Los otros días una chica, que se
había dedicado a la política, me decía que trataba de no muy
buena manera a los políticos. No es cierto que no trate de
buenas maneras a los políticos. Lo que sucede es que me
cuesta un enorme trabajo llamarle político a ciertos
personajillos que han aparecido en el mundo de la política,
sin tener ni p… idea de lo que es la política ni, por
supuesto, lo que es ser político.
Cómo puedo llamar político a un señor que ha fracasado en lo
que se dedicaba en su vida privada y, ahora, pretenda que me
crea que va a solucionar mis problemas o los problemas de su
pueblo, si ha sido incapaz de resolver los suyos propios.
Cómo quiere que llame político a un señor que sólo es un
demagogo barato y un fracasado en el mundo de la política,
cosa que quedó más que demostrada, cuando ocupó un cargo
importante en época pasada y cuya actuación fue de nulidad
absoluta, haciendo pagar del bolsillos de todos los ceutíes,
cientos de millones de las antiguas pesetas.
Cree usted, admirada y querida señora, qué le puedo llamar
político a este personajillo, por mucho que sus actuaciones
actuales se centren en criticar al contrario sin dar
soluciones algunas e insultar a todos aquellos que no
estamos de acuerdo con su forma de pensar. Si así lo desea
usted, que le llame político, está usted, mi querida y
admirada señora, insultando no sólo mí inteligencia, sino la
inteligencia del más palurdo de los ceutíes. En el supuesto
de que en los ceutíes existan los palurdos.
Cómo quiere que llame político a personajillos de medio
pelo, que entran en la política sin saber lo que es la misma
le dan un cargo por ser amiguete y cuando se hacen cargo del
cargo, valga la redundancia, empiezan a buscar debajo de la
mesa del despacho, porque eso sí tienen hasta despacho para
ver, si por arte de magia, aparece algún papel o un manual
de instrucciones en el que le digan lo que tiene que hacer
en cada ocasión.
Y lo peor no es que le tenga que llamar político a sabiendas
que no tiene ni p… idea de lo que eso significa. Lo peor, de
todo esto, es que todos esos inútiles e ineptos a los que
les dan el cargo por amiguismo, no quieren soltar le sillón
ni aunque se lo mande el médico. Y llevan razón, qué van a
ser cuando dejen el cargo, sino tienen oficio ni beneficio.
Desde mí particular punto de vista, ser político es otra
cosa muy diferente. Es tener una buena preparación cultural,
la vida resuelta fuera de la política y, sobre todo,
entregarse en cuerpo y alma a tratar de encontrar para sus
pueblos o ciudades una vida mejor para cada uno de sus
habitantes, sin tratar de solucionar la suya antes de nada.
Lo siento, mi querida y admirada señora, encontrar hoy día
entre esa fauna a las que no les llamo político, alguien que
alcance la categoría de político, es realizar lo mismo que
realizó Diógenes, con su celebre candil.
El día que todos estos politiquillos del tres al cuarto
desaparezcan de la escena política, de la que no tienen ni
p…idea, estaremos acercándonos muchísimo a los que es una
auténtica democracia.
Dame la manita, Juanito Luis.
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