PORTADA DE HOY
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OPINIÓN - JUEVES, 28 DE
JULIO DE 2011 |
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OPINIÓN / ANÁLISIS |
Los afectados de las obras
de Jaúdenes
exigen sanción-compensación |
Nuria de Madariaga
opinion@elpueblodeceuta.com
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Imprevisión, falta de coordinación
o fallo múltiple. Alguno de estos factores hubo de acontecer
en la demolición sorpresiva para los vecinos, de un edificio
en la calle Jáudenes con el consiguiente corte de la vía,
colapso de tráfico y una nube de polvo de cemento y
ladrillos que provocó irritaciones oculares, amagos de
ahogo, más la indignación colectiva de todos los
afectados-perjudicados. Por supuesto que no se repartieron
mascarillas por si el polvo era tóxico ¿Para qué? ¡Que
respiren en otro sitio!. Y se averiaron las líneas de
teléfono y de internet en plan “apagón analógico” más
problemas con la electricidad. Y lo más sangrante del asunto
es que parece “no” existir responsabilidad por parte de
nadie y los damnificados por el derribo se las ven y se las
desean a la hora de depurar responsabilidades civiles y de
delimitar hacia quien o quienes han de ir dirigidas las
oportunas reclamaciones.
Lo cierto y lo evidente es que no se puede perjudicar los
intereses de los vecinos partiendo de la base de la más
elemental falta de aviso, con las explicaciones añadidas de
cómo se va a hacer la obra, plazos de ejecución, probables
molestias, riesgos de la consiguiente polvareda y
presumibles efectos secundarios como han sido las averías.
Nada. Llegaron, pusieron de entrada una especie de toldo
cochambroso y comenzaron a romper y a empolvar la zona
cubriéndolo todo con una capa de suciedad y haciendo la
atmósfera irrespirable. Ya conocen la calle donde existen
aparte de sus moradores numerosos bares, una farmacia,
comercios y tienda de alimentación, amén de negocios,
despachos y las propias instalaciones de este diario: todo
colapsado. Resulta indiscutible que toda obra cuenta con un
seguro de daños a terceros, pero en este caso va a resultar
muy farragoso e intrincado llevar adelante la reclamación,
sea individual y colectiva porque partimos del despropósito
de que todos los que pueden ser responsables directos se
dedican a tirar “balones fuera” y a derivar los unos y los
otros las consecuencias de lo que, a todas luces, ha sido
una indiscutible falta de coordinación entre la empresa que
llevó a cabo el derribo, Telefónica que no acudió con
antelación para poner los medios y remedios que hubieran
evitado la avería, los de la luz y cada uno le echa la culpa
al otro. Cuando quienes en verdad “no” son culpables son los
afectados que suman jornadas de pérdidas de horas de
trabajo, dificultades, ausencia de clientes y una serie de
vicisitudes que tienen una tasación en cifras y un coste
económico. Y no están los ánimos de quienes se consideran
“damnificados” por la impericia o negligencia como para
renunciar a lo que les pueda corresponder legalmente, ni van
a obviar el hecho de que tienen el derecho a verse
compensados por los perjuicios sufridos.
La céntrica y populosa calle Jáudenes se ha visto convertida
durante días en una especie de delegación de un polvero y la
inquietud de todos era el hecho de que ningún encargado o
agente de la autoridad informó por adelantado de que se iba
a producir una nube que podría ser o no ser directamente
tóxica pero que sí resultaba insalubre y que ha provocado
molestias físicas. Pura contaminación ambiental por las
circunstancias muy concretas de unas determinadas obras y
ningún tipo de alerta en unos tiempos en los que surtirse de
unas sencillas máscaras incluso de las de hospital no
resulta dificultoso. De hecho las facilitan en los mismos
ambulatorios y tienen un coste de pocos céntimos, aunque su
utilidad es destacable porque actuan como filtro e impiden
que el aire contaminado penetre directamente en nariz,
garganta y pulmones evitando reacciones alérgicas como las
que se han dado en estos días. Pero la prevención y la
precaución más elemental hubiera significado eficacia y
motivación para hacer “bien” las cosas y eso parece que es
mucho pedir.
Factores ambientales aparte, las pérdidas han sido
importantes por la polución y podríamos clasificarlas de
“graves” cuando las averías de teléfonos y líneas ADSL han
supuesto un caos. Es decir “otro” caos que sumar al apagón
de hace unas semanas y los continuados, cronificados y
recurrentes fallos en la electricidad. Se siente y se
presiente que para el tema de las averías la ciudad de Ceuta
es poco menos que “el rigor de las desdichas” y por
estropearse tan solo falta que se estropeen los cohetes de
la feria y nos quedemos “también” con “apagón” de fuegos
artificiales. Los afectados de las obras de Jaúdenes exigen
sanción-compensación y no se conforman con menos.
