PORTADA DE HOY
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OPINIÓN - MARTES, 26 DE
JULIO DE 2011 |
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OPINIÓN / ANÁLISIS |
¿Las Autoridades de Ceuta
son imprudentes, osadas, negligentes, temerarias o tan solo
ignorantes? |
Nuria de Madariaga
opinion@elpueblodeceuta.com
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Lo correcto sería iniciar este
análisis con un socorrido “recapitulemos” y así sonaría
sesudo y talentoso. Pero el caso es que no tengo interés en
“guardar las apariencias” sino en que “alguien” responda a
la cuestión que da título a estos párrafos, porque esa
contestación va a ser relevante y muy significativa desde el
mismo momento en el que la desidia o el descontrol
institucionalizado pueden significar un riesgo más que
latente para la salud pública colectiva de los ciudadanos de
Ceuta.
Y ello desde el momento en que la continua llegada de
inmigrantes africanos se plantea tan solo desde el punto de
vista de la inmigración y de la reseña para posterior
ingreso en el Ceti, pero sin controles sanitarios de ningún
tipo. “Los inmigrantes llegaron en perfecto estado de salud”
y eso se dice alegremente a pie de embarcación tomando como
parámetros la evidencia de que las criaturas pueden andar y
piden un botellín de agua e incluso se comen con apetito
unas galletas “María”. ¿Y “así” se determina el “perfecto
estado de salud”? El que lo dice o es un desaprensivo o es
tan solo un estúpido que ve muy humanitario el que personas
que ni sabemos quienes son, ni sus antecedentes, ni tan
siquiera si sufren alguna de las enfermedades que son
endémicas en sus países de origen, lleguen a nuestro país y
en el caso de Ceuta a los dos días se estén paseando por los
espacios públicos. Sin pruebas, ni análisis, ni cultivos, ni
la precaución de una cuarentena.
Cierto es que en España las autoridades sanitarias van al
ritmo de los vaivenes de un Ministerio de Sanidad dirigido
por la ignorante política o político de turno, que ni son
médicos, ni biólogos, ni microbiólogos, ni científicos, ni
tienen repajolera idea de lo que se traen entre manos. A
ellos les han nombrado a dedo y el ministro que hoy está en
Sanidad mañana puede estar en Economía que para eso no se
requiere ni meritocracia ni excelencia académica de tipo
alguno y como ni saben ni entienden fallan, pero no por
maldad, sino por desconocimiento supino. Y si en cualquier
país de la UE se controla desde la perspectiva sanitaria a
los inmigrantes por salvaguardar su salud y para evitar
riesgos, en España eso no parece “necesario” si el hombre
tiene fiebre se le da un paracetamol, sin más
complicaciones. Porque nuestras autoridades sanitarias y de
paso las políticas, ignoran que existen en el África
Subsahariana quinientos millones de personas afectadas por
enfermedades tropicales, muchas de ellas infecciosas.
Trescientos millones de subsaharianos viven en el área de
África conocida como “el cinturón de la meningitis”. Esta
cinturón va desde Senegal al oeste hasta Etiopía y según
datos de la OMS tan solo en 2009 se dieron cincuenta mil
casos de menigintis en Nigeria y si se contemplan todos y
cada uno de los países de la zona los casos se quintuplican.
Con respecto a las infecciones por virus en los países de
origen de quienes llegan a nuestras costas, dejando aparte
el sida, las más preocupantes son las causadas por Arbovirus
(virus contagiados por artrópodos) como la fiebre amarilla,
el virus del dengue, la fiebre de Chinkungunya y la fiebre
del Valle del Rift. Según la Organización Mundial de la
Salud las enfermedades infecciosas son enfermedades
transmisibles, incluidas las parasitosis y las zoonosis, así
como algunas formas de infecciones de las vías respiratorias
y enfermedades diarreicas. Nos encontramos con las hepatitis
B y C, la neumonía, tuberculosis, enfermedades diarréicas,
sarampión, VIH Sida, cólera, disentería, fiebre tifoidea,
rotavirosis, filiriasis linfática, esquitosomiasis,
dracunlosis, enfermedad por el gusano de Guinea y dentro de
las enfermedades de transmisión sexual podemos encontrar
blenorragia, clamidiasis, sífilis y tricomoniasis.
Aparte las enfermedades provocadas por helmintos o gusanos
como la Anquilostomiasis causada por el ancylostoma
duodenalis con ciento noventa y ocho millones de afectados
en el África Subsahariana seguida en número de afectados por
la Esquitosomiasis producida por un platelminio con ciento
noventa y dos millones de afectados. Tras ellas la
Ascariasis con ciento setenta y tres millones de afectados,
la Trichurasis con ciento sesenta y dos millones de
afectados, la Filariasis Linfatica con cuarenta y cinco a
cincuenta y un millones de afectados y siguen las
enfermedades causadas por protozoos como la Tripanosomiasis
visceral con doce millones de afectados y las Amebiasis y
Toxoplasmosis endémicas. Y entre las provocadas por
bacterias del género Mycobacterium la úlcera de Burundi, la
lepra, la tuberculosis bovina y las infecciones debidas a
zoonosis. Esta ha sido una breve enumeración de enfermedades
existentes en el África Subsahariana, lo que no significa
que los inmigrantes que llegan a nuestras costas “estén”
enfermos o sufran algún tipo de patología, pero como no
traen certificados médicos lo cierto es que “sí” pueden
estarlo y es una obligación ineludible e irrenunciable de
las Autoridades Españolas el poner todos los medios técnicos
y sanitarios a su alcance para determinar con total
exactitud si quienes llegan padecen alguna enfermedad leve,
grave, peligrosa, contagiosa o están totalmente sanos y no
forman parte de los millones de africanos que según la OMS
están aquejados de alguna dolencia.
