Desde que a nuestro país llegó la
democracia, el menos malo de los sistemas según Churchill,
siempre he defendido a los que a mí particular juicio fueron
los tres mejores presidentes de Gobierno que hemos tenido.
Suárez, Felipe González y Aznar, por orden cronológico de su
llegada al poder.
Los tres tuvieron unos años magníficos y unos años últimos
donde cometieron errores, más por las presiones recibidas de
sus propios partidos que por otras razones.
Suárez el encargado de realizar la Transición, la hizo de
forma magnifica, aunque algunos nunca le perdonaron que
legalizase al partido Comunista un Viernes Santo. Cuando al
legalizarlo, lo único que hizo, Suárez, fue asentar la
democracia en España.
Luego las presiones desde dentro de su propio partido, más
el golpe de Estado, le dejaron en una posición difícil y
aunque quiso remontar creando otro partido, no consiguió lo
que él esperaba y se alejó de la política. España le debe
mucho a este gran presidente del pueblo español.
Felipe González, siempre lo he escrito y lo sigo manteniendo
fue, sobre todo un gran hombre de Estado, que tuvo el valor,
además, de hacer las reformas que España necesitaba en esos
momentos, sin que le temblara el pulso al llevarlas a cabo.
González demostró ser un gran hombre de Estado en todo
momento, incluso en aquel momento que tanto le han
criticado, sobre OTAN SI, OTAN NO, cuando dio un cambio a lo
que había dicho anteriormente, para aceptar entrar en la
OTAN. Lo hizo porque como hombre de Estado sabía que no
podía, por el bien del país, quedarse fuera de la OTAN.
Sus ochos primeros años para enmarcarlos, en el cuadro del
bien hacer. El resto del tiempo que le tocó gobernar, debido
a las presiones de algunos personajes de su propio partido
queriendo, conseguir, cada día, ser más y más, no fueron tan
buenos, más bien malos.
Aznar, en sus primeros años de gobierno, consiguió colocar a
España en el lugar preferente en el contexto de la política
mundial, consiguiendo alcanzar puestos destacados entre los
países importantes.
Los dos últimos años de su gobierno, le pasó como a Felipe,
las presione recibidas por personajes de su partido, más el
alegato de que no estaría más de dos legislaturas en el
poder, le hicieron cometer errores, que no le dejaron en muy
buen lugar, a pesar de haber conseguido situar a España en
lugar prominente de los países a nivel mundial, dejar el
paro en mínimos históricos y miles de millones en las arcas
del Estado.
Lo he escrito, por activa y por pasiva, siempre diré que
estos tres presidentes del Gobierno español han sido, con
distancia, los mejores presidentes desde la llegada de la
democracia a nuestro país.
Por eso nada me han extrañado las declaraciones de Felipe
González, diciendo que es militante del PSOE, pero que este
partido, su partido, ha perdido las simpatías que le tenía.
Lógico que este gran presidente y gran hombre de Estado,
viendo lo que está viendo, haya dicho esa frase. Quizás
porque en su fuero interno está notando el debacle que les
puede llegar.
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