Nacido en Sober (Lugo), en 1055, Arias Fernández es
licenciado en Derecho. Desde su ingreso en la Policía
Nacional en 1975 ha formado parte de grupos de investigación
criminal y en 1988 se convirtió en Jefe de la Oficina
Policial Central de Asilo, Fronteras e Inmigración (O.P.C.A.F.I.).
de la Comisaría General de Extranjería. Durante 2005 formó
parte del gabinete del entonces ministro de Interior, Jose
Antonio Alonso, como asesor. En el marco de la Unión Europea
ha sido presidente del Grupo de Trabajo de Fronteras del
Consejo Europeo (2002) , director de la delegación española
en el Grupo de Evaluación Schengen (2002) y director de la
delegación española del Órgano común de expertos en
fronteras exteriores (2003) del Consejo. Desde su entrada en
funcionamiento, en 2005, es director adjunto de FRONTEX.
La crisis en el norte de África desde que se desató la
‘Revolución Árabe’ ha desencadenado, entre otras cosas, una
importante oleada de inmigración irregular hacia la Unión
Europea que han puesto en jaque tanto a entidades
humanitarias como a los cuerpos de vigilancia y seguridad
que controlan las zonas fronterizas de la UE. Si la
tendencia migratoria había descendido durante los últimos
años, llegando a un punto de estabilidad a finales de 2010
(la inmigración irregular había descendido en toda la
eurozona a excepción de Grecia, donde creció un 15%), una
sola de las rutas migratorias hacia Europa ha multiplicado
casi por treinta las llegadas de inmigrantes en menos de
seis meses. Gil Arias Fernández (Sober, Lugo, 1955),
director ejecutivo de la Agencia Europea para la Gestión de
la Cooperación Operativa en las Fronteras Exteriores de los
Estados miembros de la Unión, FRONTEX, analiza la situación
en este contexto y hace balance de las previsiones de la
Agencia a corto y medio plazo.
Pregunta.- ¿Cómo ha afectado al control de las fronteras
de la UE el impacto de las revueltas árabes, precisamente en
un año en el que la inmigración se había estabilizado?
Después de los acuerdos entre Berlusconi y Gadafi que
empezaron a aplicarse en 2009, y los conseguidos por España
con Senegal y Mauritania en la frontera sur, el punto de
entrada a Europa era hasta hace unos meses era básicamente
Grecia. Ahora la situación ha cambiado drásticamente. Con
las revueltas que empezaron en Túnez, en un fin de semana
llegaron casi 5.000 personas y después las llegadas de
barcos se han mantenido con intensidad hasta mediados de
abril y mayo. Ahora la actividad en la ruta desde Túnez es
más bien baja, lo que está llegando a Lampedusa y otras
islas italianas tiene salida en la costa Libia.
¿Tiene datos del incremento de la tasa migratoria en lo
que llevamos de 2011?
En números absolutos, en España, el incremento no es
considerable pero porcentualmente es un aumento
significativo, cerca del 80 por ciento de incremento con
respecto al mismo período del año pasado pasando de 1.500 a
2.600 en el primer semestre, también es cierto que el efecto
de los distrurbios en Libia y en general en el norte de
África está teniendo alguna influencia en las llegadas sobre
todo a la zona de Levante , Andalucía, Ceuta y Melilla
¿Cómo ha afrontado FRONTEX esta situación, con el
objetivo de mantener la inmigración al otro lado de las
fronteras de la UE o facilitar la asistencia humanitaria?
En principio nuestra misión no incluye la asistencia
humanitaria pero sin duda, en el curso de las operaciones se
hacen operaciones de salvamento. Nuestra misión, y así lo
tenemos encomendado por la ley comunitaria es luchar contra
la inmigración ilegal, pero obviamente la prioridad es
salvar vidas, por eso las unidades coordinadas por la
Agencia atienden en primer lugar a salvamento de aquellas
personas que se encuentran en riesgo, y una vez que están en
territorio europeo ayudar a las autoridades nacionales a
identificar a las personas para ver si están en necesidad de
protección internacional, si pueden beneficiarse del
estatuto de asilo y también identificarlas para que si no
tienen permiso para estar en territorio europeo puedan ser
expulsadas a su país de origen. Por último, no por ello
menos importante, está la finalidad de obtener información a
efectos de inteligencia, para poder luchar contra los
traficantes. No hay que olvidar que todas estas personas
están conducidas, son víctimas del tráfico de inmigrantes y
no inician el viaje por sí mismos, lo hacen siempre
inducidos y transportados por redes.
¿Diría entonces que el 100% de la inmigración que llega a
nuestras costas lo hace a través de estas redes?
