PILAR D.R. 28 AÑOS: Toda mi
escolarización la realicé en el “Morejón”. El hecho más
significativo de mi trayectoria escolar, se produce cuando
pasamos de 5º a 6º Curso. Pasábamos al Ciclo Superior de la
E.G.B. Atrás quedaron unos años de gratos recuerdos, con
nuestra querida tutora, que dejó una huella profunda en
todos sus alumnos y alumnas. Pero no fueron malos estos tres
años que pasamos en el citado Ciclo. Trabajamos mucho, ya
que nuestro tutor y profesor nos exigía demasiado.
Nuestro grupo era como una gran familia. Todos los
componentes fuimos magníficos compañeros y amigos. Sólo un
hecho que me marcó: El único suspenso que conseguí en toda
mi trayectoria me lo adjudicó la profesora de Educación
Física. Fue un ‘magnífico trofeo’ para la citada profesora.
Este hecho que voy a relatar, cada vez que lo recuerdo me
lleno de emoción: “Yo tenía un padecimiento de corazón. La
solución pasaba por una intervención quirúrgica que se
realizó con todo éxito, en un hospital de Madrid. Una tarde,
ya en mi domicilio, me llevé una grata sorpresa: Un grupo de
compañero de mi clase me visitaron cuando yo estaba en
período de recuperación. Me obsequiaron con un ramo de
flores, que yo agradecí, emocionadamente. Un hecho de alto
significado, donde mis compañeros se solidarizaron conmigo.”
VICTOR R.F. 29 AÑOS: Yo hice el Pre-escolar en el “Mare
Nostrum” y la EGB en el “Morejón”. En mi largo recorrido
escolar, recuerdo gratamente a todos los profesores y
profesoras que tuvieron responsabilidades en las distintas
materias.
Compartí aula con magníficos compañeros y compañeras, con
Miguel Ángel Toro, Domingo Salas, José Luis Rosado, Rosa
Pedrajas, Patricia Martínez, Sara Mateo, Celeste...
El ambiente del Colegio era de una de rígida disciplina. De
mantenerla, aparte de los profesores, se encargaron los
Conserjes. Quiero recordar que se encontraba entre ellos una
señora que nos mantenía a “todos firmes”, en particular en
las entradas y salidas, en perfecto orden, en fila y en
silencio.
Recuerdo cómo el Profesor de Ciencia había introducido en el
aula la PRENSA ESCRITA. Hicimos un seguimiento al “problema
del fletán”. Canadá nos había reducido el número de
capturas, y ello originó el consiguiente conflicto. Nuestro
compañero Manolo, muy aficionado a la pesca, se encargó de
la coordinación.
Hicimos el viaje de Fin de Curso a la Sierra de Málaga en
una localidad llamada Alozaina, “Granja Escuela”. Fuimos los
dos 8º, A y B. Lo pasamos muy bien, en contacto con la
Naturaleza, visitando el Parque de Atracciones “Tívoli”,
montando en caballos, haciendo mermelada... Un comprometido
y responsable Profesor nos acompañó.
MARIA JESÚS C.S. 28 AÑOS: Mi escolaridad la empecé en el “Morejón”,
desde el Parvulario hasta conseguir mi Graduado Escolar. De
mi Colegio guardo recuerdos entrañables. Mi grupo, desde el
parvulario, era una “piña”. Una etapa que no volverá.
Hicimos historia. Inevitablemente, al terminar la EGB, nos
separamos.
Guardo recuerdos maravillosos de todos mis compañeros en
particular de aquellos que finalizamos juntos la EGB. Y de
muchos profesores.
Entre mis anécdotas, recuerdo las siguientes: Teníamos por
costumbre ‘coleccionar’ las frases ‘amenazantes’ de nuestro
profesor de Sociales. Quizás le diéramos motivos para, en
cada momento, dedicarnos continuas amenazas que,
generalmente, no cumplía. Después nos dedicábamos a
recordarlas, por lo que nos lo pasábamos muy bien.
Pese a nuestras buenas relaciones, en algunas ocasiones
ocurrían conflictos de escasa importancia. Era el caso del
que sostuvo un querido compañero con una también querida
compañera. Hubo una pequeña agresión del chico a la chica,
situación que nuestro tutor no dejó de pasar, haciendo venir
al centro a la madre del chico, la cual actuó rápidamente
para evitar que hechos como el ocurrido no volvieran a
repetirse.
En nuestra despedida del Colegio estuvimos en el Parque
Mediterráneo. Una de las últimas actividades fue montarnos
en las barcas. En la nuestra lo pasamos muy bien, cuando se
nos escapó un remo. Un leve incidente que no tuvo males
mayores.
JUAN ANTONIO B.G. 29 AÑOS: En el “Juan Morejón” mi colegio
de siempre, el Parvulario era como una casita de ladrillos
vistos y tejados a dos aguas, también pequeñas. Recuerdo el
patio de recreo, con cierta pendiente, que servía de pista
de despegue de tantos niños.
Los animales marcaron mi personalidad desde entonces y
recuerdo que solía adoptar cochinitas, que encontraba en el
recreo con el pretexto de cuidarlas y ayudarlas durante su
“embarazo”. A veces, mi amiga Patricia me preguntaba al día
siguiente por la evolución de mis improvisadas mascotas y yo
le explicaba con detalles, las ‘complicaciones’ surgidas en
el ‘parto’. Supongo que nunca le convencí del todo, dadas
las frecuencias con que se daban las ‘complicaciones’.
En el Colegio proseguí mi carrera naturalista con respeto y
seriedad, eso sí, y seguía dibujando. En general tuve mucha
suerte con mis profesores y con mis compañeros. El patio del
Parvulario dejó paso a una extensión mucho mayor con zonas
ajardinadas, incluso que siempre me sirvieron de refugio y
de escenario de juegos, en compañía de mis compañeros más
próximos.
Nuestra tutora, en 8º, profesora de Educación Física,
siempre me pareció correcta e interesante, con ella aprendí
a trazar una bisectriz y correr un kilómetro, sin
desfallecer, dando seis vueltas al colegio.
Y recuerdo en este último curso la felicitación del Sr.
Inspector. Era una clase de Matemáticas, donde todo el grupo
tuvo un comportamiento ejemplar.
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