Cierto es que cada uno cuenta la
feria como le va. Para unos la feria será una auténtica
maravilla, donde se ha divertido como nunca lo había hecho.
Para otros, que duda cabe, la feria por alguna razón no le
ha ido como esperaba. Por eso, sin lugar a duda, cada uno
cuenta la feria como le va.
Por eso, al recordar la feria de mí época de juventud, todas
ellas fueron una auténtica maravilla, donde tanto mis amigos
como yo lo pasábamos de película.
No existían tantos cacharritos como hoy día, más bien eran
pocos los que venían a nuestras ferias y siempre los mismos,
el carro de las patas, la noria y el mejor de todos el
látigo sin olvidar, por supuesto, el tren de la escoba.
Pero si había algo a lo que no faltábamos, instalado dentro
del recinto ferial, era al Teatro Circo Chino, donde su
figura principal era Manolita Chen, esposa del chino
propietario del teatro. Creo, con toda sinceridad, que era
cita obligada para los jóvenes y los no tan jóvenes que,
cada día, hacían colocar en las dos funciones el cartel de
“no hay localidades”
La verdad, todo hay que decirlo, este teatro circo de
variedades traía un gran elenco de artistas a los que daba
gusto escuchar en cada una de sus intervenciones porque,
todos ellos, eran grandes artistas.
Pero, a pesar de todos esos artistas de gran calidad,
Manolita Chen era la mejor atracción de todas cuanto ofrecía
este teatro circo de variedades que, cada año, acudía
fielmente a la cita con nuestras fiestas patronales.
Todas las miradas de los jóvenes y de los no tan jóvenes,
estaban puestas en cada una de las actuaciones de Manolita
Chen, una mujer con un cuerpo escultural que estaba de toma
pan y moja. Y el que diga lo contrario, de todos aquellos
que en aquella época acudían al teatro circo chino, miente
descaradamente.
Dejemos la gran atracción a la que íbamos todos a
contemplar, y hablemos un poco del resto de los grades
artistas que traía cada año este teatro circo de variedades.
Como humorista traía a Kelo, un sensacional artista que te
hacía una parodia, imitando a un señor ebrio, que lo
clavaba. He visto, a lo largo de mí vida e incluso he
trabajado con ellos, a grandes humoristas, pero la imitación
que hacía Kelo, nadie no sólo no la ha superado sino que ni
tan siquiera la ha igualado.
Ni tan siquiera han sido capaces de igualarla los grandes
“humoristas” que tenemos en nuestra tierra. Porque, se
quiera o no, aquí en nuestra tierra hay grande humoristas.
Sin señalar que está una jartá de feo.
Emi y Bonilla, un matrimonio joven que cantaba para rabiar,
como decimos los que entendemos algo de ese mundo tan
difícil que es el mundo de la copla y el flamenco.
Por es teatro circo chino han pasado artistas que, algunos
años después, han triunfado como solistas en esa difícil
profesión que es el arte, Nombrarlos a todos sería tener que
realizar una lista interminable de los que el teatro circo
chino les sirvió de trampolín para llegar al estrellato.
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