Hoy en día sí, el tráfico de inmigrantes por vía marítima es
todo manejado por redes. No hay inmigración por iniciativa
individual.
Ha hablado de la colaboración de países europeos con
otros extracomunitarios ¿En qué medida afecta al trabajo de
la Agencia la efectividad de los acuerdos de readmisión con
los países originarios?
Al igual que otros aspectos de la gestión de la inmigración
todavía están en manos de las autoridades nacionales,
nosotros no tenemos ninguna competencia en este sentido.
Pero el que los Estados miembros de la UE en este caso
tengan acuerdos de readmisión con los estados terceros, de
tránsito u origen de la inmigración, es un elemento
disuasorio importante. Los traficantes tendrán menos
clientes en la medida que éstos tengan razones fundadas para
pensar que aunque lleguen a territorio europeo tienen que
asumir el riesgo de ser devueltos a su país. Si saben que
hay un acuerdo de readmisión firmado y en vigor lógicamente
estarán menos predispuestos a empezar el viaje, esto es algo
muy determinante también para las redes a la hora de
encontrar inmigrantes que quieran viajar a la UE.
Dentro del total de las entradas ilegales en la UE,
aunque España ocupa el segundo lugar con más entradas
ilegales, la diferencia con Grecia es abismal (5% frente al
86% de entradas). ¿Se reparten equitativamente los fondos y
los recursos humanos para hacer frente a estas necesidades?
Sí, pero nosotros aquí tenemos un papel muy poco relevante,
es la Comisión Europea quien tiene la potestad de repartir
los fondos. Entre los fondos, concretamente el Fondo Europeo
de Fronteras se distribuye no solamente por razón del número
de inmigrantes que cruzan la frontera de forma irregular
sino también la longitud de las fronteras, los kilómetros de
costa y la dificultad de vigilarlos en función de aspectos
geográficos y meteorológicos...
FRONTEX ha denunciado ya que sus recursos no son
suficientes para hacer frente a la crisis actual por un
largo tiempo y ha solicitado a la UE presupuesto adicional,
¿cual es el estado de esta petición?
Los estados miembros tienen a su disposición, previa
petición a la Comisión el fondo de fronteras, y después el
presupuesto de la Agencia va por otra parte. Este año
tenemos asignados 86 millones de euros y debido a la
situación actual se han tenido que anticipar muchas de las
operaciones previstas y en algunos casos ha habido que
ampliar la zona de operaciones. Ahora mismo tenemos en
marcha cinco grandes operaciones con un coste muy elevado y
necesitamos un fondo adicional, de otra manera a mitad del
verano nuestro presupuesto se agotaría. La Unión Europea ha
demostrado su disponibilidad favorable adjudicarnos 30
millones más, si bien ha sido la Comisión quien ha mostrado
esta postura, ahora tiene que ser el Parlamento quien llegue
a un acuerdo con el Consejo, las dos autoridades con
capacidad de decisión en temas presupuestarios.
La agencia está también a la espera de que el Consejo y
el Parlamento Europeo apruebe la modificación de su
reglamento a lo largo de este mes, ¿cuáles son los cambios
que han solicitado y en qué afectaría a su funcionamiento de
verse aprobado?
Son múltiples modificaciones, no solo las que afectan a las
capacidades de la Agencia en materia económica. Esto empezó
a negociarse bajo presidencia española, en febrero de este
año, y viene discutiéndose desde entonces. Lo que sí ha
habido ha sido en uno de los últimos consejos europeos ha
sido una instrucción de los Jefes de Estado de Gobierno al
Consejo y al Parlamento para que hagan todo posible para que
el reglamento se apruebe a lo largo de este mes [junio]
aunque personalmente creo que es difícil que se alcance. En
cuanto a los cambios, aunque nosotros hemos sido
consultados, son propuestas de la Comisión. Los más
importantes serían la posibilidad de que la Agencia cuente
con medios propios, alquilándolos o adquiriéndolos en
copropiedad con Estados miembros, ya que de otra forma se
incrementaría demasiado nuestro presupuesto. Esto nos daría
mayor autonomía y flexibilidad en las operaciones. A la
vista de la experiencia es importantísima la cooperación de
los estados terceros y en la modificación del reglamento se
contempla también el uso de fondos comunitarios para lanzar
proyectos en terceros países. Serían acuerdos de asistencia
técnica apoyo en la gestión de sus fronteras. Aunque tenemos
mandatos para negociar acuerdos trabajo, que son de
cooperación para trabajar conjuntamente con Egipto, Libia,
Marruecos... la cruda realidad es que tenemos muy poco que
ofrecer a cambio y no somos un socio interesante para esos
estados. Hay otros factores como la posibilidad de gestionar
datos personales que nos harían mucho más eficaces luchando
contra las redes y la criminalidad fronteriza.