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Coalición Caballas: tan
“solidarios” como siempre |
Nuria de Madariaga
opinion@elpueblodeceuta.com
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Comparecencia semanal de Coalición
Caballas para que no nos olvidemos de que “existe” y de paso
reiterar su “monotema” que son las obras del Príncipe, por
cierto Hadú y Los Rosales también existen así como muchas
barriadas más. Pero ellos siguen “a lo suyo” y ahora acusan
a Guillermo Martínez de algo tan alevoso como “mentir” en el
Pleno. ¡Que tragedia! En toda España ocho millones de
criaturas están por debajo del nivel de la pobreza, los
bancos arrojan de sus casas a las familias, hay colas para
rescatar desperdicios en los contenedores de basuras
y...¡Guillermo Martínez mintió! O al menos esa es la
interpretación de los Caballas a quienes nadie puede acusar
de tener una amplitud de miras significativa, ya que su
minúsculo horizonte se centra en atacar al Gobierno
mayoritario del PP para tratar de “guardar la cara” ante sus
escasos electores. Y nada más. Nada de condena expresa al
asesinato del joven Karim Mohamed por delante (todos
pensábamos que la rueda de prensa iba en plan mensaje de
condolencia a la familia) de hecho si se refirió al asunto
fue a preguntas de este periódico y lo hizo afirmando que
estuvo en el entierro junto a sus coaligados, menos
Aróstegui que como manifiesta que no cree en Dios no va a
temas religiosos. También alegó haber dado el pésame y yo
respeto sus manifestaciones ya que si lo afirma así será
pero yo asistí al funeral y a la salida del féretro desde un
sillón puesto en una acera en compañía de dos señoras del
Príncipe una de ellas llamada Alima y ambas encantadoras y
muy afectadas y no vi en ningún momento a la plana mayor
Caballa, aunque tampoco eso significa que yo tenga los ojos
para los lados como los camaleones y sea capaz de verlo
“todo”.
Alí alegó haber asisitido a “título particular” y defendió
el que no se debe tomar parte en estos actos de modo
“político” lo que demuestra que ni ve los telediarios sino
que a esa hora disfrutará de la telenovela de “Frijolito”
porque en los actos luctuosos aparecen representaciones de
“todos” los partidos, en plan institucional, como muestra de
solidaridad y apoyo a las familias de las víctimas. Critico
a Alí y critico a PP y a PSOE que deberían haber estado
representados en el acto religioso y en el posterior
enterramiento. Al igual que todos ellos en la posterior
manifestación.Cierto es que tanto el Comisario Jefe como el
Delgado de Gobierno han estado, como les es habitual, “al
quite” desde el primer momento.
Y por cierto y ante nuestra estupefacción, la Coalición
Caballas no envió un mensaje de apoyo a nuestros dos
compañeros salvajemente agredidos Fidel Raso y Reduan, que
han sido masiva y mayoritariamente respaldados por todos los
partidos y asociaciones, incluidos vecinos del Príncipe que
han lamentado sinceramente los hechos. Eso sí, Mohamed Alí
hizo una “de las suyas” en lo relativo al penoso tema del
Príncipe y proclamó altivamente que “el PP cree que el
Príncipe se arregla poniendo ladrillos...” ¿A quien le
sorprende? Cuando “precisamente” minutos antes había acusado
de “mentir” a Guillermo Martínez por no continuar las obras
y no “poner por lo tanto ladrillos” da la vuelta a la
tortilla y “acusa” al PP de querer arreglar los problemas de
la barriada “poniendo ladrillos”.
A ver si nos aclaramos ¿Hay que poner o no poner ladrillos?
Si no se “ponen” los del Gobierno de Vivas “mienten”. Y si
se “ponen” es porque son tan procelosos que quieren “poner
ladrillos”. Opino que a los presentes nos entró algo similar
a la ansiedad y abandonamos la sala sin haber recibido la
mínima muestra de simpatía hacia los compañeros heridos, sin
que se interesaran por su estado y sin tener puta idea de si
es bueno o es malo el poner ladrillos por parte del Gobierno
de Vivas.
Y supongo que para aclarar la incógnita de la maldad o la
bondad de los ladrillos tendremos que recabar pareceres,
llamar a cónclave y requerir la opinión de los alfareros a
quienes recordaremos que “Oficio noble y bizarro, el de la
industria del barro, Dios fue el primer alfarero y el hombre
el primer cacharro”
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¿Hipocresía, estupidez o
simplemente
una tomadura de pelo a la afición? |
Nuria de Madariaga
opinion@elpueblodeceuta.com
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El ser humano es muy libre de
comportarse como apetezca, sin más limites que los marcados
por la prudencia que suelen ser los marcados por las leyes.
