de 1977, nos dio tanto miedo la
película Tiburón que no queriamos bañarnos en la Ribera, .
La Terraza del Bar Casa Fernando ese era otro placer, pedias
esos soldaditos, esas patatas ali-oli, la paella ni te
cuento, el color moreno que cogia el arroz, te daba tiempo
de darte un chapuzón y regresas con el biter cinzano y
lanzarte como un loco a la mesa de la terracita, hoy dia en
Ceuta nos quedamos con el centro y el campo, el Pacho y el
Bartolo marcan la diferencia por la calidad de su cocina, su
amabilidad y el aroma y sabor de sus platos, que tiempos
Ceuta con los recuerdos caballas.
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