Apagón analógico en Ceuta

Nuria de Madariaga
opinion@elpueblodeceuta.com
 

Tendrá que ver con las Profecías de Nostradamus? ¿Será una señal del fin de los tiempos y nosotros con estos pelos? Lo cierto es que la ciudad permaneció ayer sorprendida y colapsada sin internet. Me dirigí a comisaría junto a un cliente para formular una denuncia: apagón. No se podía denunciar. La ciudad desconectada ¿Y como se las habrán arreglado las compañías navieras? Mi cliente sulfurado haciendo reflexiones sobre que hace unos años (bastantes) las denuncias se escribían con la socorrida Olivetti y con el guardia tecleando con dos dedos dicho sea sin afán de señalar. De acuerdo y la gente recibía las noticias directamente emanadas de la saca del cartero, lo que hacía muchísima más ilusión porque para mí que las putas redes han asesinado la magia del género epistolar, uno de los géneros más fructíferos, bellos y románticos de la literatura. ¿Como se va a comparar el rasguear de la pluma sobre la cuartilla con el sonido desabrido de las teclas del ordenador?. Nada que ver el pellizco en el estómago al abrir el sobre con el helado e -mail ¿Y las postales tipo victoriano de los antiguos días de San Valentín?. Hemos ganado en rapidez y eficacia, eso para quien le guste la rapidez y la eficacia y hemos cambiado el tacto del papel por el plástico y la caligrafía que identificaba procedencias por la dura pantalla del ordenador.Los niños y las niñas no juegan a “la rueda rueda” sino que matan marcianitos con los ojos fijos en un cuadrado de colores y ya ni se va a la alacena de las monjas “que te dan gloria bendita, pastelillos y toronjas y dulces de leche frita” sino que se hacen los pedidos on-line, sin oler ni palpar. Una mierda de era tecnológica que nos ha arrebatado la calidad de vida e incluso la privacidad y los horarios por mor de los invasivos teléfonos móviles.

Antes “el horario de oficina” era eso y luego te aislabas en el lujo del silencio, porque sabíamos apreciar la riqueza del silencio o del sonido ambiente que ahora se oculta con los artilugios que se meten en las orejas para vestir cualquier paisaje con los sones del “chumba-chumba”. Proliferan las antenas y los gorriones se escapan de las ciudades con excesiva contaminación, los pájaros y las antenas nunca se han llevado bien. Incluso las cigüeñas desertan si aparecen hierros y alambres compitiendo con la torre de la iglesia de toda la vida, refugio de nidos y habitat de la lechuza ladrona especialista en beberse el aceite de las lamparillas que iluminan al Santísimo. Tendremos que pararnos a pensar sobre lo que hemos ganado y lo que hemos perdido.

Para mí que todo hacía “antes” más ilusión, será que teníamos más tiempo para sentir la ilusión. “¡Que tengo línea en mi móvil!” grita alborozada una de las reporteras. Y más de uno y más de dos estresados y madurescentes añorando la pluma y el plumín, el tintero de tinta china y la caligrafía inglesa, el olor siempre un poco áspero y algo húmedo de las bibliotecas, el chuparse un dedo para pasar la hoja y no diré el cigarro puesto en la oreja porque sonaría a pasado demasiado remoto, a papel secante sobre la cuartilla y a jazmines en el ojal, de los que “no se estilan”. “Estamos sin internet” se plugió la joven y linda policía nacional cuando nos alargamos a denunciar y me pregunto ¿Si falla internet en comisarías y juzgados nos permitirán el regreso a las raíces de las leyes bíblicas? Digo yo que por echar mano de algún sistema jurídico que no necesite estar informatizado ni en la red, las leyes antiguas escritas tal vez en tablillas cinco mil años antes de la llegada de Jesús el esenio, las verdaderas y no este sistema pamplinero de derechos y obligaciones donde si entran en tu casa a robar y matar antes de defenderte tienes que armar una mesa redonda con el criminal para aclarar de qué armas va a servirse para asesinarte para que haya “equiparación” y si te defiendes no te metan en la cárcel.¡Sistema mierdoso!. Pues les digo que ojalá ande por medio el abracadabra de Nostradamus y de paso las profecías del Apocalipsis, que llegue el fin de los tiempos y los bancos se jodan y se queden sin cobrar las hipotecas. Pero que antes les reviente la red, que revienten todas las redes y el mundo se quede huérfano de un conocimiento distinto al que permanece atesorado en los grandes templos de la sabiduría que son las grandes bibliotecas. Y la humanidad dedicada a fabricar facsímiles, copia que te copia en los scriptorium y los iluminadores embelleciendo los márgenes de cada libro con colores de alas de mariposa. Y seguir escribiendo y redactando Códices Calixtinos donde se atesore el saber y hacer miles de copias de cada uno para que el saber ande por los caminos y se pare en las plazas de los pueblos. Ayer Ceuta “se apagó” ¿Y saben que les digo? ¡Que jodan a internet!.