Los dobles traslados a cárceles peninsulares han logrado que
la sobrepoblación que hasta hace diez días mantenía la
prisión ceutí haya descendido casi en medio centenar de
reclusos. Desde la dirección de Los Rosales aseguraron ayer
que las conducciones se prolongarán hasta agosto y que la
cifra de internos se sitúa ya por debajo de los 300.
La sobrepoblación de reclusos que hasta hace diez días
preocupaba no sólo a las centrales sindicales sino también a
los profesionales del Centro Penitenciario Los Rosales ha
logrado descender en casi medio centenar el número de
internos.
Todo ello por las “dobles conducciones” que la gerencia de
Instituciones Penitenciarias autorizó tras la petición del
propio centro respaldada por la Unión General de
Trabajadores (UGT). Dichos traslados a las cárceles más
próximas como las de Algeciras, Huelva o Cádiz han logrado
que la cifra de presos se sitúe por debajo de los 300 cuando
el pasado 14 de julio sufrió un repunte de hasta 331 reos en
una jornada. Y es que “el ritmo de conducciones anterior no
era capaz de absorber este incremento que habíamos sufrido”,
señaló Juan Hernández, director de la prisión ceutí.
La capacidad operativa de ‘Los Rosales’ se situaba en los
270 presos mientras que la recomendada era de 220. Ya son
alrededor de unos 290 internos los que permanecen en el
recinto aunque la cifra se reducirá aún más ya que dichos
traslados se prolongarán hasta el mes de agosto, con un
ritmo de cuatro reos por cada salida. Por lo que cada día
que se producen estas circulaciones hasta la península se
rebaja en ocho la cifra de internos, tal y como confirmó
Hernández. “El grado de estabilidad ahora mismo es muy
bueno; esta semana hemos logrado niveles de ocupación más
bajos y los propios funcionarios de la prisión han
respondido muy bien al repunte”, valoró.
Este incremento que ha obligado a los traslados permanentes
tiene una justificación muy lógica, a juicio del responsable
de la institución penitenciaria ceutí. “Hemos coincidido en
un periodo en el que se han producido más ingresos que
libertades condicionales o terceros grados, de ahí, la
sobrepoblación”, se sinceró. Y ante tal cúmulo de personas
en un recinto cerrado durante las 24 horas del día, la
conducta de los internos ha tenido mucho que ver para que no
se suscitasen conflictos en la convivencia y la rutina del
centro, en el que “no hemos tenido problemas ni de
alojamiento, raciocinio ni altercados, con la continuidad de
las actividades y talleres que desarrollamos durante el
resto del año”, aclaró Juan Hernández, dirigente de la
cárcel ceutí.
Otro de los atenuantes de la conflictividad ha sido el
perfil delictivo de los residentes de ‘Los Rosales’, en su
mayoría, con penas privativas de libertad por causas contra
la salud pública, es decir, tráfico de drogas. “Los presos
que ingresan por narcotráfico no son conflictivos ya que, en
casi todos los casos, reconocen durante el juicio los hechos
y llegan a una conformidad. Y en este centro, el 90% de los
delitos son contra la salud pública mientras que el
porcentaje restante tenemos algún que otro robo, atentado o
violencia de género sin llegar a los asesinatos u
homicidios, casos en los que directamente pasan a la
península”, especificó.
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