Exactamente, cómodamente sentados
en el murete pintado de azul aledaño al gran cartelón que
recibe a los que acaban de pasar el puesto fronterizo con un
“Bienvenido a Ceuta” tienen su base de actuaciones una banda
de mozalbetes que “opera” en el Tarajal.
Durante la semana distintas voces han venido alertando a
este diario de la existencia del grupo que primero disfruta
de la playa para luego, vestidos tan solo con el bañador y
unas chanclas, es decir, despechugados, ocupar el muro y
también las escaleras que se encuentran justo enfrente, al
otro lado de la carretera y que suben por detrás del
estanco. Los mozos han concertado una serie de señales y sus
víctimas son los despistados que acaban de utilizar el
servicio de los cambistas o que pasan por la acera. Hace
unas fechas atracaron a unos franceses que acababan de
cambiar una suma, el día anterior le pegaron un tirón del
bolso a una mujer y hace un par de días, concretamente el
viernes le robaron con violencia un ordenador a un
transeúnte, luego hubo un tira y afloja entre la banda y el
del ordenador, parecían estar pidiéndole dinero por
devolverlo hasta que llegó un coche rojo con un colega de la
víctima y cuando los delincuentes vieron al que venía en el
coche rectificaron a toda prisa, devolvieron el trasto y
toda la operación fue plasmada por una cámara.
Pero lo más inaudito es que cuando, avisados por vecinos
desde este periódico se llamó al 091 (ahí ha de estar el
telefonema) explicando los hechos, enviaron a un coche
patrulla y nueva llamada de los afectados informando de que
el coche policial se encontraba allí parado y los ladrones
justo enfrente chuleándose, pero ni identificarles. Otra
llamada al 091 (otro telefonema) “Mire agente que los
ladrones están ahí, si les registran les van a encontrar
dinero que no podrán justificar y cuando acaban de robar se
va corriendo por la escalera que sube” el policía me
preguntó “si había denunciante y que como se llamaba”
suspiro por mi parte “no hay denunciantes por que les dan
miedo las represalias” respuesta policial “no podemos hacer
nada”. ¿Quéee...? Será aquí porque en Málaga la policía le
pide el DNI hasta al lucero del alba y si no lo tienen
encima y van indocumentados se los llevan a comisaría para
la identificación, si los sospechosos de estar tramando
alguna fechoría llevan moto les piden los papeles de la moto
y el seguro y los agentes se leen hasta la letra pequeña y
si algo “no está en regla” se lía. Porque ya no es cuestión
de pillar en flagrante delito, que es muy difícil, sino de
prevenir y evitar la realización de hechos delictivos. A
estos los chorizos del viernes que miraban tranquilamente el
coche policial, hicieron arder unos cartones para entretener
a los guardias. Y ayer por la tarde, en un cálido domingo,
tras el baño refrescante en la playa, volvieron a instalarse
en el muro de “Bienvenido a Ceuta” acechando a los
viandantes, un vecino impidió que le robaran a una señora,
pero quienes están en el Tarajal y a lo largo de toda la
carretera, cambistas incluidos, no quieren buscarse
“polémicas” ni entrar en una guerra con la banda, ayer conté
a siete mocetones en bañador y chanclas, más otro que
rondaba con una moto yendo y viniendo, tienen sus códigos y
sus señales, utilizan la violencia en sus robos y por lo
visto no hay cojones ni de pararles ni de echarles de ahí.
En la parada del autobús las mujeres se aferran a sus bolsos
angustiadas con un ojo puesto en el grupo de maleantes que
actúan a pecho descubierto (no llevan camisetas), son muy
agresivos y tienes a todo el Tarajal de rodillas. Mea culpa.
Debí pedir ayuda y desde aquí pido ayuda al Jefe Sorroche y
a su-nuestra UIR para que finiquiten el dilema, zanjen la
polémica, hagan recapacitar a los de la banda y les
disuelvan conminándoles para que se vayan a delinquir a
otras latitudes, o que empleen las identificaciones,
vigilancias, controles y actuaciones disuasorias que les
salgan de los huevos a los policías para acabar con ese
“territorio comanche” en el que una banda de chorizos está
convirtiendo el Tarajal ¿Y es que la policía no se entera de
la zozobra que están pasando vecinos y transeúntes? desde
los despachos no se van a enterar, eso surge cuando paseas
la ciudad mirando y parándote, hablando con el uno y
escuchando las cuitas del otro, porque ni en despachos, ni
en recepciones ni en actos institucionales se oye el “latir”
de la ciudad, demasiados documentos, demasiada gente y
demasiados discursos y con la contaminación acústica de las
charlas se apaga el sonido real de las aceras. Por eso
muchos ignoran que la frontera está a pique de un repique de
convertirse en un territorio sin ley y no por la irrupción
de las temibles bandas kosovares que tienen de rodillas a
España, sino por la acción de una banda de muchachos que
“operan” en bañador y chanclas, roban y asustan, se escapan
por las escaleras que hay tras el estanco (hay que cerrar
esa acceso de forma preventiva y el que quiera subir que
ande un poco y lo haga por otra parte) y por cierto, mejor
retirar el cartel de “Bienvenido a Ceuta” porque viendo a
los maleantes sentados a su vera suena a coña y de paso
habrá que hacer como en el Albaizín granadino donde han
tenido que colocar discos similares a señales de tráfico
alertando del peligro de robos a turistas. Indignante pero
normal si se considera que el Albaizín son dédalos de
callejuelas donde la policía tiene dificultades para llevar
a cabo persecuciones, pero en una frontera llana como la
palma de la mano y con los delincuentes posando en primer
plano y a la vista de todos el tema parece tener algo menos
de dificultad y disuadir a la banda no parece labor muy
dificultosa. Mejor llamar al jefe Sorroche y pedir que
intervenga la UIR, sin decirles ni el cómo ni el de qué
manera, eso se lo saben de memorieta y es hartamente
conocido el que, cuando los ciudadanos vamos, los UIRES ya
están de vuelta. Jefe Sorroche ¡Ayuda!.
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