En el diccionario de la vida
están todas las respuestas
a nuestras preguntas.
Sólo aquel que sabe buscar,
halla razones para vivir,
vive y se desvive todos los días
como si fuese a morir mañana.
Mañana ya es pasado,
no hay tiempo que perder,
para despertar a la lectura del amor.
Sólo aquel que sabe leer
con los ojos del alma,
entiende los lenguajes ocultos
que el cielo nos pone al descubierto.
Descanse el dolor para siempre,
que un mundo maltratado
por las flechas del hombre,
es planeta muerto, muerto de pena.
Sólo aquel que se niega a morir,
aviva la luz y amortaja las sombras,
apaga las guerras y enciende la paz,
sabe que el gozo está en hacer el bien.
Quien bien trabaja el bien, siempre sonríe.
Por una sonrisa se abrazaron las voces.
Porque la paz es más de gestos que de gritos.
Yo no sé cuánto daría por escuchar tu risa
al cerrar este poema
con el que se abre el índice de la felicidad.
Acúsame recibo, excúsame las lágrimas.
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