Antes de nada, y ante la
posibilidad de que se me olvide, quiero felicitar a García
Castañeda, por su actuación en el asunto del agua,
ofreciéndole una botella para que bebiesen aquellos que
decían que se estaba utilizando agua potable para regar.
La suerte que tuvimos los ceutíes, es que Sanidad no dejó
que el Cristina C fuese el encargado de traernos el agua
desde Algeciras. Pues a igual que el asunto del agua potable
para regar de haberse autorizado, al mencionado barco,
traernos el agua para uso domestico, ni te cuento lo que
hubiese pasado de haberla bebido. Quién sería el qué
contrató al Cristina C. Tengo que hacer memoria y seguro que
lo recuerdo.
Bueno, volvamos a lo nuestro. Ese el sistema de contestación
que hay que dar, a todos aquellos que lanzan andanadas
contra el equipo de gobierno sin ton ni son ni, por
supuesto, sin base que sustenten sus criticas. O sea
criticar por criticar, para hacer el ridículo en esas
andanadas que no tienen razón alguna.
Lo he dicho y lo sigo manteniendo que hay que ponerse a la
altura de esos críticos de pacotillas que, en más de una
ocasión, se van a lanzar a la piscina que carece de agua. Y
ahí es donde se van a equivocar pues, en esos asuntos sin
base que sustentación en sus críticas, es donde el pueblo va
a comprender, que sus actuaciones no les van a llevar a
ninguna parte y, probablemente, pensar que esa no es
oposición alguna que merezca la pena votar.
A pesar de que siempre me he negado a ver los plenos, debido
a que la cosa, en estos momentos, por razones me lleva a
verlos todos, me puse frente al televisor y con dolor de mi
corazón, por la perdida de tiempo que hacía, me “cargué” el
pleno. Oiga, al final, mereció la pena.
Toma la palabra el señor Aróstegui en el asunto del
botellón, eso de beber que tan de moda se ha puesto entre
los chavales y sobre el que se hace, en distintos medios de
comunicación, una campaña advirtiendo del peligro que
entraña el realizarlo, y máxime si en él mismo participan
menores de edad.
Pues bien, el señor Aróstegui, ante la propuesta de que
podría intervenir la policía contra ese botellón, nos larga
una perorata que, por cierto, empieza, muy bien, pero que
como es habitual en muchas intervenciones de este señor, se
lía más que la pata de un romano y me presenta varas dudas,
al final de su intervención. Es tal el lío que tengo, qué no
se si es la policía la que le tiene que comprar las bebidas
a los chavales, o si son los chavales los qué le tienen que
comprar las bebidas a la policía. Si tienen que hacer juntos
le botellón o si la policía tiene que intervenir.
Quizás es que soy de pocas entendederas o que este señor
quiere decir tantas cosas a la vez que termina diciendo algo
que uno no se entera de qué va. Una de las dos cosas tiene
que ser. De eso no me cabe la menor duda.
Al final, eso si tengo que reconocerlo, me entero de que los
chavales deben hacer el botellón, pues son todos unos
chavales fenomenales que se divierten de la menor manera
posible. Y el Gobierno que dedica dinero, de todos los
contribuyentes, a hacer campaña contra el consumo de alcohol
por parte de nuestra juventud.
Dame la manita, Juanito Luis.
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