Hay frases y actuaciones de
algunos personajes de la llamada clase política, que son
para enmarcarlas en un cuadro de peluche y carmesí, con una
dedicatoria del personaje en cuestión, y colgar el cuadro en
el salón de la casa, en el supuesto que por no poder pagar
la hipoteca tenga usted aún casa. Aclaramos la cosa, para
que nadie se llame a engaño.
La pasada legislatura la dirección de la Consejería de
Vivienda del Govern socialista en Baleares, al frente de la
cual estaba Jaime Carbonero, se gastó la nada despreciable
suma de cerca de 15 millones de las antiguas pesetas en
cuadros para decorar su despacho.
La cosa en plena crisis no está, precisamente, para tirar
cohetes. Ahora, bien, si éste señor tenía la ilusión de
decorar su despacho con cuadro por valor de 15 millones de
la antiguas pesetas, por qué le vamos a quitar la ilusión.
Es que lo hacemos por que nada más nos gusta criticar. Y por
si fuese poca, éste señor, además de gastarse ese dineral en
cuadros, antes del que le PP llegase a gobernar, los cuadros
se llevaron a un desván. Igual se podía haber ido con los
cuadros al desván para seguir contemplados su belleza.
Bueno, se ponga ustedes como se pongan esta frase,
pronunciada por Esther López Barceló coordinadora de
Juventud de IU, me la quedó para mí y la voy a enmarcar en
el mejor cuadro que me encuentre en los chinos, que son más
baratos, y con esto de la crisis, hay que mira por el
maldito parné. No les digo, dónde la voy a colgar, no vaya a
ser que a algunos les dé por tirar de la cadena y me quede
sin frase.
Esta eminente política, coordinadores de la juventud de IU,
ha presentado una campaña con el lema “Madrid sin papa”. Ahí
queda la frase. Y digo yo, con el debido respeto, además del
asunto de los llamados “indignados” ahora quiere usted dejar
a “Madrid sin papa”. No entiendo porque siendo las papas lo
más baratos, y de la que nos valemos para quitarnos el
hambre los menos pudientes, usted cómo represente de la
famélica legión, nos quiere dejar sin comer. Hay siglos que
no está uno para nada.
Han sido muchísimos los amigos que me han pedido que no me
apropie de la frase, que ellos también quieren comprar un
cuadro y enmarcarla para colgarla. La frase se entiende que
es lo que quieren colgar. Las cosa claras que, después, hay
malas interpretaciones. Me he negado en “redondo”, incluso a
darles una fotocopia de la frase. Ya he comprado el marco de
peluche y carmesí, le he introducido la frase y de forma
rápida, antes de que se lo vaya a llevar nadie lo he colgado
en semejante sitio, antes mencionado.
Le he puesto una cerradura al lugar, de la que sólo tengo yo
la llave que abre la puerta con ello, sin discusión alguna,
evito que entre algún despistado, mire la inmortal frase,
haga lo que tenga que hacer, tire de la cadena, y evite la
emoción que voy a sentir cuando entre, en semejante lugar y
lea la genial frase: “Madrid sin papa”.
Tengo más frase y una fotografía publicada el pasado
viernes, de algo que sucedió hace treinta y un año, que me
ha hecho llorar de risa, por su segunda lectura.
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