Cuatro kilos de arroz llevaba la paella que hizo ayer
Mercedes para festejar su particular ‘feria de día’. Y es
que, según dice su hija Estefanía, el sueño de su madre era
trabajar en una feria. Así que ‘sudando la gota gorda’ al
calor del arroz hirviendo lleva Mercedes ya dos años. Aunque
la caseta en la que trabaja pertenece a la Hermandad ‘El
Encuentro’, ella asegura que es “más bien una caseta
familiar, la de la familia Fernández Segovia”. Todos
trabajan en feria, e incluso piden refuerzo a algunos
amigos, como José Luis, que aunque madrileño, lleva seis
años viniendo a la feria de Ceuta.
Eso sí, feria ‘de día’ sólo ayer. Las demás jornadas serán,
para la mayoría, sólo nocturnas. Es la forma por la que han
optado la mayoría de las casetas. Pero ayer era una jornada
diferente. Aunque a la una del mediodía aún no había un alma
en la feria, la llegada de los caballos, a las dos menos
veinticinco, animó el ambiente. La caseta montada por los
hermanos rocieros era de las de más tránsito. “Cartuchos de
pescaíto frito para todos, es la novedad del día”, decía
Pedro Moreno, desde dentro de la barra. Mientras, Juan
Jiménez, otro de los hermanos, lamentaba que el calor
aplacaba los ánimos. “Estamos en tiempo de Levante y hace
mucho calor, por lo que no apetece venir de día”.
Pescaíto, paella y espuma
Mientras, en la caseta de enfrente, vacía aún, una mesa
alargada preparada para ser ocupada, aguardaba. Era la
caseta de la ‘Tertulia Flamenca’, y aunque habían optado por
no abrir durante el día, sí que celebrarían comidas
organizadas como la que estaba a punto de realizarse.
Cuando no existe, como tal, feria de día en Ceuta, este tipo
de comidas de grupo reservadas con antelación son un reclamo
para ir a la feria al mediodía, según explicaba Alfonso.
Este ferviente defensor de la modalidad diurna del festejo
reclamaba que, como existió hace algunos años, vuelva a
instaurarse en Ceuta la feria de día. “Yo es que soy más de
día que de noche, me gusta más. Venirme a mediodía con los
niños y estar hasta que el cuerpo aguante”, explicaba. Por
eso Alfonso está encantado de que este año, por primera vez,
en la caseta ‘Los Naranjos’ vayan a darlo todo.
“Dormir ya dormiré el domingo que viene”, decía el dueño,
Juan Francisco León Rodríguez. El día anterior se había
acostado a las siete de la mañana y a las diez ya estaba en
la feria ultimando detalles. Adora la feria; de hecho,
asegura que está aprovechado su periodo de vacaciones para
trabajar en la feria. “Es que la feria de día se ha perdido
y yo creo que la gente sí que tiene voluntad por venir, sólo
falta que se les ofrezcan cosas”, apuntaba, mientras
informaba de su oferta gastronómica de mediodía. “Hoy es el
día del montadito”, explicaba ayer, “y mañana (hoy lunes)
será el de la paella”. Al arroz acompañará, además, la
fiesta de la espuma, una actividad compartida con otras
casetas. “Será sobre las dos de la tarde y seguro que viene
mucha gente”, apuntaba. La fiesta continuará, el martes será
el día del pescaíto frito, el viernes de la sardina y el
sábado de la paella. Esta última jornada, el arroz será
gratuito.
Como en toda feria, la fiesta estará ambientada por la
música. Aunque entre las nueve de la noche y las dos de la
madrugada el hilo musical será el mismo para todas las
casetas, las que han optado por abrir sus puestos durante el
día tendrán libertad para elegir música a esas horas. “Aquí
no faltará Ecos del Rocío”, agregaba Juan Francisco.
Similar apuesta por recrear una feria de día hacía José
Macías, de ‘La Castañuela’, aunque menos esperanzado. “Voy a
abrir porque ya que estoy aquí haciendo la comida de la
noche, no me importa, pero dudo que venga gente. También
abrimos el año pasado y por el día no viene casi nadie”.
José apuesta más por la nocturnidad: “Nosotros además
tendremos a Juan, el ‘Coleta’, que actuará varias noches a
partir de las doce”. Aunque su mayor reclamo es el
gastronómico: “Toda nuestra comida es gitana, rabo de toro,
patatas a lo gitano...“.
El público, sin embargo, sí que parecía animado. “Ya que la
feria es sólo una vez al año, que esté abierta todo el día”,
proponía José, mientras se tomaba unas tapas acompañado de
su mujer, Soledad, y de su nieto. El niño, Juan José, de
nueve años, lamentaba sin embargo que los cacharritos no
abriesen de día. Algo que a otro padre, Domingo, le parecía
“estupendamente” porque así “disfrutan más los padres”. Este
murciano afincado en Ceuta desde hace 16 años proponía “una
feria de día pero con menos calor”. Para ponerlo en
práctica, los niños sabían la solución. Fueron varios los
pequeños que montaron su propia feria en la piscina
hinchable que la caseta ‘El Encuentro’ montó a sus puertas.
Que el calor no fuese la excusa para que no hubiera feria de
día.
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