La barriada del Príncipe sufrió
ayer una conmoción generalizada por la muerte de uno de sus
vecinos tras ser tiroteado en pleno centro urbano. Bien es
cierto que también podríamos estar hablando de un asesinato
premeditado cometido por un pistolero que buscó a su víctima
para disparar sobre ella a sangre fría. En estos momentos de
especial consternación en Ceuta lo importante es que todos
los instrumentos del estado de derecho actúen con firmeza
ante tal luctuoso suceso que genera, de manera colateral, un
estado de alarma social considerable. Hablamos de
investigación policial, rigor informativo y serenidad para
todos los ceutíes. En estos momentos de discursos fáciles
tendentes al amarillismo periodístico, la responsabilidad
informativa debería encauzarse por los parámeros
deontológicos de la profesión: periodismo riguroso frente a
sensacionalismo peligroso. De igual manera estos momentos
son buenos para que toda la clase política actúe con la
misma sensatez y prudencia en sus declaraciones y apoye los
mecanismos del estado de derecho en el esclarecimiento de lo
acontecido.
La barriada del Príncipe es objetivo especial del Gobierno
autonómico, como lo demuestran los diferentes planes
urbanísticos de los últimos años y los programas sociales
diseñados y puestos en marcha específicamente para sus
vecinos. No es suficiente, a pesar de todo, y por ello es
necesario buscar nuevos planes para que gobierno y oposición
encuentren lugares comunes de actuación que mejoren la
calidad de vida en estas barriadas. También es necesario
seguir teniendo confianza en la labor policial, aunque
resulta difícil aplicarla en momentos tan duros. Ceuta debe
fortalecer su confianza en las instituciones con serenidad y
firmeza en la acción policial y también política. El
asesinato de ayer debe servir para unir confianzas y
esfuerzos, y no para ahondar en las discrepancias.
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