Pero también al hombre se le requiere una mínima coherencia
en su trayectoria y si incumple ese requisito formal pierde
toda credibilidad. Esta reflexión viene motivada por mi
asistencia a la Asamblea General Ordinaria de la AD Ceuta,
punto de encuentro y lugar de debate, donde se disertó
ampliamente para luego responder a infinitas cuestiones
sobre cada punto de la disertación, participando en lo que
acabó siendo un improvisado foro desprovisto de formalismo,
tanto socios como abonados, sin distinciones. Pero sí con
llamativas “ausencias”, rectifico y aclaro, mejor diré
“clamorosas ausencias” de quienes por ética, por estética y
por un atisbo de coherencia, estaban poco menos que
“obligados” no sólo a concurrir sino a participar, a
preguntar, a requerir y a “hacer bueno” todo lo que han
venido reclamando, rectifico de nuevo, porque el “gran
ausente” en esta ocasión fue el articulista semanal López
García de Vinuesa que desde un diario, cada martes, ha
tratado de ejercer de “demoledor” de la AD Ceuta y de su
Directiva, criticando, rabiando, despotricando, exigiendo
cuentas, lamentándose, poniendo en entredicho y dicho sea
con el mayor de los respetos y mejorando la presente
“porculeando” de forma reiterativa, pelmaza y machacona,
para que luego se convoque una Asamblea y “no aparezca”.
Missing. “¿Quien sabe donde?”.
Medito sobre si durante el año que este articulista que
aspiró a dirigir el club y que vio truncadas sus
expectativas, o mejor dicho si durante el año en el que, por
puro despecho, ha venido atacando lleno de negatividad, su
postura ha sido hipócrita, estúpida o simplemente deseaba
tomarle el pelo a la fiel afición de la AD Ceuta mostrándose
como un forofo preocupado por el devenir del club y por el
futuro futbolístico de la ciudad de Ceuta, cuando todo era
falso.
Y a la vista está, cuando ha tenido la ocasión de oro de
acudir a esa Asamblea que tanto reclamaba y exigía, no ha
aparecido para defender su postura, hacer preguntas,
aclarar, matizar, intervenir y participar activamente en
plan “dar la cara” ante los lectores que han seguido sus
“rebatiñas” semanales y que ya no las van a seguir al
comprender que todo era pura fachada sin ni una pizca de
consistencia, frases huecas, arrebato de celos, disgusto por
no dirigir el club y represalias iracundas contra quienes sí
saben dirigirlo. Ya ven, el que pedía “claridad” no fue ni
capaz de acudir a “clarificar” ni a hacerse el
“esclarecedor”, lo único “claro” es que se quitó de enmedio.
Como tampoco apareció Manuel Luque que no acudió ni por
curiosidad. Y menos aún se hicieron presentes, por una
sombra de cortesía, por puro protocolo, por mantener las
formas, por simple interés acerca de la trayectoria de la AD
Ceuta “precisamente” los integrantes de la anterior
Directiva y ahí se palpa su “pasión futbolera” y cómo
“sienten la camiseta y los colores”. Y aunque no soy experta
en estos temas lo que parece latir en el comportamiento de
más de un aspirante a cargos de relevancia en el mundo del
deporte no es precisamente “pasión de aficionado” o “amor
por los colores” sino más bien ansias de “relumbrón”,
avaricia de “proyección social”, anhelo irreprimible de
“palco de autoridades”, afanes apasionados por “figurar”,
pero de “sentir” el club, implicarse con él, preocuparse por
cada detalle, trabajar por levantarlo, echarle horas de
esfuerzo y de sacrificio, de eso nada. Por tal de ser
“presidentes” y ocupar el “palco” lo mismo les daría ser
presidentes de la Compañía de Ballet con tal de sentarse en
un puesto privilegiado mientras la danzarina se debate en
“La muerte del cisne” y eso sí, codeándose con la
“Superioridad”. ¿Que buscan en el fútbol? ¿Sacrificio y
mezcla de malos y buenos ratos o contactos, relaciones,
amistades y un infinito aparentar, aparentar y aparentar?.
Hay posturas que me resultan incalificables por
inidentificables, no sé definirlas de manera concreta,
porque tanta hipocresía se me escapa y me confunde, tamaña
mala imagen me parece inimaginable, pero la reacción de los
socios, abonados y aficionados es más que evidente: rechazo
y abominación totales.
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