En poco menos de una hora, un gran despliegue policial ocupó
las inmediaciones del Hospital Universitario como “medida de
seguridad” mientras que en el escenario de los hechos la
Brigada de Policía Judicial y la Unidad Científica del
Cuerpo Nacional de Policía precintaban la zona del tiroteo.
No obstante, al mismo tiempo se activó la denominada
‘Operación Jaula’, con exhaustivos controles en el Tarajal
para filtrar las salidas desde Ceuta, tal y como apuntaron
fuentes policiales.
Dos patrullas de la Guardia Civil se posicionaron sobre el
ala oeste de las instalaciones sanitarias mientras que tres
patrullas del Cuerpo Nacional de Policía ocuparon la entrada
a Urgencias. Además, otros dos vehículos de la Policía Local
cerraron los accesos al hospital desde Loma Colmenar y la
bajada de Príncipe Alfonso. Todo ello ante los “momentos de
tensión que generó la situación”, aclararon desde la
Jefatura Superior de Policía a través de un comunicado.
El panorama no era muy diferente en la barriada, donde una
docena de agentes de Policía Judicial y Unidad Científica
precintaron la zona de San Daniel, próxima a los bloques de
Poblado Legionario. Toma de fotografías, recogida de
casquillos, y los primeros testimonios comenzaron la
investigación del trágico suceso. Todo ello, rodeado de los
vecinos que entre lágrimas e indignación pedían “justicia”
para el fallecido y la barriada en general. “Esto es la ley
del silencio y uno mata a otro”, comentaba las mujeres a las
puertas de los hogares. Estas relataron a El Pueblo que
sintieron los disparos “como si fueran dentro de la casa,
unos ocho aproximadamente” mientras que niños y ancianos
“lloraban asustados”. (Sigue en la página siguiente)
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