Nosotros llevamos el nombre de Ceuta allá donde vamos”,
presume Sergio, trabajador de ‘La perla del Mediterráneo’,
que aprovecha la prensa para autopromocionarse: “Vivo aquí
al lado, cruzando el agua, tengo casa, 21 años, soltero y
sin compromiso, sin hijos...” Es, además, el encargado de
los buñuelos, mientras algunos de sus familiares lo son de
los churros. Provienen todos de Algeciras pero su tío
Alfonso, fundador del negocio, se curtió en la ciudad
autónoma. Durante muchos años tuvo una churrería en la Gran
Vía y de ahí proviene el nombre del negocio. Sergio lleva
siete años de feriante y se hace quince ferias cada
temporada, aunque no descarta ejercer la profesión que ha
estudiado: mecánico naval.
Un poco más adentrado en la feria, en la misma esquina desde
hace catorce años, está Hermi. Además de su puesto de
buñuelos, trae a Ceuta una atracción acuática para los
pequeños y un carrusel de ponis. Él es el encargado y tiene
a varios trabajadores contratados. Cada noche, va abriendo
las atracciones y dejando preparados a sus empleados. Por
último, abre su puesto de buñuelos y allí, viendo pasar a
niños y mayores, pasa la feria. “Abrimos cuando empieza a
venir la gente y cerramos cuando ya se van marchando. Si un
negocio cierra, el otro también, y así intentamos más o
menos terminar todos al mismo tiempo”, explica Hermi, que
reconoce que, al final, de coincidir en unas y otras ferias,
se conocen entre ellos todos los feriantes. Él es de Écija,
y asegura que muchos de los vecinos de su pueblo sevillano
son también feriantes y están ahora trabajando en otros
festejos. “Las de Ceuta coinciden con la de Huelva, así que
muchos se van allí”, explican entre él y otro de los
feriantes, que aunque trabaja en una hamburguesería no
pierde la oportunidad de pasarse a por unos buñuelos.
Coinciden en una apreciación, que en Ceuta es una feria en
la que se venden muy bien los buñuelos: “Es que a los
musulmanes les gusta mucho el dulce”.
A María del Mar esto de vender buñuelos le gusta, aunque
saber hacerlos no sabe. “Vienen precocinados y sólo tengo
que freírlos y echarles el chocolate”, explica. El chocolate
o la nata, miel, dulce de leche, azúcar... Hay para todos
los gustos aunque los cubiertos de chocolate, bien sea
blanco o negro, suelen ser los más demandados. El precio es
similar en todos los puestos, 2,5 euros un paquete compuesto
por unos seis o siete buñuelos.
María del Mar tiene 22 años y lleva cinco vendiendo
buñuelos. Dice que se le cruzaron. Nadie en su familia era
feriante, pero se enamoró de un chico que sí lo era y ahora
vende buñuelos con la suegra en ‘Buñuelos A. Machado’. “Es
sacrificado ir de feria en feria, pero tiene su lado bueno,
como que cambias de aires”. Además, reconoce que a Ceuta es
uno de los lugares a los que más le gusta acudir: “Es una
ciudad diferente, puedes cruzar a Marruecos, y además, la
gente suele ser muy agradable”.
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