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OPINIÓN - MARTES, 26 DE JULIO DE 2011

 

OPINIÓN / EL OASIS

Soto debe dimitir cuanto antes
 


Manolo De la Torre
manolodelatorre@elpueblodeceuta.com
 

Con Antonio Soto habré hablado yo tres veces. La primera fue cuando conduciendo su taxi fue asaltado por un individuo que le causó problemas psicológicos. La segunda fue para conversar de fútbol y, concretamente, acerca de sus aspiraciones como árbitro. Y la tercera se debió a que un día me paró para decirme lo mucho que estaba disfrutando con mis escritos dedicados a Luis Manuel Aznar, siendo éste director de ‘El Pueblo de Ceuta’ y yo columnista de ‘El Faro’. De lo dicho, y aunque no me gusta jurar, créanme que puedo poner por testigo a Undivé. Acogiéndome a ese ramalazo gitano que me corre por las venas.

Antonio Soto nunca me cayó mal. Mejor dicho: siempre me cayó muy bien. Hasta el punto de que gozaba de mi consideración. Pero debo reconocer que mi ojo clínico, en este caso, me ha fallado lamentablemente. Lo cual me produce una enorme frustración. Ya que lo tenía muy considerado y creía que era capaz de jugar limpio incluso siendo presidente del Comité de Árbitros de Ceuta.

Daba alegría ver participar a AS como comentarista en los partidos que nos daba Radio Televisión Ceuta del primer equipo local. Tan modosito él, tan observador minucioso de los árbitros, tan dado a exigirles a éstos una neutralidad basada en la honradez, por encima de todo. A veces, cuando Antonio Soto se dejaba ver en la televisión pública y emitía sus opiniones sobre los árbitros, con esa serenidad que solamente sacan a relucir las personas de orden y preparadas, a mí se me caía la baba. Y no tenía el menor inconveniente en decirme: he aquí a un dirigente brillante en una actividad donde los corruptos son los que consiguen medrar.

Y a punto estuve de escribir de Antonio Soto, presidente del Comité de Árbitros, pidiendo para él un reconocimiento por entender que lo tenía más que merecido por su forma de comportarse en los programas de televisión dedicados a la Asociación Deportiva Ceuta. Mas como Undivé es justo, supo refrenar mis deseos de dedicarle ditirambos al presidente del Comité de Árbitros de Fútbol de Ceuta. Porque de haberlo hecho, no me cabe la menor duda de que en estos momentos tendría que andar escondiéndome por los rincones. Avergonzado de haber elogiado la forma de ser de un tío que, si tuviera lo que hay que tener, debería haber dimitido ya. Pidiendo, además, todas las disculpas, habidas y por haber, por haber propiciado el escándalo en que se está viendo envuelto el fútbol ceutí, en categoría juvenil.

Un escándalo que marcará el fin de una época concerniente a una Federación viciada, corrompida y necesitada de grandes bocanadas de aire fresco. De no ser así, o sea, si Antonio Soto, en vez de dimitir, sigue amenazando a los árbitros que han decidido denunciar la corrupción, puede acabar siendo víctima de su propia ineptitud. Lo cual no es grave. Pues él no deja de ser un cero a la izquierda en el entramado del fútbol local.

Lo grave es que si se obstina en mantenerse en su cargo persiguiendo a las personas que han denunciado hechos tan lamentables, puede que esté propiciando la ruina de otras personas.

Personas que están, indudablemente, por encima de Antonio García Gaona, presidente de la Federación de Fútbol de Ceuta. Por consiguiente, a Soto, presidente del Comité de Árbitros, sólo le queda una salida digna: dimitir cuanto antes y sin rechistar.
 

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