La feria acabó la noche del pasado
domingo en un carnaval de estrellas de colores que
chisporroteaban por el cielo explotando en centellas que
formaban palmeras al caer. Buena traca final que observé
desde la frontera del Tarajal en la puerta del negocio de
mis amistades que me apañaron una banquetilla y estuve en la
platea igualito que una autoridad. ¿Hartos de feria? No,
este año ha pasado muy deprisa y todos han disfrutado de
ella hasta el punto de que el Universo, como muestra de
condolencia y al ver que se desmontaban las atracciones,
envió el temido Terral, ese mismo que en las costas
malagueñas hace subir los termómetros hasta 39º en el
interior de la ciudad. En Ceuta, que está entre dos mares,
las temperaturas no alcanzan cotas tan altas, pero con todo
y con eso la sensación es de agobio porque no tenemos el
cuerpo acostumbrado a estos rigores. Falta la brisa marina
que refresca, sobra el viento caldoso, pesado y caliente,
igualito que una sopa de jarera, idéntica textura y la
comunidad musulmana que está viviendo su mes sagrado debe
acusar aún más la atmósfera irrespirable. Porque no pueden
ingerir líquido durante el día, entonces la inquietud es el
riesgo de deshidratación o de sufrir el temido golpe de
calor y si no se incrementan los casos en las Urgencias es
porque al vivir con fe y con devoción el ayuno Dios les
ayuda para que no enfermen. En nuestras creencias al menos
salmodiamos mucho el “Dios pastor del justo” que es el salmo
de David “Es Yahveh mi pastor, nada me falta. Él me hace
recostar en verdes pastos y me lleva a frescas aguas”es
nuestro rezo cuando la cosa se pone dificultosa, a su vez en
el Islam tendrán sus oraciones para sobrellevar el cansancio
que supone el Ramadam. El ayuno con calor debe ser duro, una
auténtica penitencia, pero si el calor viene acompañado el
temido Terral con su consistencia de emanación de estufa,
entonces es sin duda mucho peor.
Todos los vientos que tienen nombre suelen tener como
característica su increíble mala leche, la Tramontana en
Cataluña es un incordio, el Siroco de Baleares en de lo más
desagradable, pese a lo poético que resulta al venir del
sureste de la rosa de los vientos, el Cierzo es un coñazo,
con perdón de la comparación y sin deseo de ofender a los
localismos patrios y el Mistral no le queda muy lejos,
quiero decir que geográficamente es muy lejano pero en su
acepción de fastidio es muy similar. ¿Y el Niño de Tarifa
armando polvaredas? ¿Y ese viento de granadino que baja del
Veleta y te hiela hasta las costuras de los pulmones?.
Créanme lo que les digo: para que se “bautice” a un viento
este tiene que haberlo merecido tras siglos porculeando a
los sufridos habitantes de una determinada región. Y no
sabría decir cual es peor, con fecha de los dos últimos días
el más denostado ha sido el Terral porque además “no aporta
nada”, me explico, el levante y el poniente cuando combaten
sobre Ceuta cada cual por su lado, alternándose, haciendo
diabluras, llevándose a las gaviotas para que naveguen por
sus ráfagas, son vientos “bellos”. Traen cúmulos de nubes,
pican el mar, lo llenan de crestas de espuma, fuerzan el
oleaje que combate sobre playas y espigones, construyen
catedrales de nubarrones en el horizonte y realizan unos
despliegues estéticos y cromáticos tan espectaculares que te
dejan sin aliento, la naturaleza se exhibe con todo descaro
en su faceta artística y creativa. Pero con el empachoso
Terral ni hay nubes que sean prodigios estéticos, ni te
empapas de aromas salobres y marinas, ni se da una
invitación al romanticismo contemplando temporales con
atisbos de galernas. Al revés, el mar sosaina y casi
planchado, el cielo azulón pero no añil y lleno de destellos
sino azul opaco y desleído, un muermo. Les digo que es
respirar sopa y rectifico al nombrar la exquisita jarera que
te da una energía que resucita a un muerto y que yo sorbo
con avidez cada noche en casa de mis hermanos Hamadi Amar y
Leila con las niñas Randa, Fati y Sara y el niño Nabil , un
tazón por noche y es absorber el “prana” yóguico que es la
energía vital, vamos, un “prana” de energía kundalini pero
con carne y garbanzos ¡la bendición de Dios Padre! mientras
que el Terral no es ninguna bendición y entonces lo
compararé con sopa de albergue de Cáritas donde ponen más
buena voluntad que tropezones de carne y más caridad que
nutrientes. Lógico que los musulmanes aguanten las mayores
inclemencias metereológicas, las calorinas y los calores,
sin alterarse, es porque van bien energizados porque el
régimen de comidas del Ramadam es muy saludable y tan
nutritivo que resucita a un muerto. Pero la conclusión es
que la llegada de este viento inútil y profundamente
estúpido, ha sido recibida con desagrado por los ciudadanos
y encima aquí no dan los consejos que se dan cada verano
para evitar los golpes de calor, así que yo daré uno : huyan
de los aires acondicionados como del diablo y opten por
ventilador que remueva el aire o por abanico o porque le
sople un familiar, el frío del aire acondicionado no es
saludable ¿Y saben ustedes si han limpiado, desinfectado y
esterilizado los filtros del aparato para evitar los riegos
de legionella o de cualquier otro tipo de neumonía? ¿Y si
los filtros están comiditos de mierda y reventando de
bacterias? ¿A que se les pone mal cuerpo? ¿Y como es que
“los de siempre” no han emitido “la nota de prensa” para
atacar sañudamente la presunta falta de higiene de los
filtros debida a la maldad congénita del Gobierno? Pues no
han protestado porque, como todo el mundo, deben andar
“planchados” por el Terral.
* Para Antonio Gómez que ya me había avisado del Terral y
que siempre está.
|