La solidaridad para con los inmigrantes y el respeto
impecable a todos sus derechos humanos, uno por uno,
consiste en que absolutamente todos han de permanecer en
cuarentena sanitaria hasta que se les realicen las mismas
pruebas que en otros países más avanzados siendo obligatorio
el realizar a cada inmigrante un hemograma y bioquímica
básicos y cribado de infección tuberculosa con la prueba de
Mantoux. Los análisis para el virus hepatitis B (VHB) HBsAG
y anti HBC. Y virus de la hepatitis C (VHC) (Anti VHC).
Virus de la inmunodeficiencia humana VIH y sífilis (prueba
reagínica y en los reactivos se ha de completar con una
prueba treponémica).Estudio de parásitos intestinales,
sedimento urinario y examen parasitológico de la orina. Caso
de parásitos estudio de los huevos y larvas en heces.
Estudio de filarias en sangre. Frotis de sangre periférica
para la malaria, técnica inmunocromatográfica y prueba de
biología molecular. Todas esas pruebas por solidaridad con
los inmigrantes y por solidaridad con el derecho de la
ciudadanía a salvaguardar la salud pública colectiva,
durante la cuarentena obligatoria. Porque si bien puede que
todos los que llegan se encuentren completamente sanos aún
viviendo de África y de las peores condiciones de vida,
también puede ser que padezcan alguna enfermedad que pudiera
suponer riesgo de contagio, por lo que la cuarentena
obligatoria en régimen de internamiento es una garantía para
todos.
Lo que extraña y alarma y lo que motiva mi pregunta es cómo
en todos los países se realizan exhaustivos controles
sanitarios y en España se pasa de puntillas sobre ese
asunto, de puntillas y de una forma inhumana y cruel ya que
seguramente el Gobierno no quiere gastarse dinero en
realizar baterías de pruebas médicas a unos extranjeros que
van a ser repatriados. En ese caso, en el supuesto de que
permanezcan internados y en espera de la repatriación aún
atendiendo a su salud y a sus necesidades no es necesario
someterles a análisis exhaustivos. Pero en esta ciudad y en
Melilla las Autoridades son especialmente despiadadas con la
ciudadanía porque los inmigrantes no permanecen internados
en los centros, como exige la ley, sino que prácticamente
desde el primer día acceden a las calles y a los lugares
comunes sin que nada se sepa de sus historiales médicos. ¿Y
se dan cuenta quienes nos gobiernan del riesgo que puede
suponer que personas con hepatitis o tuberculosis por no
aumentar la lista, no se encuentren hospitalizadas en el
área de infecciosos de un hospital sino mezclados con la
población? Si no ha sucedido una desgracia es porque nuestro
Santo Ángel Custodio nos protege ¿Pero cabe mayor
irresponsabilidad y negligencia por parte de las
Autoridades? ¿Cabe mayor prueba de desprecio hacia la salud
pública de la colectividad? ¡Y luego cogen a un desgraciado
con cuatro kilos de haschís y le meten la mundial!
Lo cierto es que quienes entran ilegalmente no pueden
permanecer en España, que tienen que ir a un centro para ser
expulsados, que si se cumplieran los Tratados con Marruecos
no existirían problemas de inmigración, pero también que si
no se les puede tener en régimen cerrado y están por la
ciudad ha de ser requisito previo una garantía de que no
padecen patologías contagiosas. ¿Y como pueden tener quienes
nos gobiernan tamaña imprudencia y tan tremenda ignorancia
de los riesgos que existen a nivel sanitario?
Creo que más de un ciudadano compartirá conmigo el deseo de
recibir una respuesta y de paso una explicación motivada
sobre la falta de control sanitario. Y también una solución
o al menos la exposición de los buenos propósitos que se
tienen para encontrar una solución, aunque no sepan ni por
donde empezar.