¿Hay alguna relación entre esta gestión de datos y la
creación del Sistema Europeo de Vigilancia de Fronteras,
Eurosur?
No está vinculado, de hecho en principio no está contemplado
que se almacenen datos de carácter personal. Esto se refiere
sobre todo en nuestras operaciones, a que una vez que los
inmigrantes están en territorio europeo, expertos
coordinados por la Agencia, ayudan a las autoridades
nacionales a identificar y a entrevistar a los inmigrantes.
En estas entrevistas se obtienen muchos datos sobre
traficantes, nombres, números de matrícula de coches
utilizados para llevarlos a las barcas, números de
teléfono... pero que nosotros después no estamos autorizados
a gestionar y que en muchos casos se pierden o no se
utilizan.
FRONTEX conoce la existencia de campamentos de subsaharianos
cerca de las fronteras de Ceuta y usted ha dicho que, de
recrudecerse la situación en Marruecos, podría darse una
situación similar a los asaltos a la valla de 2005, ¿cómo de
real es esta posibilidad y en qué medida cambiarían las
cosas dada la existencia de la Agencia ahora?
Es una posibilidad y por tanto no deja de ser una previsión,
un análisis. No podemos olvidar que en el caso de las
autoridades tunecinas su gestión del control de frontera no
era igual de efectiva en el momento de las revueltas. Una
situación similar en Marruecos o Argelia podría desencadenar
problemas en la ruta marítima, pero esto sería si en estos
países surgiese una situación de revuelta similar a las que
han ocurrido en Egipto, Túnez o Libia, aunque ésta ya se
encuentra en situación de guerra. La información que tenemos
es que hoy por hoy, las autoridades marroquíes están
manteniendo un control razonable sobre las protestas en su
país y sabemos que el rey ha hecho algunas concesiones. Por
ahora no hay por qué temer que se reproduzcan las revueltas
que han surgido en estos otros países. Mantengo mi análisis
pero siempre en el contexto de que se produjera una revuelta
similar a las que hemos comentado.
Como director adjunto de la Agencia, ¿conoce
personalmente las zonas fronterizas en las que trabaja en
general y Ceuta en particular?
La dirección ejecutiva de la Agencia la formamos dos
personas y no podemos permitirnos visitar todos los puntos
donde puede haber problemas, aunque hacemos todo lo posible.
Personalmente sí he visitado tanto Ceuta como Melilla en
varias ocasiones, aunque no recientemente, sino con
anterioridad a mi designación, puesto que mis antecedentes
profesionales están en la policía de fronteras de España.
También he estado en el lado marroquí de la frontera ya
dentro de una misión europea. Por mi nacionalidad española
procuro estar especialmente al tanto de las zonas de riesgo
en España. En los lugares de riesgo potencial o de presión
migratoria importante como Italia, Grecia y Malta, y aunque
no nos encargamos de las tareas operativas sí que intentamos
hacer todas las visitas posibles.
¿Cuál sería su previsión sobre el estado de la
inmigración hacia Europa de aquí a 2012?
Es muy arriesgado porque, como hemos visto recientemente, el
problema de la inmigración irregular es muy cambiante. Un
eventual cambio drástico en el régimen político de un país o
una catástrofe natural pueden provocar efectos de
desplazamientos masivos como acabamos de comprobar en el
caso del Mediterráneo, que el año pasado estaba en situación
de calma prácticamente absoluta. Ahora, con las revueltas
árabes ha cambiado completamente el mapa de las oleadas
aunque Grecia sigue siendo una de las principales puertas de
entrada. Teniendo en cuenta la situación y la información de
la que disponemos, podemos preveer la continuación de flujos
de inmigración en el Mediterráneo central, no tanto con
procedencia de Túnez sino de Libia. Si los problemas
interreligiosos en Egipto se recrudecen podrían producirse
también llegadas a Creta, Chipre o alguna otra isla griega e
incrementarse el número de entradas en esa zona por la
frontera de Turquía. Si en Siria siguen los problemas, sin
duda habrá efectos en las fronteras del sureste y se
empiezan ya a encontrar en pequeña proporción. Esto en
cuanto a los problemas importantes, los ha habido también en
Costa de Marfil, aunque de momento no se ha notado a nivel
de inmigración. Lo que suceda en los meses venideros
dependerá mucho de estos eventuales acontecimientos
políticos, si no es así seguiremos teniendo flujos a través
de la frontera de Turquía hacia Grecia y Bulgaria. En el
momento en que Bulgaria y Rumanía entren en el espacio
Schengen se incrementará también la actividad en el Mar
Negro.
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