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¿Y qué pueden hacer los
vecinos del Príncipe? |
Nuria de Madariaga
opinion@elpueblodeceuta.com
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La barriada hierve de indignación
porque están queriendo llevarles a las calles una guerra
“que no es la suya” y que les mantiene injustamente en un
estado de inquietud y de miedo. La lógica reacción sería la
de constituir un Comité Ciudadano y ser recibidos por el
Delegado de Gobierno y por el Presidente Juan Vivas para
recibir en vivo y en directo una explicación acerca de
cuales son los mecanismos a poner en funcionamiento para
erradicar la inseguridad. Los vecinos lógicamente
solicitarán “una mayor presencia policial” pero han de ser
prudentes en sus peticiones porque si el hecho de que la
policía patrulle por la barriada va a suponer el que, una
minoría de vándalos, apedree los coches y convierta las
labores de vigilancia en trifulcas, el remedio sería peor
que la enfermedad. Y lo fundamental es que los ciudadanos
del Príncipe tengan muy claro lo que quieren. Yo puedo poner
ejemplos que he vivido trabajando en barrios conflictivos
donde los propios vecinos requerían la presencia policial,
pero donde también todos, mayores y jóvenes, sentían un gran
respeto por los ancianos, por los patriarcas y estos últimos
eran capaces de reunirse en consejos de familias, señalar a
los elementos que quebraban la paz de la zona e invitarles a
rectificar o a marcharse. ¿Habré asistido yo a “destierros”
de familias completas? Pero con quienes yo trabajaba
aplicaban leyes antiguas dimanantes de la tradición y por lo
tanto merecedoras de absoluto respeto por parte de todos los
miembros de la colectividad.
Desde luego que puede haber una mayor presencia de la
policía en el Príncipe, incluso no sería mala idea enclavar
allí una comisaría para tranquilidad de todos. Pero antes
los mayores tienen que marcar las pautas a quienes buscan
conflictos y dar a valer su autoridad para erradicar
comportamientos violentos. Si la policía llega al barrio y
les reciben a pedradas ese hecho constituye un atentado
contra agentes de la autoridad y es un delito por el que los
mayores van a la cárcel y los menores al internamiento. Y
los agentes están obligados por ley a tratar de detener a
los autores y ponerles a disposición judicial, porque el
Sistema es así y no hay otro. Se detiene a un par de jóvenes
y los vecinos tienen dos opciones:
1ª Aplaudir a la policía y recriminar a los delincuentes.
2ª Ponerse al lado de los delincuentes y recriminar a la
policía.
Lo que es fundamental es saber con exactitud, sin margen de
error, de manera taxativa y con auténtica claridad “de qué
lado se está”. Porque aquí no caben medias tintas ni
mamoneos sino actuar como hombres y mujeres que se visten
por los pies y reconocer con honradez si desean un barrio
tranquilo patrullado con normalidad por los agentes que
salvaguardan las libertades y los derechos de la gente
decente, como los vecinos lo son, o si por el contrario los
vecinos “se sienten obligados” a “proteger” de alguna manera
a malos elementos, porque les conocen y les da lástima que
sus gamberradas (atacar a la policía no es gamberrada sino
delito) acaben en detención y comiendo bocadillos en los
calabozos. Esas son cuestiones a debatir, discutir,
reflexionar y hablar entre los propios habitantes del
Príncipe. Conozco barriadas andaluzas donde no se llama
jamás a la policía, prefieren dilucidar entre ellos sus
problemas y cuando irrumpen los de negro con los cascos con
luces es para cagarse porque van a hacer una operación
concreta. Pero lo que no se puede es ponerle una vela a Dios
y otra al Diablo, ni estar a pelo y a pluma. “Hoy necesito a
la policía y que venga” “hoy no necesito a la policía y si
aparece la apedreamos”. Demasiada suerte tienen los
vándalos, porque les garantizo que en la Península si
apedrean a un coche patrulla a los cinco minutos hay veinte
más y ahí aparecen los de las piedras o se llevan a medio
barrio por delante. Aquí los agentes son muy pacientes,
demasiado pacientes. Y esa buena actitud de evitar más
conflictos es la tónica habitual, en la Península, con
conflictos y sin conflictos se limitan a aplicar la ley,
como es su obligación y la estricta aplicación de la ley
muchas veces conlleva bastante dureza, pero son las leyes
que la sociedad española quiere y no hay otras y si se
llegaran a aplicar “a según quien” eso sería un delito y una
conducta discriminatoria.
En lo relativo al Príncipe lo esencial es que sus habitantes
tengan los conceptos muy claros y que si decidieran
dirigirse bien al Delegado de Gobierno bien al Presidente de
la Ciudad Autónoma e incluso llevar a cabo alguna
manifestación o un acto solemne en la memoria de Karim
Mohamed a modo de homenaje para él y para su familia, que
sepan exactamente “qué van a pedir” y cuales van a ser sus
propuestas, porque para dialogar ambas partes han de tener
propuestas que exponer y compromisos que asumir. Pero es
importante que todos los vecinos lleguen a un acuerdo y que
lo lleven adelante, que expongan aquello que necesiten y a
qué se comprometen y que cumplan con el imperativo ético de
llevar a cabo algún acto en recuerdo de Karim Mohamed que
fue un buen hombre, un buen vecino, un buen compañero y un
buen padre que tuvo la desgracia de ser asesinado en una
guerra que no era la “suya” porque Karim con nadie estaba en
guerra. Hoy las oraciones de todos los ceutíes estarán con
Karim, su familia y sus amigos.
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